—¿Qué pasa contigo?
—Eso mismo te preguntó, te has vuelto loca o qué.
—Estoy loca de rabia, de odio, de dolor. Esta intrusa está destruyendo a mi familia, no lo ves.
—No, sólo veo a una pobre chica que perdió a su madre y que descubrió una terrible verdad, ella no es tu enemiga, es tu hermana.
—No repitas eso, te lo prohíbo. Eres mi novio deberías apoyarme.
—No apoyo la injusticia.
—¿Eliot no puedes hablar en serio?
—Soy yo quien no puede creer algo así. Te lo advierto, a todos, dejen a Ela tranquila o…—lo interrumpió.
—¿O qué?
—O se la verán conmigo —el asombro del grupo era aterrador, yo seguía de pie allí como una tonta.
—¿No hablarás en serio? No puedes poner a esa imbécil sobre mí.
—No lo hago Emily, pero esto está mal y lo sabes.
—Cállate, cállate. —estaba fuera de sí.
—Está bien, ya que no entiendes lo hablamos luego. Vamos Ela, te llevo a casa.
—¿No te iras con ella? No puedes hacer esto, maldita sea.
—Voy a llevarla a casa de tu papá y luego te busco para que hablemos.
—Si te vas con ella se acabó, se acabó, ¿me has entendido Eliot? —seguía gritando mientras nos acercábamos a la salida.
—Tranquilo, yo me voy con Andy y Vanessa—estaba agradecida, pero no quería más líos.
—Sí, nosotros la llevamos—le respondió Andy.
—Sé que estará bien con ustedes, pero viven más retirado. Váyanse tranquilos a casa, ella estará bien. Se los prometo.
—Si siempre fueses así no serías mi rival—le manifestó Vanessa.
—A veces hacemos lo que toca. Ya váyanse.
—Está bien. Adiós Ela, nos vemos mañana—decía Andy, al tiempo que me besaba la mejilla.
—¿Estarás bien? —me preguntaba Vanessa mientras me abrazaba.
—Creo que sí, adiós chicos, muchas gracias por todo —me tomó de la mano a la calle, alcanzaba a oír los gritos de Emily—por eso tu padre no te quiere, asesino, asesino— Esas palabras me dejaron petrificada, ¡Dios! ¿qué era todo eso?
—Eliot, esto no es necesario. Yo puedo irme sola, no quiero causar más problemas.
—No seas tonta princesa Ela, además mi vida siempre ha sido una montaña de problemas—soltó eso y su carita se oscureció, una punzada me dio directo en el pecho, que le pasaría, a él, al chico perfecto, es absurdo. En ese momento sentí que me faltaba el aire, el ahogamiento de siempre, me llevé la mano al pecho.
—¿Qué te sucede? —me miraba nervioso.
—Es, es—no podía responder, le hice señal al bolsillo de mi chaqueta, revisó y allí estaba mi inhalador, lo colocó en mi mano, después de tres presiones de aire, comencé a respirar mejor, él me sostenía de una mano, al tiempo que me ayudaba a sentarme en la acera, buscaba de tranquilizarme, Eliot acariciaba mi espalda, se le veía completamente asustado.
—¿Quieres agua? —asentí con la cabeza, aún no podía hablar, sacó un envase de su bolso, me lo acercó a la boca y tomé un poco, luego de unos minutos ya el aire volvía a circular, dejé escapar un gran suspiro.
—¿Te sientes mejor? Vamos al hospital—me observaba muy preocupado.
—No es necesario, ya estoy bien.
—¿Estás bien? Casi te mueres.
—No seas exagerado, fue un ataque de asma, me pasa cuando recibo emociones fuertes, es emotiva, no me había pasado desde la muerte de mi madre, y ahora esto. Pero tranquilo ya estoy bien.
—¿Segura hermosa?
—Sí, segura. Ahora llévame a casa.
—¿Podrás subir a la moto?
—Tengo asma, no estoy invalida—me frunció el ceño, era más que obvio que este chico se molestaba con mucha facilidad.
—Veo que estás mejor, ya que volviste con tus niñerías. Ya vámonos. Toma —me lanzó un casco.
—No, en ese objeto del crimen no.
—Súbete ya, es una orden.
—A mí nadie me da órdenes, hago lo que quiero.
—Eso era antes de conocerme niñita, ahora súbete o lo hago yo.
—Está bien, eres un imbécil.
—Sólo hago siempre mi voluntad.
—A ok, todo lo puedo Eliot.
—¿Cómo me llamaste?
—Todo lo puedo Eliot. —me miró por un instante, que parecía eterno, luego sonrió.
—Me gusta princesa Ela, ven vámonos. Debes estar cansada. —desenganchó el casco y me lo puso, él hizo lo mismo con el suyo y perdí la imagen de su rostro, era tan extraño, una mezcla de dulzura e ironía, se levantó de la moto para montarse en ella.
—Ya vámonos—me dijo y arrancó.
—¿Por qué hiciste todo eso?
—¿Qué cosa?
—Defenderme.
—Digamos que muchas veces he estado en el infierno.
#623 en Joven Adulto
#6225 en Novela romántica
novelajuvenil problemas mentiras, enemiestolover, enemies to lovers erotismo
Editado: 14.04.2025