Enlace Temporal: Una Historia Que Nunca Debió Existir

Capítulo 8

Sus ojos sangraban al ver la decoración estrambótica que cubría las paredes del que sería su nuevo hogar por un año, era todo lo contrario a su casa, paredes negras en vez de blancas, cuadros abstractos de colores oscuros a diferencia de los suyos que eras paisajes de colores claros como el azul cielo y el verde. Su alrededor era negro, muebles, estufa, nevera, alfombras, cortinas... Todo en su rango de trescientos sesenta grados era de ese color y sus derivados, dejó sus maletas en el piso, necesitaba respirar, tanta oscuridad la mataría en menos de una semana.

—Bienvenida— escucho la voz de Carlos a sus espaldas.

—Todo es negro, como tu alma y conciencia — susurró impactada.

—Si, es mi color favorito—

—Para vivir en este mar de oscuridad, debe pesarte mucho la conciencia— Carlos ante el comentario comenzo a reir— Es sencillo, pero está muy negro— dijo Lina.

—Soy flexible, puedes hacer cambios, pero debes consultarlo conmigo antes, ya conoces la sala, el comedor y la cocina— Carlos comenzó a caminar— El apartamento tiene un área de lavanderia, tres habitaciones, la principal el la mía— señaló la primera puerta de color negro— Es la única que posee un baño integrado, las otras comparten baño, esa puerta de color rosa suave es la habitación de mi sobrina y esta— abrió mostrando el pequeño espacio con una cama en el centro, paredes blanca, un escritorio y dos ventanas cubiertas por cortinas verdes— Puede ser tu habitación o si prefieres podemos compartir la mia— Lina rodó los ojos ante el innecesario comentario.

—Estoy bien con esto— susurró buscando alguna imperfección.

—Puedes hacer las modificaciones que gustes claro sin destruir la habitación— dijo Carlos.

—Tranquilo Psicópata secuestrador, solo necesito un estante para mis libros, con el closet es más que suficiente para mi ropa, solo estaré unos meses aquí— dijo Lina.

—Prefiero que me llames Esperancito, retoño o por mi nombre, psicópata secuestrador es algo burdo para mi gusto—

—Disculpa, pero no estás en condiciones de ponerte exigente— dijo Lina saliendo de la habitación.

—Haré de oídos sordos a ese comentario— la siguió— Tengo un horno y utensilios de repostería, no los uso, pero están a toda tu disposición— hablaba mientras seguía los pasos de Lina— Quiero que lo que resta de este año sea agradable y duradero para los dos— la doctora lo miró por uno segundos y regresó a su nueva habitación.

—Estoy molesta, estresada,cansada, amargada y más que todo enojada, me gusta tener el control de todo en mi vida, esta situación no me gusta, no sé qué demonios pasó para que esté en esta situación contigo, te odio en verdad y más porque me obligaste— explicó Lina limpiando una escurridiza lágrima de su mejilla.

—¿Tanto te desagrada estar casada conmigo?— preguntó Carlos.

—Mucho— respondió a su pregunta— Carlos yo no soy mujer para ti y nunca lo seré— respondió Lina.

—¿Por qué dices eso?—

—Porque no siento nada romántico por ti, estoy aquí por ese maldito contrató y porque se que si no venía por mi cuenta me obligatorias hacerlo— otra lágrima rebelde se liberó de sus ojos— Lo más importante es que me alejaste de un buen hombre y de muchas cosas — Carlos la tomó por los hombros.

—Ya entendí el punto, pero es una pena que yo no te guste, por favor no menciones a ese hombre cuando estes conmigo, yo ahora soy tu esposo no él— dijo Carlos.

—¡No puedes pedirme eso, yo no quiero estar aquí contigo!— gritó empujándolo varios pasos, limpió sus mejillas mojadas por sus lágrimas con rudeza.

—Está bien— levantó sus manos en señal de paz— Te dejare sola, ya sabes para que descanses— Carlos salió de la habitación cerrando la puerta en el proceso— No te conozco y ya te odio hombre misterioso— unos sollozos llegaron a sus oídos del otro lado de la puerta, en esos momentos no entiende porque Lina tenía esa actitud, pero sus palabras en verdad le dolían bastante.

—No quiero estar aquí, no quiero— escuchó su voz distorsionada por el llanto.

—Tranquilo Carlos, solo respira— la culpa lo comenzó a invadir al escucharla decir esas palabras— Ella está mejor contigo, recuerdalo, mejor tú que otro idiota— con ese pensamiento se retiró de la puerta en dirección a su habitación, los sollozos de Lina rasguñaban la conciencia.

Unas horas más tarde y con energías renovada Lina se levantó de la cama, después de llorar y quejarse por casi una hora, logró dormirse, no sentía el punzante dolor de cabeza que la perseguía desde su charla con Carlos en el hospital, las once de la noche era la hora que su celular marcaba, su pequeña siesta no fue tan larga, pero suficiente para analizar su nueva situación con la cabeza fría. En la actualidad tenía 26 años, dos carreras sobre sus hombros las cuales ejerce con gusto, varias propiedades y algo de dinero en el banco, un prometido que la amaba, bueno un ex prometido que la amaba, en fin, una estabilidad que cualquiera desearía tener y para completar la guinda del pastel un esposo que no era a quién había elegido, un hombre como cualquier otro pero con algunas modificaciones, lo unico que podia hacer en su situación era sobrevivir.

—Lina— la nombrada miró la puerta al escuchar la voz del otro lado— ¿Estás despierta?— preguntó Carlos.

—Si— se levanto de cama para abrir la puerta— ¿Para que soy buena?—




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