—Estás temblando ¿Tienes frío?
—Un poco.
—Toma mi chaqueta —se ofreció. Quise decir algo, pero no pude, me moría por ponérmela, me imaginaba con esa tela rozando mi piel después que acababa de rozar la suya. Se la quitó y la colocó sobre mis hombros, ahora temblaba más, ya no era por el frio, sino por la electricidad que él provocaba, el pulso se me aceleró cuando recorrió mis brazos sobre la tela de su chaqueta. Lo cierto era que me gustaba más de lo que quisiera reconocer, más que eso, estoy enamorada y saberlo de otra, una que me odia, que es mi hermana me llena de dolor. Seguía acariciándome, se pegaba más a mi cuerpo, su olor impregnaba todo el lugar. Volteé de reojo para verlo, estaba muy guapo. Llevaba una camisa azul oscura que le sentaba genial. Y su pelo estaba todavía más perfecto que de costumbre, creo que le había crecido un poco, era tan liso y sensual, pero de alguna forma se veía mejor que nunca.
—Quiero besarte de nuevo, volver a sentirte entre mis brazos—me susurró al oído, me tomó de la cintura y me atrajo a su cuerpo.
—Eliot, esto no puede ser.
—¿Por qué no?
—Yo tengo novio y tú también estás con alguien, mi hermana.
—El mundo está lleno de errores, pero si queremos, podemos remediarlos todos.
—Yo no puedo hacerle esto a Scott, es muy bueno conmigo.
—Pero te mueres por mí, dime que no quieres que te bese, dímelo y me voy—suspiré con una boba, no pude responderle nada. —lo sabía, déjame besarte Ela—pegó su boca a la mía, quisiera decir que no le respondí el beso, que lo empujé y me fui de allí, pero no lo hice, ya que en ese momento en que sus labios hicieron contacto con los míos, perdí toda noción de tiempo y del espacio; no recordaba a nadie excepto a él y yo, cada vez que me besaban estaban todos los fuegos artificiales en mi estómago, en mi piel, en mi alma. Le respondo el beso, al principio fue suave y romántico, luego fue apasionado, no pensé que besarse así fuera posible, hoy no me sentía una niña, hoy me sentía una mujer, una capaz de generar deseo en alguien como Eliot Adams. Me besa como si quisiera devorarme, se sentía delicioso. Él toma mi cara entre sus manos, nuestros labios siguen moviéndose al mismo ritmo, su lengua tentando y rozando la mía.
—Mi princesa Ela—dice sobre mi boca. Me derrito en sus brazos. Nunca habría pensado que me podría hacer sentir de esta forma. Todo mi cuerpo está electrificado, mi corazón late desesperado, Eliot presiona mi cuerpo más hacia el suyo, un pequeño gemido sale de mi boca queda atrapado en la suya, escalofríos de placer invaden por todo mi cuerpo.
—No esto no está bien. Yo…—me interrumpe.
—Aún no, pero pronto, todo eso que sientes se hará realidad.
—No, tengo novio.
—Eso es una tontería, tú lo sabes.
—Claro que no es una tontería, él es un gran chico.
—Puede ser, pero soy yo quien te interesa. Eres mía princesa Ela—no respondí más nada, mi mente se había separado de mi cuerpo, toda mi atención estaba concentrada en nuestras bocas unidas, estuvimos un rato más hasta que por fin no separamos.
—Esto no puede seguir así.
—Tú me gustas, yo te gusto y ya. Es todo.
—Pero no podemos. —seguía insistiendo, él tenía que entender que esto no era posible, yo también debía hacerme a la idea.
—Sí podemos, ya deja de hablar de eso. Por cierto, estás hermosa.
—Gracias, pero no me cambies la conversación—iba hablar cuando escuché que me llamaban.
—Ela, Ela—veía a Scott acercarse.
—Hola, Scott al fin llegaste. —venía super mono, un traje gris muy lindo, sus ojos verdes iluminaban el lugar, su cabello muy bien peinado, estaba mal, él no se merecía lo que acababa de hacer.
—Bonita, estaba buscándote.
—Sí, estaba aquí pensando.
—¿Esto? —preguntó por la chaqueta que llevaba.
—Es de Eliot, me vio temblar y me la prestó.
—Gracias por tu amabilidad, pero si mi novia necesita algo yo me encargo—me quitó la chaqueta y se la entregó a Eliot que nos miraba de manera irónica.
—Bueno, ya vámonos Scott.
—Estábamos hablando Ela.
—Gracias por todo, pero ya me voy—sin más me alejé del brazo de mi novio, lo que había sucedido no podía repetirse.
Caminamos rumbo a donde estaba la fiesta, sentía que él quería preguntarme algo, tal vez la culpa me hacía sentir así.
—¿Qué hablabas con Eliot?
—Nada particular, me dijo que quería que fuésemos amigos, que no haya problemas.
—Ok, pero sabes como es.
—Tranquilo, yo no soy Emily—le respondí eso y me sentí una miserable, claro que era igual a ella, lo habían engañado y con todo descaro fingía como si nada, pero eso no volvería a pasar. Me fui de su mano decidida no sólo hacer feliz a este chico maravilloso, sino a alejarme de ese otro que lo quisiera o no, era nocivo para mí, cada segundo a su lado estaba lleno de la misma cantidad de adrenalina que de problemas, de alegrías que, de tristeza, Eliot no era para mí, quisiera o no debía aceptarlo.
#1437 en Joven Adulto
#8612 en Novela romántica
novelajuvenil problemas mentiras, enemiestolover, enemies to lovers erotismo
Editado: 17.08.2025