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Capítulo 1. Desvelada por un librojuego

Marie

Un año antes...

Estoy a punto de atraparlo.

Estoy a nada de saber quién asesinó a Lorena.

Pobre chica, no se merecía una muerte tan cruel.

Y ojalá el tipo que se suponía que la amaba, no fuese tan terriblemente sanguinario.

He perdido la cuenta de cuántas muertes he visto en una sola noche a manos de Bernardo Sánchez.

Son tantas, y tan crueles, que ya me duelen los ojos de solo intentar contar los números rojos que titilan en frente de mí, y que cada vez aumentan más y más rápido.

Parpadeo, y doy un Click para que mi personaje avance por el mapa.

Llevo varias horas pegada a este librojuego.

Ni siquiera sé qué horas son, solo sé que debe ser de madrugada por la luz pálida de la luna que alcanzo a distinguir a través de la ventana que lleva a mi balcón.

Imagínense: una chica lista, la mejor de su clase, y quien se supone conoce los beneficios que tiene una noche de sueño reparador en el cerebro, ¿desvelándose por un librojuego!

¿Qué puedo decir? Soy noctámbula.

¿Debería preocuparme por serlo?

No lo creo. Pero, de todos modos, si a alguien he de culpar por mi noctambulismo, es a mi hermano.

Quién, por cierto, está sentado en mi escritorio con su portátil, monitoreando los progresos que voy haciendo en el juego, desplegando cuidadosamente cada línea de código.

Un bloque de texto aparece en la pantalla de mi móvil:

Estás entrando al rancho donde asesinaron a tu amada. Tu corazón te dice que ahí está la respuesta a este injusto crimen, pero mantén tus oídos atentos por si acaso. Ah, ¡y no bajes tu cuchillo de carnicero!

Frunzo el ceño.

Seguro fue la tal Susana, este rancho es de ella. Y por lo que puedo recordar de la historia, Susana estaba celosa de que Bernardo se fijase en Lorena, en vez de hacerlo en ella.

La chica, al parecer, odiaba a quien, se supone, era su mejor amiga...

Pero en silencio.

Tremenda amiga resultó ser esta niña.

Con amigas así, no, gracias. No me imagino a mí misma matando a Alexandra, mi mejor amiga, por quedarme con su novio, si lo tuviera.

Qué ridiculez.

Es infantil, inmaduro y completamente absurdo.

De todos modos, ¿quién usaría un cuchillo de carnicero para asesinar a Lorena?

¡Y encima en estos tiempos!

Hoy en día todo es a los balazos...

¿Pero un cuchillo? ¿Es en serio?

Tiene que tener la sangre muy fría para asesinarla así y dejar el arma en la escena del crimen.

Por suerte no lo encontró la policía.

Solo este tal Bernardo, que, enloquecido por la fiebre de la rabia y el dolor, ya ha matado a medio pueblo de forma fría, consciente, y, además, sin remordimientos.

Ains.

Normalmente no me gustan los librojuegos de este estilo, pero este en particular, es enganchante.

Además, todo sea por hacerle un favor a mi hermano, quien me pidió que fuese su beta tester.

Él fue el creador del mismo. Diseñó la historia, los personajes, le puso música, sonido...

Es tremendo genio para la informática y la programación.

Con apenas catorce años, ya ha participado en entrevistas con ingenieros y programadores de renombre, y planea irse a estudiar a alguna universidad fuera de Colombia en cuanto terminemos el colegio.

Qué juicioso salió... y, además, suertudo.

Yo todavía no he decidido a cuál universidad iré, y si tomaré psicología, o literatura...

Bueno, en realidad... me inclino más hacia lo primero.

Siempre se me ha dado muy bien aconsejar a la gente, escuchar los problemas de otros y ayudarles a sentirse mejor.

Mis amigas me dicen que soy la psicóloga del grupo.

Yo no lo creo.

Solo amo ayudar a los demás.

Y todavía ni siquiera tengo el título de la licenciatura para considerarme psicóloga, mucho menos el de bachiller...

Pero es que hasta mis padres piensan que tengo mente de futura psicóloga.

Siempre me dejan a cargo de mis hermanos pequeños, y, muchas veces, soy quien evita peleas por juguetes o seca lágrimas y abraza cuando alguien ha sufrido un golpe.

Incluso mi madrina ya está haciendo planes para que ingrese a la misma universidad donde ella trabaja y así estudie la carrera que tanto quiero.

Sí, amo la psicología. Me encanta ayudar a otros, para qué negarlo…

Pero también me encanta la literatura. Y escribir.

Y la verdad es que... Todavía no tengo muy claro si quiero entrar en la universidad donde trabaja mi madrina.

Donde, sí, tengo una plaza asegurada —ventajas de tener una madrina que es además la decana del programa de psicología—, pero también quisiera, como mi hermano, irme a estudiar fuera...

Ya veremos qué pasa...

Aún faltan dos años para pensarlo con detenimiento.

O mejor dicho... Que sea lo que Dios quiera.

Tras apartar los pensamientos acerca de mi futuro profesional y dejarlos en un segundo plano de mi mente, vuelvo mi atención al librojuego, y avanzo un poco más.

Puedo oír el sonido de un riachuelo a lo lejos.

Estás aproximándote al arroyo, cerca de la parte sur del rancho. Es hora de que decidas por dónde quieres ir.

—¡Ernesto! ¿Otra vez desvelado?

—Sí, Adri, pero no soy el único.

Planifica tu ruta sabiamente. Si tomas este camino, puede que encuentres una sorpresa no muy agradable esperándote al otro lado.

Pero si te diriges hacia el norte, hallarás un atajo que te llevará a la casa de la familia de Susana, quien puede que tenga más información sobre el horroroso crimen de tu amada.

—¿Marie?

Sin embargo, este camino es arriesgado, porque pueden verte. ¿Qué decides?

—Hermanita...

Genial, una encrucijada. Como me gustan a mí. Pienso que es más práctico ir a hablar en la casa de la familia de la dichosa Susana, a lo mejor obtenga información sobre el asesinato de Lorena.



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En el texto hay: adolescentes, primer amor, amistad

Editado: 22.11.2025

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