Me alegra mucho poder ser independiente.
Me da tanta satisfacción saber que ahora puedo usar aquella frase que dice:
"Mi casa, mis reglas"
Bueno... En este caso es un apartamento, pero por algo se empieza.
Y pensar que hace unos meses mi madre me lo dijo cuando llegué tarde de una fiesta, desde ya antes de ese acontecimiento, había planeado mudarme y lo iba a hacer hasta después de Navidad, como quien dice para empezar el año nuevo, nada mejor que con hogar nuevo.
Pero aquella frase desencadenó un afán más grande y profundo que el que siento cuando voy a llegar tarde a algo.
Entonces adelanté mi viaje, volviendo a la ciudad en la que nací, Bogotá.
Estoy en una localidad bastante tranquila al norte de la ciudad. Te hago la descripción porque olvidé el nombre.
Justo ahora te estarás preguntando: "¡¿viniste sola a una ciudad que no conoces?!"
Y yo te responderé: "Cálmate, si te digo que lo planeé desde hace meses, es porque de verdad lo planeé todo. No soy como tu papá, que no te planeó."
Aunque el mío tampoco lo hizo, ja, ja, ja
Hice una amiga cuando estaba todavía en secundaria, ella al final se mudó en su último año por aquí, así que vivimos muy cerca.
De hecho, estoy quedando con ella para que me haga un pequeño tour por el barrio y no estar tan perdida, quedamos de reunirnos después de medio día.
Oh, me olvidé de comentarte. Estaba subiendo cajas y cajas del camión a un quinto piso, que es en el que viviré. Estoy literalmente muriendo de cansancio, no habría terminado nunca de no ser porque el señor del camión me ayudó a subir otras cosas junto con un chico extraño que se ofreció a ayudar.
¿Quién soy yo para negarme? Y más, cuando vi lo lindo que es, si me pongo mosca, puede que consiga su número -reflexionó, mientras dejo una planta en la proximidad del balcón.
Dios, ¡siempre quise tener un balcón!
Me apoyo en él y disfruto de la brisa para acariciarme la cara, como en las novelas, perfecto.
Solo falta el príncipe o el sapo.
- Estas son las ventajas de vivir en los pisos altos - susurró para mí misma.
-Bueno... Señorita, ya hablé con el señor del camión y me dijo que eso era todo - me dice una voz masculina-. Me volteo para verlo, aún apoyada en el balcón.
- Bien, gracias por ayudarme, señor - le digo con una sonrisa.
Entonces en su rostro se dibuja una mueca.
-¿En serio, me veo como un señor? - lleva su mano a su pecho en un gesto dramático -. Apenas tengo 20 años.
Le sonrió divertida por su comentario.
-Entonces... ¿Cómo te digo? ¿Muchacho?-le cuestionó.
-¿Podrías empezar por mi nombre? Soy Adam, tu vecino de al lado, por lo que me di cuenta: si necesitas ayuda con otra cosa, yo con mucho gusto lo haré, solo tienes que ir a tocar mi puerta.
Enarcó una ceja y él me guiña un ojo, no sabía que había gente tan caritativa por aquí.
- Ok, entonces...
- Si quieres, te doy mi número - me interrumpe diciendo lo que yo planeaba preguntarle.
- Claro, dime tu numero.
Después de esto me despido de Adam y me voy a encontrarme con mi amiga Jenifer.
¿Adam?
Jamás había oído ese nombre en mi vida cotidiana, a excepción de las novelas que he leído. Por lo general lo asocio con un nombre gringo, sin embargo, se me hace un nombre muy bonito, suena bien incluso. ¿Sus padres serán del exterior?
Ya es mitad de junio, debería de hacerme una cometa, antes de que llegue agosto. Normalmente, cuando llegan esas festividades, me entra un fastidio de salir en esos días. Si te soy sincera, no sé siquiera el porqué de aquello, si a mí me gustan mucho esas fechas desde pequeña.
Un amigo mío lo llamaba el síndrome de la amargura en épocas felices. Como ya hace 2 años que no voy a volar cometa, me obligaré a hacerlo este año, no quiero ser una amargada.
- ¡Lina! - La voz de Jennifer me llama.
Me preparo mentalmente para verla, ya que hace mucho tiempo que no lo hago a aquella amiga que me acompañó durante años en la secundaria. Me volteo y la observo corriendo como si el mundo se fuera acabar hacia mí, con los brazos extendidos y una expresión eufórica y brillante, iluminada por la luz del sol de mediodía. Yo extiendo mis brazos de la misma manera emocionada de verla de nuevo y nos abrazamos.
Demasiado dramatismo cerebro.
- Guau, estás más linda que antes, te pego fuerte la pubertad Lina de mi corazón - me deja de abrazar para mirarme pícaramente de arriba a abajo.
Esto me avergüenza un poco, no acostumbran a decirme cosas así todo el tiempo.
- Tú eres la más bella de esta relación, querida - trato de imitar un acento más o menos gomelo - apuesto a que hasta tienes novio.
La hago reír e imitando mi extraño acento responde
- Obvio, amiga - me quedó boquiabierta y ella con entusiasmo continuó: - Bella, no me lo vas a creer, pero fue supe repentino, él fue quien se confesó primero.
- ¿Pero hace una semana me habías dicho que estabas triste por terminar con Camilo?-me cruzó de brazos jugándola con la mirada.
- Mira aún me encuentro un tanto triste y a él no le dolió comenzar a salir con otra la semana pasada con otra y yo, como una estúpida, llore por él casi todas las noches - hace un puchero mientras baja la cabeza para observar el suelo, entonces se le quiebra la voz- en cambio, Luis me consoló y estuvo cuando Jason simplemente me bloqueo- entonces empiezo a percibir lágrimas corriendo por su rostro.
Me siento mal por ella, pero temo que todavía siga pensando en su ex y, mientras tanto, esté saliendo con otro. No la voy a juzgar por ahora, se ve que no lo pensó mucho y la entiendo.
Una persona vulnerable toma cualquier decisión con la que piense que la hará sentir mejor.
Suspiro, la quería invitar a comer mientras paseábamos, pero creo que necesitamos de un ambiente más privado, sus labios y manos tiemblan advirtiendo emociones escondidas en su interior.
Editado: 02.12.2024