Emerald Pierson 🎻
—¿Sabes qué es lo más extraño?
—¿Qué?
—El país tiene la escuela de música más prestigiosa de este continente y, sin embargo, un jodido millonario no decidió ir allí —Mis cejas se fruncen y llevo la vista a la mujer frente a mí: mi hermana. Me devuelve la mirada mientras despeina un poco su cabello castaño igual al mío.
—¿Significa que no es tan buena?
—Significa que él puede ser muy malo —Muerdo el interior de mi labio inferior y sacudo la cabeza mientras coloco mi violín en su estuche.
—Curioso, pero no es un adolescente queriendo aprender música para dedicarse a ella. Es solo un capricho de alguien que probablemente tiene mucho tiempo libre y el dinero para cumplirlo.
—Un capricho —repite ella y chasquea la lengua—. También el hecho de que quiera que le enseñes en su casa ¿cierto?
—Eso también lo es, pero me pagará bien y tendré beneficios, no tengo ningún problema con aceptarlo.
—No, solo el riesgo de que sea un asesino depravado que puede hacer lo que le plazca contigo en esa casa —Humedezco mis labios mientras ella cruza los brazos sobre su pecho, sobre su enorme vientre de siete meses embarazo.
—Emma, todo estará bien, no te preocupes.
—Oh, por supuesto que lo estará, de lo contrario iré mañana en la noche a esa casa y faltarán paredes para que salpique la sangre —Sonrío un poco y hago un gesto de desaprobación.
—No vas a arriesgar a mi bebé por una estupidez —Me acerco y coloco una mano sobre su vientre, mi sobrina parece dar un giro mortal en las entrañas de mi hermana ante la atención. Emma suelta un quejido.
—Nuestra bebé también está preocupada, nos arriesgaremos todo lo necesario para desenmascarar a ese depravado.
—No es un depravado por el momento —señalo, encaminándome a la cocina cuando el olor de la carne comienza a cambiar para ser más amargo, señal de que está a punto de quemarse.
—No quiero descubrir si lo será —se queja Emma desde su lugar.
—Su asistente dijo que es introvertido, tal vez simplemente no le gusta relacionarse demasiado.
—Emerald —Hago un puchero ante la mención de mi nombre completo—. Su asistente no te dirá la verdadera razón por la que querían contratarte, está de su lado, no puedes creerle nada.
—No parece ser un hombre que mienta —reviro por lo bajo.
—Y es un jodido millonario. ¿Cómo es que se supone que no le gusta relacionarse si las fortunas se mantienen por sociedades?
—Tal vez él no necesita las sociedades. Las sociedades lo necesitan a él —Emma resopla con fastidio, un mechón de su cabello castaño oscuro vuela ante el aire expulsado y vuelve a caer sobre su mejilla.
Por algunos segundos ella solo se dedica a tocar su vientre, dándole atención a mi sobrina, pero su mirada se pierde en mi alfombra blanca peluda del centro de la diminuta sala.
Mi departamento es pequeño, conseguirlo fue una odisea porque no quería nada demasiado extravagante para mí luego de vivir con mi hermana por casi dos años hasta que decidió casarse.
Por fortuna, las escuelas de música pagan bien, los estudiantes independientes también así que puedo permitirme uno más grande siempre que quiera, sin embargo, creo que los espacios pequeños concentran mejor la felicidad.
—Emerald…
—Sé que te preocupa, Ems, te amo por cuidarme siempre, pero esto no es muy diferente de los trabajos anteriores. Solo estaré yendo un par de semanas hasta que él esté bien pulido con el instrumento y luego irá alguien más.
—¿Por qué tú? ¿Por qué tienes que ir a su casa? ¿Por qué no eligió a un hombre para enseñarle?
—Las mujeres tenemos más paciencia.
—Y tienen tetas y vagina.
—Emma, no todo el mundo es un depravado y abusador —Ella tensa los labios.
—No, pero un gran porcentaje de personas en el mundo lo son y es difícil descubrirlo a simple vista, sin embargo, las conductas individualistas… —se interrumpe y empuja su cabello detrás de sus orejas—. Es tenebroso, no tiene sentido —continúa entrelazando sus dedos en la parte superior de su vientre—. ¿Cuál es su nombre?
—Luciano.
—¿Apellido? —Me acerco a la barra tomando la ficha con sus datos y se la extiendo a mi hermana. En cuanto la tiene, alcanza su celular para, probablemente, buscar el nombre en internet.
—Iré solo para averiguarlo mañana y si no me da buena espina te prometo que no regresaré —Sus hombros se hunden un poco con lo que reconozco como alivio, pero no parece del todo convencida—. Deja de preocuparte por todo, le hará daño a mi bebé.
—Eres mi hermana, claro que me preocupo por ti y por Emily.
—Emily está más descarriada que yo y no te veo tan angustiada —me burlo, sacude la cabeza.
—Me curé de eso hace un año, cuando pensé que estaba muerta y llegó a casa tres días después completamente borracha —suspiro con la misma resignación.
Nuestra hermana menor es un alma sin rumbo, alcohol, drogas, fiestas, amigos. Por lo menos a mí se me acabaron las soluciones que podía ofrecerle, confío en que en algún momento descubrirá que se está destruyendo ella misma y va a recapacitar.
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Editado: 12.03.2025