Enlace Temporal: Una Historia Que Nunca Debió Existir

Capítulo 3

¡Hola a todos!

Me hace muy feliz, ver que hay personas que han sacado de su valioso tiempo para leer mi humilde historia, en verdad les agradezco por agregar a sus Bibliotecas y sus lecturas. Espero que sigan disfrutando de ella en el camino.

Les informó que las actualizaciones son 3 días a la semana, lunes, miércoles y viernes. Para el día de hoy les deje capítulo doble para que tengan que ver este fin de semana.

¡Nos vemos!

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Sentada en una de las mesas de la discoteca Lina tomaba de la botella de vino que había pedido, hace bastante tiempo sus amigos bien pasados de copas se esfumaron a bailar, mejor dicho a realizar un espectáculo en medio de la pista de baile. Desde hace unos buenos minutos se sentía bastante mareada por la ingesta de alcohol. Las palabras de Carlos la molestaron mucho, por eso salió corriendo para no faltarle el respeto, conocía muy bien a su prometido y sabía que nunca le haría algo como eso.

Pero la causa de su irá y molestia en verdad, era que le dijera en su cara que estaba desesperada, no estaba desesperada por un maldito hombre, ella no necesitaba de uno para ser feliz y tener lo que desea, con la rabia que corría por sus venas bebió todo el contenido de su copa. Levantó la mano para indicarle al mesero que se acercará, le pidió la cuenta de consumó de sus invitados y la suya, unos minutos después una libreta con la cuenta llegó, sacó de su bolso su tarjeta de crédito. Pagada la deuda, se retiró del lugar de diversión con destino a su habitación, pero no esperó encontrarse con el causante de su mal humor en el trayecto.

—No estoy de humor—susurró al estar más cerca de Carlos.

—Vengo en son de paz— dijo notando la mirada brillante de la mujer frente a sus ojos— Necesito que me acompañes—pidió.

—No quiero—dijo Lina.

—En verdad lo siento mucho, mi comportamiento hace unas horas no fue el mejor, necesito que me acompañes— dijo Carlos.

— ¿Qué pretendes?— preguntó Lina.

—Nada— respondió.

—Ve a joder a otro Carlos— Lina se alejó de su acompañante algo tambaleante, no tenía ganas de verlo, estaba furiosa, ganas de hacerle comer la palmera más cercana no le faltaban.

—Que terca eres— cerca de la tambaleante mujer tomó su mano y cambió el rumbo de su destino.

—Suéltame— intentó liberarse del agarre de su secuestrador.

—Quédate aquí y no te vayas— ya en el vestíbulo del hotel liberó la muñeca ajena— No te muevas de aquí— Lina asintió confundida, el alcohol no la dejaba pensar con claridad—A buscar a los simios que esta mujer tiene de amigos— dijo Carlos bien alejado de su objetivo principal.

Estaba hartó de estar alejando idiotas en busca de las faldas de su compañera, para que de la nada un tipo que no conocía se la quitará y como toda la noche se pasó repitiéndose: “No está bien lo que haces, tú no te comportas así”. Pero sus pensamientos no le importaban un comino, hace bastante tiempo que había mandado a volar a su conciencia, ahora solo quería llegar a la discoteca y ver cómo llevar a la oficina del abogado a los 4 amigos de Lina Contreras.

Tras varios intentos y chantajes logró movilizar a 4 hombres ebrios hasta la recepción. Carlos entré ratos se alejaba de Ben, el moreno con todo y ebriedad notó algo raro en la actitud de ese hombre, ya en su destinó las cosas se pusieron raras, Steven fue a tirarse boca abajo en el sillón que había cerca, Manuel se sentó en el mueble al lado de su amigo mirando al infinito y más allá , Daniel hablaba con una estatua del otro lado de la recepción pensando que era Carlos.

Lina por su parte trataba de buscar algo de lucidez tomando varios vasos de agua cortesía del dispensador que había cerca, la escena a sus ojos le pareció de lo más extraña, nunca había visto a sus amigos así, pero lo que sí le llamó la atención era la batalla de miradas que Carlos y Ben tenían, no pensaba intervenir, solo quería irse a dormir, mañana debían retornar a su vida diaria. Pero lo que no espero fue ver a Carlos correr en su dirección y arrastrarla en el proceso, lo único que su cerebro proceso fue tratar de seguirle el paso.

La acción de Colón activó una alarma en los 4 hombres, los cuales no dudaron en correr detrás de la pareja, Daniel tenía la delantera al ser el más alto, Steven le seguía a pocos metros y Manuel acompañado de un mareado Ben estaban de último. El doctor al girar en una curva notó que su amiga se encontraba en el hombro de Carlos Colón como un sacó de papas, no sabía qué rayos pasaba, pero no todos los días un hombre con delirios de grandeza y con complejo de Diva secuestra a uno de tus amigos. Más adelanté con mucho esfuerzo Carlos trataba de correr con el peso extra que tenía en sus hombros, le era difícil arrastrar a esa mujer teniendo 4 bestias a sus espaldas.

— ¡Bájame Carlos Colón!— gritó Lina.

— ¡Déjame de moverte! — gritó en respuesta tratando de acomodar a la mujer que no paraba de moverse, sin pensarlo dos veces le propinó una nalgada sin dejar de correr.

— ¡Maldito degenerado! ¡No me toques!— gritó con más intensidad al sentir otro impacto en sus glúteos.

—Cuando dejes de moverte y gritar, no estas tan ligera que digamos— dijo Carlos más cerca de la puerta del abogado.




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