—Papá ¿cuándo veremos a Lina?— preguntó con entusiasmo Duncan Klaus a su padre, aquél pequeño joven de 12 años esperaba con anhelo ver a aquella dulce mujer.
—Pronto hijo—respondió acariciando la mata de pelo rubio que cubre la cabeza de su hijo— Sabes que ella salva vidas y eso amerita mucho trabajo, ella está durmiendo un poco ¿Dhakota terminó de arreglar a los mellizos?— preguntó David.
—Está en eso, Dhako está emocionada por conocer a Lina— respondió el chico.
—Es verdad, Dhako nunca conoció a Lina, bueno se un buen muchacho y deja que tu padre descanse un poco, necesito fuerzas para convencer a Lina de mudarse con nosotros a Alemania—
—Está bien Papá— Duncan se retiró sin prisas cerrando la puerta en el proceso.
Aprovechando la soledad y el silencio cerró los ojos para dormir. Su vida ha sido la misma rutina de siempre, trabajar hasta agotarse, cuidar de sus hijos y su familia. Durante años buscó con insistencia a la persona indicada para hacer su vida, se vio obligado a aceptar un matrimonio arreglado que dio como resultado sus 3 hijos y casi perder la amistad de uno de sus mejores amigos. Al nacer sus mellizos Salomón y Elizabeth, liberó a Elle para que se fuera con quien realmente ella amaba, cuando los pequeños cumplieron los 7 meses organizó sus maletas y se fue.
Sus esperanzas en enamorarse eran nulas hasta que la conoció, en una de sus vacaciones con sus hijos en la cálida isla de República Dominicana buscando alejarse un poco de su desastrosa vida, sufrió un accidente que lo dejó en coma por un mes. Al despertar el bello rostro de una mujer vestida de doctora que sostenía su mano mientras dormía a su lado, sentada en una incómoda silla.
Desde ese día nunca logró sacarse de la cabeza a Lina Contreras. A partir de ese momento se hicieron amigos, la invitó a su hogar en Alemania y buscaba los medios para recompensar su ayuda cuando él no era capaz de velar por la vida de Duncan, Salomón y Elizabeth. Se hicieron amigos, luego novios y dos años después le pidió que se casara con él y que se mudara a su país, pero fue rechazado temporalmente.
—Eres la indicada, vamos a casarnos— insisto otra vez ante su propuesta.
—Sabes que no puedo casarme ahora, además tengo que terminar mi carrera, no quiero dejarte de lado, yo quiero un esposo que me ame con todas sus fuerzas y corresponderle con la misma intensidad— explicó Lina con la pequeña Elizabeth en sus piernas—David Klauss yo te amo, peró no estoy lista para casarme aún— esas palabras emocionaron el corazón de David.
—Sabes que te amo, ocupas un lugar muy especial en mi corazón, te quiero mucho Lina, y deseo tenerte siempre cerca de mí— dijo David.
— Lo sé y es muy egoísta de mi parte, no puedo aceptar ahora tu propuesta, si prefieres que terminemos, lo entenderé, no puedo obligarte a esperarme — dijo Lina bajando a la niña.
—Puedo esperarte, no te preocupes y que sea la última vez que sugieras terminar lo nuestro ¿Puedo besarte?— preguntó David tomando un rizo de Lina entré una de sus manos y con la otra sostenía a Salomón.
—¡Claro que sí!— dijo emocionada. David atrajo su rostro al suyo colocando su mano en su nuca, unieron sus labios en un beso dulce, cargado de sentimientos, se apartaron mirando fijamente sus ojos.
—Sabes, puedo vivir solo con tus besos— dijo David.
—Te vas a morir de hombre— Lina acarició con ternura el rostro de su novio.
—¿Quieres ser mi novia?— preguntó uniendo su mano a la femenina que descansaba en su rostro.
—Pensé que ya era tu novia, pero mi respuesta es sí, además, gracias David por ser tan considerado— dijo Lina.
—Lo eres desde hace mucho, pero me gusta escuchar cuando dices que sí y lo haré hasta que me des el "Sí" definitivo, imagina reiniciar nuestra relación cada año o cuando queramos— explicó el rubio sonriendo.
—Que creativo eres— Lina sonrió.
— David ¿Está despierto?— preguntó con pequeños toques del otro lado de la puerta.
—Creo que sí — respondió sentándose en la cama, miró la hora en su celular solo había dormido una hora, de la cual se la pasó soñando acontecimientos del pasado— Pasa Dhako estoy decente— pidió sin moverse de su lugar.
—Sus vitaminas — entró con una pequeña bandeja que contenía un vaso de agua y un frasco con pastillas.
—Gracias— tomó la bandeja— Ya quiero ver la cara de Lina, cuando te vea, es ilógico pensar que dos personas se parezcan tanto sin ser familia— Pauso para tomar sus suplementos.
—No creo— tomó la bandeja con el vaso vacío— Míreme soy un desastre— señaló a su persona, una falda larga y holgada hasta el piso, su blusa era varias tallas más grande, su pelo recogido en una aburrida trenza, sus bellos ojos grises ocultos en unos enormes lentes de pasta negra.
—En verdad lo eres mi querida niña, solo necesitas una visita a la peluquería, ropa de tu talla y más confianza en ti misma, Lina nos esta esperando, así que es momento de ir saliendo de caminó a su casa— se levantó de la cama— En verdad voy a matar a Vladímir, pienso que cada vez que te logró convencer de dejar tus trapos, mi hermano lo destruye con sus comentarios fuera de lugar, en verdad debí oponerme a que ustedes se casaran, en vez de ese sinvergüenza estar aquí contigo anda por ahí buscando en que falda meterse—
Editado: 05.05.2025