Enlace Temporal: Una Historia Que Nunca Debió Existir

Capítulo 37

—¿Van a estar bien?— preguntó al ver salir a los niños con la cuñada de David.

—Sí— asintió—Ellos la respetan mucho, vamos a sentarnos— señaló los muebles.

—Bien— Lina se sentó, David se acomodó a su lado— ¿De qué querías hablar conmigo? Hace unas semanas cuando fueron a verme lo dejamos pendiente—

—Dos cosas— dijo David— La primera, es que en tres días nos mudamos a tu edificio, conseguí un colegio que aceptó a los chicos, sus profesores en Berlín mandarán sus últimas calificaciones y la segunda es que mudé mi trabajo de manera remota aquí— le explicó.

— No debiste hacer todo esto, de seguro gastaste mucho dinero—

— Es verdad, pero si es para estar cerca de ti y protegerte, no me importa quedarme en la ruina, vas necesitar de mucha ayuda— acercó su mano a su barriga, pero dudo al último minuto— Perdón— se alejó.

—Puedes tocarla— tomó su mano junto a la de ella y la llevó a su pancita— Cuándo se mueven es como si me hicieran cosquillas y más cuando estás cerca— David sonrió, sintió su rostro arder por escucharla y ver su cara de felicidad— ¿Por qué estás rojo? — preguntó curiosa.

— Me alegra escuchar que les gustó— movió su palma en círculos— ¿Puedo hablarles?— ella asintió—Aquí voy— se puso de rodilla frente a Lina, acercó su rostro a la pequeña barriga— Hola— susurró— Soy el hombre que más ama a su mami, ella me dijo que les gustó, no soy su papá, pero prometo cuidarlos y amarlos como si fueran míos, así que hablen con la terca de su mamá para que me dejé volver a su vida— sintió una mano acariciar su cabeza, levantó la vista y la vio sonreír— ¿Qué pasó?— preguntó sin apartar la vista.

—Ellos dicen que sí y su mami que se lo va a pensar— tomó su cara entré sus manos y la acercó a su rostro— Gracias— cerró sus ojos y rompió la distancia que les quedaban, unió sus labios en un beso, David le correspondió contento, estos momentos le sabían a gloria, su pecho se calentaba y la cabeza le explotaba.

—Espera— le dijo apartándose, sacó su teléfono de su pantalón, envío un mensaje rápido y regresó a ella— Vamos a mi habitación—la ayudó a ponerse de pie.

—¿Seguro?— le preguntó dudosa, ella no estaba del todo segura, tenía dudas y miedo, pero con David no sentía ese pavor de cuando debía estar con Carlos— Los niños podrían llegar en cualquier momento—miró la puerta con su corazón latiendo como loco.

—Le dije a Dhakota que no regresé en un buen rato con ellos, también les dije a Miguel y Matías que los acompañen, no van a interrumpirnos— tomó una de sus mano, entrelazo sus dedos, la acercó a sus labios y beso su dorso— No voy a obligarte a hacer nada que no quieras, lo menos que quiero es que estés incómoda—

—Me haces sentir de todo menos incomodidad, vamos— dijo Lina.

—Está bien— los guió a ambos hasta la habitación.

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— No me gusta— dijo Elizabeth mirando el quinto conjunto que su tía vestía.

—A nosotros nos gusta— dijo Matías y los demás se unieron a su afirmativa, si es por la pequeña Klaus nunca saldrían de la tienda— Lo impotente es que le guste a Dhako— todos asintieron.

—¿Te gusta?— le preguntó la niña.

— No, es muy ajustado, me gustaba más el vestido azul— dijo Dhakota.

—Bien— dijo la niña.

—Nos llevamos el vestido azul de tirantes— dijo Matías agarrando la prenda— Miguel podrías ir con los chicos y pagar, esperaré a la señora mientras se cambia— su compañero asintió y se fue con los más jóvenes a pagar la ropa que habían comprando para todos— Respira Dhako— la mencionada se recargo del chico— Lo que uno hace por la familia— susurró.

—Este comportamiento es propio de mi hermano, David nos ha echado de la suite, para acostarse con esa mujer— dijo Dhakota.

—Escucho cierto resentimiento en tus palabras, la señora Lina no es mala, pequeña eres la menos indicada para juzgar, no hay mucha diferencia entre el excremento y tu esposo— Matías se apartó y la miró— Antes de darla por perdida, conocela— Ella asintió.

—Está bien, ya regresó— entró al vestidor—Matías no digo las cosas por decirlas, no quiero que le haga daño— dijo detrás de la cortina.

— Ella lo hace feliz, sino te hubieras aislado tanto te habrías dado cuenta, ellos se merecen un momento a solas, la señora ha sufrido mucho, así como ella curó el corazón de él en su momento, ahora le toca a David reconstruir el suyo— dijo Matías.

— Esta bien— Dhakota salió del vestidor ya cambiada— Ya podemos irnos— Matías comienzo a caminar en dirección a la caja— No me dejes— camino hasta llegar a su lado.

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— Lo siento— Lina se disculpaba— Perdón— lloraba de la impotencia, no pudo hacerlo. Apretó las sábanas sobre su cuerpo desnudo, David acariciaba su espalda con cuidado.

—No tienes que disculparte, no estoy molestó— intentó animarla— No es culpa tuya, podemos intentarlo después, soy un estúpido, por pedirte hacer esto— susurró apartando su mano— Lo siento Lina— está marco distancia entre ambos, se refugió en una esquina cerca de la pared.

Cuando ingresaron a la habitación, todo había fluido sin problema con ambos, se habían besado y acariciado, apreciaron cada rincón de ellos lentamente, pero al llegar a la parte final, todo se desmoronó, Lina comenzó a temblar sin control al intentar acomodarse, la mirada que vio en sus ojos le hizo apartarse, se preguntó ¿Cómo podía Carlos tocarla viéndola en es estado? Su pecho le comenzó a doler, ya había visto ese tipo de mirada antes, el miedo y el terror combinados con súplica, la miró sentada en una esquina de la cama, alejada de él, sintió asco, no lo había pensado bien.




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