Narra Lyra
Soñé con un jardín.
No uno cualquiera. Era extenso, con caminos de piedra agrietada, árboles de flores blancas y una niebla suave que cubría todo como un velo. El aire olía a tierra mojada y algo más… algo que no sé nombrar pero que sentía antiguo.
Yo estaba descalza. Mi vestido era otro. Y aunque mis pies avanzaban, el suelo parecía alargarse con cada paso. Como si el tiempo no quisiera dejarme llegar.
Al fondo, entre las ramas, vi una figura.
Una mujer.
De espaldas, con un vestido claro y el cabello trenzado.
—Elyra —murmuré sin pensarlo.
Lo supe. Lo sentí. Aunque no podía ver su rostro, aunque todo en ella era difuso como en un recuerdo robado, su presencia me atravesó.
La llamé. Intenté correr hacia ella.
Pero el camino se volvía más largo.
Ella no huia.
La estaban llevando.
Dos figuras —hombres, tal vez sombras— la escoltaban por un sendero que se cerraba a cada paso. Quise alcanzarla, gritar, tocarla.
No pude.
Mis piernas no respondían.
Mi voz tampoco.
Solo logré ver cómo desaparecia en la niebla.
y antes de que se desvanecerá del todo, giro apenas el rostro.
No con miedo.
Con tristeza.
Y sus labios se movieron.
>" No llegues tarde "<
–––
Me desperté agitada.
El reloj marcaba las 4:11.
Pero no me importa.
Me vestí con lo primero que encontré y salí de la casa. No quería pensar. Solo necesitaba entender.
Fui a la biblioteca. Sabía que Elías estaría ahí.
Lo encontré en una sala trasera, casi oculta. No estaba solo.
Hablaba con alguien. Su voz era baja, tensa. Reconocí el tono... y, sin verlo del todo, supe quién era el otro.
El vampiro.
No vi su rostro. Ni su sombra. Pero el aire se volvió más denso. El espacio, más estrecho.
Me detuve al borde del pasillo, oculta por los estantes. No respiraba.
—Está empezando a recordar —dijo Elías en voz baja—. Anoche lo soñó otra vez. Sé que fue ella.
Una pausa.
—No, todavía no lo sabe. Y no pienso decirle hasta que esté lista. No quiero perderla otra vez.
Mi pecho se apretó.
Otra vez.
Quise acercarme. Exigir respuestas.
Pero no lo hice.
retrocedi antes de que me vieran.
Algo me decía que esa conversación no estaba lista para mi.
Todavía no.
Regrese a casa.
–––
Cuando crucé el umbral de mi habitación… la vi.
Una rosa blanca sobre la cama.
Una rosa.
Marchita.
Suave.
Triste.
Y junto a ella, una hoja doblada, escrita en la caligrafía que ya reconocía.
" Si no me podés alcanzarme,no es culpa tuya.
Yo también quise quedarme.
Pero el jardín siempre elije a quién deja pasar.
Cuando recuerdes mi final,recordá también mi fuego.
Lo que fuiste....aún respira en voz.
—Elyra"
–––
Me senté con la flor entre las manos.
Y por primera vez, no llore.
Solo senti que algo dentro de mi se estaba abriendo.
Cómo una puerta.
Cómo una herida.
como una promesa que todavía arde.
–––
• Frase Final •
"Todavía no sé quién soy.
Pero si el viento no me suelta... Es por que hay algo en mi que todavía recuerda. "
•| Nota de La Autora |•
En este capítulo, Lyra sueña con un jardín que nunca termina, un espacio simbólico donde la memoria y el destino parecen cruzarse.
Quise que el sueño fuera más que un presagio: un eco de lo que ya pasó, lo que sigue pasando y lo que ella todavía no está lista para enfrentar.
El encuentro que no llega, las palabras que no alcanza a escuchar, la promesa que arde en el aire… todo habla de lo inevitable: la memoria no puede ser negada para siempre.
Y, mientras tanto, los silencios de Elías y la presencia del vampiro empiezan a tejer un misterio cada vez más denso, donde lo importante no es solo lo que se recuerda… sino lo que todavía se oculta.
Gracias por seguir acompañando a Lyra en este viaje entre sueños, flores y verdades que queman.
Cada página que se abre es un paso más hacia lo que estaba destinado a ser revelado.
— Con fuego y jardines velados, la autora.