Enredados en Nuestras Mentiras

CAPÍTULO IX EL JUEGO. PARTE I

Había pasado casi toda la noche despierta, pensando en lo sucedido, Eliot, me había dicho que me deseaba, eso sin contar que nos habíamos besado, no habíamos hablado de eso, fingíamos como si nada pasó, pero sí fue verdad, me besó, de hecho nos besamos, también yo lo besé, le respondí sin chistar, me estremecí entre sus brazos, y la verdad es que me gustó, en este momento lo menos que necesitaba era más problemas, no con el novio de mi odiada media hermana, no con alguien a quien apenas conozco, no con alguien que lo que me ha mostrado no me gusta, alguien que sé que oculta muchas cosas. Alejé esas ideas de mi cabeza, lo que había sucedido, no volvería a pasar, era un error, uno terrible.

Salí muy temprano de la casa, hoy no quería toparme con nadie, tampoco con el tal Eliot, pero mis ruegos no fueron escuchados, estaba afuera con su moto, que castigo tener que verlo, peor verlo marcharse con ella.

—Hola, princesa Ela—me saludó como si nada, este chico era increíble.

—Eliot, esto no está bien.

—¿Qué cosa?

—No finjas, me dijiste que me deseabas, la otra noche nos besamos, está mal.

—Es sólo un beso, ya cálmate. Y desear, uno deseas muchas cosas, no te enganches en el drama.

—No puedo, tal vez estés acostumbrado a este tipo de cosas, pero yo no ando por allí besándome con todo mundo.

—Eso es obvio, pero ya. Quiero ser tu amigo, me agradas Ela.

—¿Por qué?

—No lo sé, no eres lista o atractiva, pero aun así me agradas.

—Eres un imbécil. —este chico lograba hacerme rabiar a cada instante.

—Ya, deja de gritar y súbete.

—No pienso ir contigo a ningún lado. Además, Emily puede vernos.

—Yo hago lo que quiero, y ella se marchó con Linzy hace rato. Las vi alejarse y me acerqué.

—¿Qué te propones?

—Ser tu amigo, ya te lo había dicho—respondió y me lanzó su casco, otra vez iba montada en la moto, esto se estaba saliendo de control.

Llegamos al colegio, todos nos miran confusos, creo que estoy metiéndome en dificultades.

—Hoy hay un juego importante, si quieres ven. —me estaba invitando. ¿Qué se proponía?

—No lo sé, a mí no me gusta el básquet.

—Eres mi amiga, los amigos se apoyan ¿Acaso no sabes eso?

—Tú y yo no somos nada.

—Eso no me decía tu boca la otra noche, por cierto, fue maravilloso, eso casi compensa esto. —me miraba de la cabeza a los pies.

—¿Qué cosa?

—Ese desastre de cabello y esa ropa. No sé princesa Ela, no es bonito.

—Cállate, ve a fumar tu cigarro, a golpearte contra las paredes solo. —su mirada se oscureció, lo había lastimado, le hice daño, pero se lo merecía.

Entro al salón, deseo olvidar todo lo sucedido, es lo mejor.

—Ela, ¿Cómo estás?

—Bien Andy.

—No te creo, ¿Qué pasa?

—Nada.

—Está bien, tú ganas, pero no me gusta nada tu cara.

—Vanessa ¿Dónde está?

—Anda por allí, creo que está reunida con el director, cosas de presidenta.

—Entiendo.

Comenzó la clase de español, era una de mis favoritas, le daba gracias a Dios seguir sin toparme con personas no gratas, la clase avanzaba bastante bien, cuando la puerta se abrió, allí entró Eliot, alumbrando el salón con su presencia, él avanzaba y las murmuraciones no paraba.

—¡Bienvenido joven! Estaba desaparecido de la clase. No va nada bien.

—Lo sé profesor, pero eso cambiará, acabo de descubrí que esta es mi clase favorita y me la he estado perdiendo—sus ojos se encontraron con los míos, me arrojó una dulce sonrisa, luego se pasó la lengua por el labio inferior. ¿Qué se proponía?

—¿Qué miras Ela?

—Nada, nada.

—Estás muy rara niña—no respondí nada, no quería dar pies a que pensara cosas extrañas, ya la mente de Andy era una locura, para que darle más.

—Señores en una semana será la entrega de la composición lírica, va tener un valor importante para la materia, por eso deben esforzarse mucho.

—¿Hay un tema en específico?

—Es libre señorita Miller, pero tomaré en cuenta técnica y originalidad. —Allí terminó la clase, ya todos se retiraba cuando Eliot se acercó a mi puesto.

—Te espero en el juego, eso hacen los amigos—me susurró al oído y se marchó.

—¿Qué fue eso? —me preguntó Andy.

—Nada, sólo me invitó al juego.

—¿Por qué?

—Dice que quiere ser mi amigo.

—No entiendo, ¿Desde cuándo?

—Hemos estado hablando. No es tan malo.

—No sé Ela, no me gusta esto para nada, Eliot es…

—No es malo, no lo es. Por favor no me juzgues.




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