Enredados en Nuestras Mentiras

CAPÍTULO XVIII FIESTA DE DISFRACES. PARTE II

Este mes de novios ha sido increíble, Eliot se ha portado como un príncipe de cuento, hemos salido varias veces, al cine, a nuestro parque, la escapada a la playa, a cenar y hablando mucho en la azotea. Sin embargo, el deseo entre nosotros ha crecido cada día, no sé cómo hemos aguantado tanto, yo quiero esperar para estar lista, pero no quiero que él se aburra de tanto esperar.

Salimos de la casa y al primero que veo es a Mark, lleva un traje que no estoy segura, pero creo que es Julio Cesar, mi hermanito se ve muy bien. Vanessa sale de atrás de la camioneta, mis ojos se salen de sus cuencas, me parece que es, Cleopatra, claro que sí, ella y sus locuras, busco a Eliot, está cerca de la puerta, fumándose un cigarro, es un vicio que odio, pero bueno no podía ser perfecto. Sigo observándolo y mi corazón se detiene por un segundo, luego late más rápido, se ve hermoso, como un papacito, y luego descubro que es, es un príncipe, uno de cuento, allí corazones salen por todas partes.

Tiene una camisa blanca bordada, una chaqueta negra, con un pantalón hasta las pantorrillas, con un borde dorado, botas negras, y hasta tiene una especie de espada. Su cabello lacio perfectamente peinado, es una aparición de eso no hay duda.

Eliot me mira y sus ojos bajan por todo mi cuerpo lentamente, cada centímetro de mi piel tiembla por la fuerza de su mirada, luego una picara sonrisa sale de su boca.

—Estás hermosa.

—No más que tú—Señalo su disfraz, él sonríe

—Ven aquí—Me hala a su cuerpo, estamos abrazados allí delante de mis amigos y mi hermano, su cara es más hermosa con ese traje. Él es un príncipe sin duda alguna.

—Hola, princesa Ela.

—Hola, mi todo lo puedo—Estoy sudando, temblando, miles de sentimiento juntos, como una boba comienzo a jugar con su chaleco, él sonríe y de qué manera.

—¿Te gusta mucho el disfraz? —Me muerdo el labio.

—El modelo es lo que me gusta.

—Eliot me rodea con sus brazos.

—¿Te gusta esta dulce princesa?

—Demasiado—me sonríe de nuevo, es tan hermoso.

—No querrás secuestrar a esta princesa—niega con la cabeza. Luego me susurra al oído.

—Me muero por encerrarte en una torre para siempre conmigo.

Nos damos un besito, luego lo empujo y me echo a reír, además es momento de volver a la realidad, nuestros amigos están allí esperando. Camino un poco me encuentro a Mark y Vanessa hablando con Andy.

—Hola, Vanessa

—Hola, Ela ¿Estamos listos?

—Sí, mi querida Cleopatra—respondo, sintiendo la mirada de Eliot.

—Ese disfraz es increíble. —le digo.

—Una reina africana, no podía de ser de otra forma.

—Y tú eres una princesa hermosa.

—Eso intento.

—Ya chicos, vámonos, debo llegar al trabajo.

—Cálmate Andy—dice Mark

—Él es un chico trabajador, así que vamos. —como amo a mi todo lo puedo. —Vámonos. —manifiesta Eliot, mientras abre la puerta del copiloto y me ayuda a subir, no sabía que tenía ese aire de caballero.

—Gracias mi señor—le digo haciendo reverencia.

—A sus pies su alteza. —nos sonreímos.

—Basta chicos, voy a llegar tarde en serio.

—Cálmate Andy, ya en un momento llegamos—arranca la camioneta, vamos en silencio, yo me concentro en mirarlo, él me arroja una sonrisa.

—Vamos a bailar toda la noche mi reina—le dice Mark a Vanessa.

—No tanto, recuerda que no soy tan buena.

—Nos vamos a divertir mucho. —responde Mark con alegría.

—Será ustedes, yo tengo mucho trabajo.

—Pero te tomarás algo nosotros—pregunta mi hermano.

—Bueno sin alcohol, tú y Ela son aún niños. —contestó en burla Eliot, no sé porque hacia esas cosas.

—Eliot no digas eso—no me gusta su comentario, es parte de la inseguridad, aún no sé que ve él en una chica como yo.

—Me encantas niña y eso lo sabes—sonrío, él siempre sabe que decir para hacerme sentir mejor.

—El lugar está lleno. —Mark indica mientras se baja de la camioneta.

—Tranquilo, les guarde una buena mesa, van a poder estar cerca de la tarima para escuchar al grupo en vivo.

—¿Quiénes son? —interroga Eliot.

—La verdad no sé, mi jefa digo que soy nuevos, pero muy buenos.

—Los Alfas somos mejores.

—Claro que sí, mi todo lo puedo.

—Por cierto, Andy, ¿Esteban va a venir? llevo días sin saber de él, espero que mañana vaya al ensayo y lleve la nueva canción, ya queda nada para la batalla.

—No creo que venga, salió de viaje con sus padres, de la canción no sé, pero si él dijo que estaría lista, lo estará. —la conversación me pone nerviosa, quiero contarle, pero muero de miedo, no sé qué dirá si se entera de que lo engañé, que Esteban ese amigo al que le contó sus intimidades no existe, ni modo que finja que se marchó y desapareció, eso tampoco es lógico.




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