Ente símbolos y sombras

Capítulo 7 •|El Lago de los ecos |•

Narra Elías.

Esa noche, algo en el aire estaba distinto.

Ni el viento se atrevía a moverse demasiado.

Ni las hojas, a susurrar lo de siempre.

Yo lo supe apenas crucé la puerta de la biblioteca.

—Está cambiando —dije en voz baja, sin necesidad de que nadie contestara.

El estaba ahí.

Sentado en el rincón más oscuro, casi fundido con las sombras.

No tenía nombre para los demás. Solo un pasado que pesaba como cadenas.

Nos miramos apenas. No hacía falta más.

Una especie de señal tembló en el aire.

No era magia. No exactamente.

Era memoria latiendo entre mundos.

—¿La sentís? —pregunté.

—Sí —respondió, y se levantó sin apuro.

—¿A dónde vas?

A donde ella esté.

No pregunte como lo sabía.

Nunca lo hacía.

Solo lo seguí.

Cruzamos el pueblo en silencio.

Las calles dormían, pero algo… algo nos guiaba.

Y entonces la vimos.

Lyra.

Descalza.

Caminando por el sendero de tierra con la mirada perdida.

Como si una melodía antigua la llamara.

Como si su alma recordara algo que su cuerpo aún no podía comprender.

El se detuvo.

Sus manos temblaron.

—Es ella— Susurró.

—Lo se— Respondí.

La seguimos desde lejos.

Él, como un lobo oculto entre la noche.

Yo, entre los árboles, cuidando que no tropezara.

Hasta que llegó al lago.

Lo miro como si lo conociera.

Se arrodilló en la orilla.

Y susurro un nombre que el viento se lo llevó.

Vi como la luna se reflejaba en su piel.

Y por un instante...

No ví a Lyra.

Vi a Elyra.

Vestida de blanco, llorando en silencio.

Despidiéndose.

El dió un paso al frente.

—Todavia no— Le dije.

Y entonces, como si despertara de un sueño, Lyra parpadeó.

—¿Elías...? —murmuró.

Salí del bosque con calma, sonriendo apenas.

—Estás bien —le dije—. Te vi desde lejos y te seguí.

No fue del todo una mentira. Tampoco fue verdad.

Ella se tocó las manos,se miró el vestido.

—¿Qué… qué hago acá?

—No lo sé. Pero no estás sola. Se volvió hacia el agua.

—Soñé con este lugar —dijo en voz baja—. Una mujer... lloraba acá.

No pude ver su rostro. Pero sabía que era yo.

O alguien que fui.

Se miró en el reflejo.

Y sus labios temblaron.

—¿Que me está pasando Elias?–

Quise decirle tantas cosas.

Pero no debía.

—A veces… los sueños solo son recuerdos que no sabíamos que teníamos —dije.

Ella asintió.

Aunque no me creyó del todo.

Caminamos en silencio de regreso a la casa de Clara.

El nos siguió desde las sombras.

Sin ruido. Sin rastro.

Solo con el corazón latiendo demaciado fuerte.

Y cuando Lyra se giró un segundo, como si presintiera algo…

ya no había nadie detrás.

Solo la noche.

———

Frase poética final.

(Elias,en pensamientos)

"Hay momentos en que el alma camina sola,

y quienes la aman solo pueden seguirla…desde la sombra."

×Nota de autora×

Este capítulo es un puente.

Un susurro entre lo que fue y lo que aún no sabe que es.

Elías no es solo un testigo.

Es un guardián de secretos.

Y en noches como esta… también es un alma rota que cuida en silencio.

Gracias por caminar con nosotros hasta la orilla.

Y por dejarte llevar por las aguas de lo que no se puede decir en voz alta.

—Con cariño,La Autora.




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