Enredados en Nuestras Mentiras

CAPÍTULO X ¿ESO QUÉ FUE? . PARTE I

Camino al lado del chico que acabo de conocer, estoy confundida por lo que acaba de pasar, no entiendo por qué Eliot hace lo que hace, por qué apareció allí, dónde dejó a Emily y sobre todo que se proponía conmigo.

—Ven por aquí, allí está mi carro—me dice Scott, me parecía un muchacho agradable, pero a final de cuenta era un extraño, no sé si estaba segura de irme con un desconocido.

—En verdad gracias por la invitación, me encantó conocerte, pero no creo que sea buena idea que vayamos juntos.

—¿Por qué? No me dirás que es por lo que dijo Eliot, al menos que tenga tanta influencia sobre ti—me miraba con dudas, y me hacía entender que tenía razón, yo tenía derecho de tener amigos, y este chico era muy agradable.

—Para nada, sólo es que no te conozco.

—Por eso vamos a tomarnos ese chocolate para conocernos, así funciona.

—Ja, ja, ja. Es verdad, vamos. —llegamos a donde tenía su carro estacionado, era un lindo deportivo rojo.

—Que hermoso.

—Gracias, y eso que una linda pelirroja me hizo llenarme de pantano.

—Estaba hablando del carro.

—Lo sé. Ven linda, súbete.

—Pero voy a manchar el asiento.

—Tranquila, tengo una solución—me colocó un suéter alrededor de la cintura.

—Gracias, con eso se oculta el sucio de mi pantalón.

—Ni una tonelada de barro puede tapar tu belleza pelirroja. —me sonrojé, era muy galante.

Llegamos al Estribo, era el mismo bar café donde acudí con los chicos, este lugar era muy popular.

—Venga, pasa—me abría la puerta para que entrara.

—Gracias.

—¡Buenas noches! Bienvenidos al Estribo, que les sirvo.

—Dos chocolates calientes y ¿Te gusta el pastel de vainilla?

—Sí, es mi favorito.

—Y dos pasteles de vainilla.

—En un momento se los traigo—se retiró la mesera, al tiempo que nos acomodamos en una mesa que estaba libre.

—Entonces el pastel de vainilla es tu favorito.

—Sí.

—El mío también, tanto como las chicas de cabello rojo—era muy pícaro, pero me agradaba mucho.

—Qué cosas dices.

—Con qué hermana de la boba de Emily.

—Ja, ja, ja. Lamentablemente sí.

—Pero es raro, yo la conozco hace algún tiempo y sólo sabía que tenía un hermano, Mark.

—Es una larga historia.

—Tengo todo el tiempo del mundo.

—No quiero hablar de eso.

—Hablar de los que no lastima es terapéutico— me observó con dulzura, él me inspiraba mucha tranquilidad.

—Está bien. Soy media hermana de ellos, me enteré hace poco más de un mes, cuando mi madre murió, ese día supe que mi padre tenía otra familia y que nosotras no éramos nada. —me mira con ternura, luego suspira.

—Que difícil bonita, lo siento mucho—me dice mientras me toma de la mano.

—Gracias, en verdad está siendo muy difícil, más por tener que cambiarme de ciudad, de colegio, dejar mis amigas y encima venir a casa con unos extraños que me odian —una lágrima corre en mi mejilla, Scott la limpia.

—No llores bonita, esos ojos son demasiado hermosos para estar triste. —una sonrisa tonta alumbró mis labios.

—Bueno, ya fue suficiente de hablar de mí, ahora dime algo de ti.

—Soy Scott Morrison, tengo dieciocho años, hijo de un abogado y una administradora, capitán del equipo de Los Omegas y un chico muy guapo. —es muy agradable y divertido.

—¿Eso es todo?

—Soy muy sexy y bailo como nadie.

—No te hagas el tonto, de dónde conoces a Eliot, no me vas a decir que eso es sólo una rencilla de equipos.

—No entiendo. —me miraba con dudas.

—Dime la verdad de lo que sucede entre Eliot y tú. —dejó escapar un suspiro de derrota.

—Está bien hablaré. Eliot y yo nos conocemos desde hace años, de hecho, éramos muy amigos, mi padre era el abogado de su padre, pero de repente todo cambió.

—¿Cuándo? —ahora si estaba confundida.

—Cuando ambos nos interesamos en Emily, eso hace unos seis años, bueno para hacerte el cuento corto ella era mi novia, luego se metió con él y se acabó nuestra amistad. Me cambié de colegio y desde siempre nos hemos enfrentados por las chicas, el triunfo, en fin, somos rivales.

—¿Otra vez ella? No entiendo que tiene, sé que es bella y eso, pero para volverlos a todos locos.

—Tienes razón, pero ella fue al principio, luego no sé, quise ser mejor y ya.

—Eso es una reverenda tontería.

—Sí lo es, pero ya es tarde para cambiar eso.

—Nunca es tarde.

—Hoy sí que lo es.

—¿Qué intentas decirme?

—Que está más que claro que eso de defender a la cuñada es una mentira, tú le gustas Ela, por eso no podemos resolver esto.

—En primera no soy parte de sus problemas, además no soy una chica más.

—Claro que no, eso se nota y Eliot también lo sabe.

—Pero a mí no me interesa eso de novios.

—Por el momento sólo te pido que seamos amigos, ya el tiempo dirá.




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