Petunia
Petunia desde que Lily regreso a clases tenía que ver todo el día como sus padres se volvían locos presionando a la policía, pero esos inútiles, lo único que le habían dicho era que tenían que esperar 48 horas. En ese lapso de tiempo la persona o víctima podía estar agonizando o en el peor de los casos ya muerto.
Debía estar en el colegio, pero había amanecido con fiebre y lo mejor era quedarse en casa a descansar, no era nada grave, una fiebre ligera, pero sus padres no querían arriesgarse que, por la temporada de otoño, pueda agravar y ella estaba de acuerdo con sus padres. Bueno, eso fue lo que pensó petunia cuando el timbre de su casa fue sonado.
Mal momento para estar sola en casa, sus padres habían salido a la comisaria nuevamente al cumplirse las 48 horas y su padre acompaño a su madre es solo porque no quiere que mamá termine peleando con los policías.
"No puedo creer que en mis 32 años de vida tengo que tocar la puerta de una vivienda muggle. Votaré estos guantes" Petunia escucho una voz femenina del otro lado de la puerta, así que se asomó por la mirilla y no solo vio a una persona afuera, sino a cuatro, y sus ropas demasiado lujosas como para ser alguien del vecindario.
"Lo siento, pero mis padres no están en casa, no puedo abrir la puerta" Dice Petunia
"A la mierda las leyes mágicas" Dice una voz masculina
"¡alohomora!" Petunia retrocedió cayendo sentada al suelo al ver como la puerta se abrió por sí sola de golpe, mostrando a los cuatro individuos con las caras notoriamente molestas y uno de ellos con una varita en mano.
"Edmund, ese vocabulario" Dice la mujer de cabello castaño oscuro y los ojos cafés claro
"Eres un impaciente Avie" Le dice el chico moreno con una sonrisa burlona mirando al chico castaño. "Muy Gryffindor de tu parte"
"Cállate murciélago insufrible" le responde el otro
"Silencio los dos, venimos hacer algo y no tenemos tiempo que perder" Dice la señora morena, quien no le había quitado la mirada.
"Tú eres la hermana de esa niña, ¿cierto?" Dice el chico moreno aterrando a Petunia. Qué demonios había hecho Lily como para tener a cuatro personas que se veían potencialmente peligrosas frente a su casa.
"Llamaré a la policía" Dice Petunia levantándose del piso y correr hacia el teléfono deteniéndose en seco.
"Recuérdame maldecir a esa niña por estas tonterías"
Petunia es girada de golpe viendo a las personas que tenía una sonrisa de burla en el rostro "No atacamos a Muggles, no nos rebajamos a tal nivel" Dice una de las señoras
"Solo venimos para que nos digas donde queda la casa de Severus" Dice el chico moreno.
Decir que estaba aterrada era poco. Si no fuera por el nombre del mugroso se habría desmayado, y aunque no habían entrado a su casa, se sentía en peligro.
"Calle de la hilandera" Dice Petunia sin siquiera poder mover un dedo
"Guíanos" No fue ni una petición, fue claramente una orden de parte de esa gente
"No puedo salir, tengo fiebre" Dice Petunia
"No nos interesa que tengas, te estamos diciendo que nos guíes a la casa de Severus" Dice el chico castaño frunciendo la nariz.
"Cálmense niños, es una niña muggle, por lo normal son más débiles que nosotros" Dice la señora de tés morena.
"¿Hechizo de calefacción?" Pregunta el chico moreno
"No sé por qué lo preguntas, si sabes que debes hacerlo" Dice el chico castaño
"Maldición..." Habla entre diente. "Libérala, idiota, tienes suerte si el ministerio no te multa"
Petunia fue jalada hacia la salida sintiendo nuevamente el control de su cuerpo y caer sentada en el suelo, el aire frío golpeaba su cara por unos instantes al sentir su cuerpo como si le hubieran envuelto en una manta
"Ahora guíanos, eso debe bastar para que tu débil cuerpo no se quiebre" Dice el chico castaño con una risa Burlona, juro que mataré a Lily cuando regrese en vacaciones.
Regulus
Decir que la casa Slytherin estaba callada era poco, era como estar en un funeral. Nadie decía nada, solo iban de comedor a sus clases y de las clases a sus dormitorios. Nadie los molestaba, ni siquiera los de la casa Gryffindor, cada uno estaba al margen, pero se notaba una tensión que dependía de un hilo para romperse y empezar lanzarse hechizos.
Como era de esperarse termino en Slytherin, el chico que conoció en el tren termino en Ravenclaw fue una decisión difícil, ya que le tomo casi 20 minutos en decidir en qué casa estaba, pero no por eso habían dejado de hablarse, ambos quedaron en seguir siendo amigos.
Pero no demoro mucho en correrse la voz de que faltaban seis estudiantes, y dos de ellos desaparecieron dentro del castillo. Y lo peor es que ambos chicos eran de las casas enemigas, con más razones tenían para matarse esos dos, ya que se culpaban mutuamente por la desaparición de sus compañeros.
Y sí, uno de los desaparecidos era su hermano, que no tardo en enviar una carta a su padre para notificarle el caso de Sirius recibiendo una correspondencia ese mismo día, dando aviso que Sirius estaba en la casa de los Potter.
Fue un lindo reencuentro con el tío Fleamont en palabras de su padre, en pocas palabras un ambiente muy tenso por ese lado también entre el señor Potter y su madre.