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Mis ojos reaccionan a la luz, mis sentidos hacían la sangre, alargando mis colmillos al instante, no soy dueña de mi cuerpo por segundos en los que atacó al recipiente de mi alimento favorito.
Cuando vuelvo a mí, enfocó el cuerpo de un cervatillo anciano, recuerdo las palabras de Kendall, entristeciéndome, era un animal indefenso.
Matthew no está por ningún lugar del bosque, me abandono el muy maldito en la primera oportunidad que tuvo, cuando sucedió el temblor y la sombra, más bien yo, llego.
Es complicado de explicar, mucho.
Me miro frente a mí. Digo, la sombra frente a mí. ¡Dios! Se quedará como la sombra, es más sencillo.
— ¿Qué te ocurrió?
No responde.
Su rostro pálido y ojos oscuros no se mueven, no reacciona a nada.
— ¿Tú eres yo? ¿Somos la misma persona?
Asiente con la cabeza, incapaz de hablar. Continúo con mis preguntas.
— ¿Quién te hizo esto? ¿Fueron los demonios? Es extraño, somos poderosas, al menos aquí, ¿Eres del futuro? — Asiente, niega y vuelve a asentir. — ¿No puedes hablar? — No, no puede hacerlo. — ¡Espera!
Grito cuando se desvanece en el aire, intentando detenerla, pero no me escucha, se va sin importarle que me quede sin respuestas.
Dos siluetas aparecen frente a mí, frito mis sienes, buscando comprender algo, cualquier cosa, pero no lo logro.
— ¿Qué ocurrió? — inquiere la chica, mirándome desde arriba, casi con satisfacción, aguanto las ganas de romperle la cara.
—La sombra. — respondo, levantándome.
— ¿Qué sombra? — pregunta ahora el chico, como si me estuvieran interrogando.
—La sombra que he visto en el bosque, la cual llevo siguiendo bastante tiempo, hasta ahora logre descubrir su identidad...
— ¿Quién es?
—Yo, la yo del futuro, no lo sé, no estoy segura. El dolor me abrumó, es mucho. — expreso, pasando mi mano por mi frente.
¿Y si fue por eso mis repentinos dolores? Mi yo del futuro comunicándose conmigo, mostrándome lo que me ocurriría si no arreglo cosas en el presente. El pasado no lo puedo cambiar, pero el futuro sí y no voy a dejarme arruinar de esa forma.
No voy a ser ese demarcado ser que vi, jamás.
—No tiene sentido.
—Pues para mí si lo tiene, y mucho. — musito.
—Suerte en tu búsqueda, nosotros nos tenemos que ir, volveremos pronto. — dicen a la par, levanto las cejas, sin saber si escuche bien.
— ¿Se van?
—Sí, eso haremos.
—Karen, ella...
—Una mierda. Es humana, Adalia, de nada me sirve, ni siquiera tiene poder en este patético mundo humano, ¿Lo tendrá en mi mundo? Yo no soy estúpido, no como tú, te quedas con el patético humano existiendo el lobo. — se burla, su melliza me observa con satisfacción.
—No me he quedado con ninguno.
—Eres novia del humano. — señala.
—Así como lo fui con tu hermano, ¡Hasta esposa! Recuerda que estuvimos juntos por tu engaño, la boda fue una obligación que no pedí, es patético. — replicó. — Lárguense de una vez antes de que los mate.
—Inténtalo. Jamás lo lograrás. — tientan, sonriendo.
Malditos. Un escalofrió me recorre, miro hacia atrás, desequilibrando un poco mi postura a la defensiva, niega con la cabeza, y lo entiendo.
No quiere que utilice esas habilidades.
Me lanzo sobre ella, haciéndola rodar, mi cuerpo es lanzado por los aires, sin ser consciente de donde saco la fuerza para hacerlo, sus habilidades vampíricas nunca predominaron, siempre tuvo una parte humana en ella.
Mínimo dos kilómetros si recorro atravesando los aires, golpeó el suelo haciendo un profundo agujero en él, jadeo incorporándome, lo que me faltaba. Una manada se aproxima a mí, gruñéndome. Corro lo más rápido que se me permite hasta encontrar a los mellizos, golpeó a la chica, haciendo que vuele mucho más lejos de lo que ella hizo.
—Buen viaje. — Sonrió hipócritamente, el mellizo se va en segundos, dejándome sola en el bosque, bien, tengo otros asuntos de los cuales arreglar, entre ellos un bastardo que me dejo sola en el bosque estando en ese estado, pudieron matarme con facilidad.
Y se fue sin que le importará en lo más mínimo, necesito dejar las cosas en claro, no importa ya si daño a alguno. No continuaré torturándolos. Es momento de decidir, el tiempo corre y no pienso perder un segundo más.
No me es difícil traer al humano hasta el bosque, segundos bastan para encontrarlo pues no se encontraba demasiado lejos, Kendall es aún más sencillo, un aullido y acude hacía mí, mira al castaño con tranquilidad, mientras este le dirige al pelinegro una mirada de muerte.
— ¿Puedo ayudarte en algo? Sabes que estar en esta situación puede ser algo incómodo para todos. — dice el lobo, aumentando la tensión del momento.
—No pienso estar en esta situación cuando las cartas están voleadas, vámonos, no hay motivo para estar aquí con... él.
—Sí hay una razón. — musito. — Necesito dejar este drama del triángulo amoroso atrás, no es justo para ninguno, con esto dejaré todo esto atrás y quedaremos solo dos. Me cuesta mucho esto, pero es algo que necesito hacer...
—No, lo siento, Adalia, pero no puedo, no lo soportaré, ¿Lo entiendes? Prefiero que consumas mi energía, justo como lo hiciste antes con la planta. Es lo único que te pido, hazlo ahora. — pide, cerrando los ojos, mi pecho se comprime al verlo de esa forma.
— No pienso tomar tu energía, Kendall. — le aseguro — Y sobrevivirás, lo prometo.
— Adalia, vámonos. — apura Matthew, la sangre me hierve, tanta rabia comprimida, más la guardo para después, servirá para aminorar el dolor más tarde.
—No Matthew, te iras solo. No pienso moverme de aquí, ni un solo centímetro. — muestro mi postura, se rostro se desfigura, sin importarle mostrar su rabia y desconcierto.
— ¿Qué...?
—Yo, Adalia Baxtter rompo el lazo que me une a Matthew Hall —. Comienzo a decir, el dolor me recorre las entrañas, consumiéndome —. Separó nuestros caminos y vidas para siempre.
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Editado: 21.05.2023