Enredo viral

5. Toma uno: Desastre

Los fines de semana eran los más tranquilos en la Academia. Aunque muchos estudiantes se quedaban a trabajar, la mayoría aprovechaba el permiso de salida, así que el lugar solía quedar en silencio.

Hoy, por alguna razón, aun con tan poca gente, el ambiente se sentía distinto. Más… inquieto.

Como había reservado una sala de sonido, no presté atención a los grupos que se formaban en los pasillos, todos mirando sus celulares. Seguramente ya circulaban fotos de la gala. Después de todo, era un evento cerrado y la prohibición de grabar solo había despertado más curiosidad.

Pensar en la gala me ponía los nervios de punta, así que preferí concentrarme en la composición en la que había estado trabajando.

Estaba tan emocionada por terminar esta pieza. No era un trabajo de la Academia, sino más bien personal. Incluso había asistido a tantos conciertos de alumnos las últimas semanas para encontrar una voz que pudiera transmitirla como deseaba y ya tenía una lista de nombres.

La pantalla de mi celular se encendió mientras escuchaba los últimos acordes y vi el nombre de Elliot aparecer varias veces, pero decidí no ver sus mensajes; después de todo, al terminar esta sesión, iría directo a verlo para que me ayudara a escoger al cantante ideal.

Volví a perderme en las notas que llegaban a mis oídos, dirigiendo miradas a mi cuaderno de partituras abierto de par en par, mostrando el mapa que había trazado durante los últimos días. Mi ceño se frunció por un momento y detuve la pista que había grabado.

—Este puente no conecta —murmuré para mí misma.

Tomé mi cuaderno y taché un compás entero para reescribirlo un par de veces. Al no estar contenta con el resultado, agarré mi guitarra casi por reflejo. Rasgueé de nuevo la progresión original, pero volví a fruncir mi ceño. Era demasiado predecible y muy triste para lo que buscaba transmitir.

Desplacé un dedo en el traste, transformando un sol mayor en un sol séptima, y de pronto, la armonía adquirió un matiz de anhelo que hizo que se me erizara la piel. Era justo eso. La melodía comenzaba a abrirse como una flor que encontraba la luz que buscaba.

Volví a mi cuaderno para escribir el nuevo compás, agregando otro acorde por aquí y un suspenso por allá... Dejé mi guitarra a un lado con una sonrisa, preparando todo para volver a grabar.

El tiempo trascurrió sin que lo sintiera, pero la alarma que había puesto para saber que mi tiempo dentro de la sala terminaba, sonó de repente. Comencé a guardar todo de nuevo, limpiando los espacios que había utilizado para que la siguiente persona estuviera cómoda.

Salí unos minutos antes de que mi tiempo se acabara, por lo que aún no había nadie esperando afuera. Acomodé el estuche de mi guitarra mientras caminaba en dirección a mi habitación, sintiendo que mi corazón se aceleraba al solo pensar en la expresión que tendría Elliot cuando le mostrara mi progreso.

—...sé. ¿Pero viste cómo la abrazó? ¡Definitivamente es su novia!

Me detuve en seco al escuchar la conversación de unas chicas que estaban paradas en medio del pasillo.

—¿De verdad lo crees? No sé..., Seb siempre ha sido amable.

—Vamos, mira esta foto —ella levantó su celular con ojos brillantes—. Seb siempre ha dicho que no le gustan los rumores sobre sus relaciones personales, así que es estrictamente profesional con las chicas que trabaja. Pero esto, mira. Mira cómo la sostiene cerca de él.

Soltó un chillido de emoción que me puso los pelos de punta.

No. Imposible. Estaba prohibido tomar fotos o videos durante la gala. Ni siquiera Sebastián tenía su celular en la mano.

—Mmmm... Tienes razón, parecen muy cercanos. Además, ¿viste ese TikTok donde parece que le está acariciando el rostro?

Casi me ahogo con mi propia saliva al escucharlas decir eso, recordando cómo su dedo había limpiado el betún del cupcake que me había comido.

Esto llamó la atención de las chicas, que apenas me dirigieron una mirada antes de volver a ver el celular.

—¿Y sabes quién es? Creí que era Monse, pero no tiene el mismo vestido de las fotos que subió a sus stories antes de la gala.

—¿Verdad? Todos creyeron que era ella, pero Seb lo desmintió al instante. ¡Ni siquiera confirma que tiene novia, pero sí niega quién no es!

Mi cabeza comenzó a zumbar de repente, perdiendo el hilo de la conversación que tenía las chicas. Comencé a alejarme lentamente de ellas, sacando el celular de mi bolsillo enseguida.

Tenía cerca de cincuenta mensajes de Elliot y tres llamadas perdidas. No tardé en entrar a su chat, saltando varios mensajes hasta que vi un video.

No estaba segura si era el mismo video del que las chicas hablaban. Aunque el no tuviera mucha resolución y se notaba que había sido tomado a escondidas, ese era Sebastián y... definitivamente, yo estaba entre sus brazos.

«No puede serrrrr».

«Conseguiste más que una pareja para el concurso???».

«Ahora tienes novio?? 🙀🙀».

Tragué saliva, sintiendo cómo mis manos temblaban mientras intentaba escribir.

«Cómo pasó esto?».




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