Soño con frío.
No ese que viene del invierno, Sino el que nace de las piedras húmedas y del miedo antiguo.
Soñó con un rincón sin tiempo.
Con paredes rugosas y un cielo apenas visible a través de una rendija.
Soñó con una mujer.
Estaba sentada en el suelo, descalza, con un vestido raído que alguna vez fue hermoso.
Tenía el vientre levemente redondeado, y los dedos manchados de tinta.
Con manos temblorosas, con la voz rota, pero escribía.
Escribía.
Con manos temblorosas, con la voz rota,Pero escribía.
Como si las palabras fueran su única libertad.
—Si mis palabras no encuentran labios… —susurró la mujer— que el viento las susurre.
Si mi historia se pierden...
Que la sangre la recuerde.
Lyra observaba desde algún lugar que no podía nombrar.
Sentía que debía ayudarla, gritar, correr hacia ella.
Pero estaba atrapada en el sueño.
O en la memoria.
La mujer alzo la vista.
Tenía los ojos llenos de luna.
Y antes de cerrar el diario...Murmuró:
—El era sombra.
Yo... la única Luz que no podía apagar.
La tinta quedó mancahada con una lágrima.
Y la escena se desvaneció.
•••
Se despertó de golpe.
El pecho le dolía, como si hubiera estado conteniendo el aire durante horas.
Estaba empapada en sudor, con los dedos cerrados en puños sobre las sábanas.
Miro a su rededor, desorientada.
La habitación de huésped. Las paredes antiguas. El silencio nocturno.
Todo seguía igual.
Pero ella ya no.
Se incorporó con lentitud. Caminó descalza hasta la mesita donde había dejado el diario.
Lo tomó entre las manos como si pudiera quemarse.
Algo dentro de ella decía que tenía que abrirlo.
Que tenía que ver si..
Lo hizo.
Y allí estaba.
Una página nueva.
No la había visto antes. No la había traducido. Pero la reconoció.
Las mismas frases que había escuchado en el sueño.
La misma letra. La misma herida.
"Si mis palabras no encuentran labios...que el viento las susurré.
"Si mi historia se pierde que la sangre la recuerde"
"El era sombra. Yo...la única luz que no podía apagar"
Lyra retrocedió, como si el diario la hubiera mordido.
Cayó sentada en el borde de la cama, con el libro aún abierto entre sus manos.
—¿Qué me está pasando…? —susurró.
Y entonces lo sintió.
Un estremecimiento.
Como si alguien la estuviera observando desde el rincón más oscuro de la habitación.
Pero al girar... No Había nadie.
Solo la noche, respirando en silencio.
•••
Al día siguiente.
El sol entro tímido por la ventana.
Lyra se vistió sin pensar demasiado. Sus movimientos eran automáticos, como si su cuerpo aún estuviera atrapado en el sueño.
Al salir a la calle, notó el cambio.
Había guirnaldas colgando entre las casas, flores secas dispuestas en círculos, pequeños altares improvisados en los portales.
Velas.
Cintas de colores.
Y el aroma dulce del pan recién horneado mezclado con incienso.
La festival se acercaba.
"Es para honrar a los que se fueron" había dicho clara días antes.
"Pero a veces...lo que se fueron,regresan"
•••
La biblioteca olía más a polvo que de costumbre.
Elías estaba allí, acomodando libros en lo alto de una escalera.
Cuando la vio entrar, bajó de inmediato.
—¿Estás bien? —preguntó, genuinamente sorprendido por su expresión.
Lyra dudó.
—Tuve un sueño raro— dijo, como tanteando el terreno—. Parecía... real. Y cuando desperté, había una página nueva en el diario.
Elias no respondió de inmediato.
—¿Una página nueva?—
—No estaba antes. Lo sé. Es imposible... Y aún así, ahí esta.
Con frases que soñé. Exactamente igual.
Elias bajo la mirada.
Tocó el lomo de un libro sin abrirlo.
—A veces los libros... guardan más que palabras —dijo finalmente—. A veces esperan el momento justo para mostrarse.
—¿Vos sabías que esto podía pasar?
Él la miró.
Y por primera vez, no sonrió.
—No sé nada con certeza, Lyra. Solo… he visto cosas.
Historias que se repiten.
Sombras que se repiten.
Vidas que.....no terminan dónde deberían.
•••
Lyra se quedó en silencio.
Había algo en su voz que la inquietaba.
No era mentira.
Pero tampoco era la verdad completa.
Y en ese instante, por primera vez, deseó saber más sobre él.
Quién era realmente.
Por qué parecía siempre estar en el lugar justo, con las respuestas justas.
Y por qué... había algo en sus ojos que la hacía pensar que él también guardaba secretos.
•••
Esa noche...
Lyra volvió a su cuarto cuando el cielo ya se había teñido de un violeta extraño.
Encendió una vela y dejó el diario sobre la mesa. No quería tocarlo, pero tampoco podía dejarlo lejos.
Se sentó frente al espejo, como por costumbre.
Miró su reflejo sin prestarle atención.
Y entonces...
Algo cambió.
Por un segundo — apenas un suspiro—
El rostro Reflejado no era suyo.
El cabello estaba más largo.
La piel mas pálida.
Los ojos..tristes, antigüos,sabios.
Lyra parpadio.
Y volvió a verse a sí misma
Pero algo en su interior ya había cambiado.
Abrió el diario una vez más, casi sin pensarlo.
Y encontró una nueva frase escrita a mano, en tinta oscura:
“Tu alma me recuerda...Aunque vos aún no sepas quién fuiste.”
———
| NOTA DE LA AUTORA |
Este capitulo fue un susuro entre tiempos
Una mezcla de sueño,herida, y eco
Escribirlo fue como cruzar un espejo: