Narra Lyra
Era 24 de diciembre.
Afuera, Atlauikan parecía más liviano. Las guirnaldas colgaban de los balcones, había pan en los hornos, velas en los portales y niños que corrían como si la oscuridad nunca hubiera existido.
Por un momento, casi olvidé que el pueblo respiraba secretos.
Casi.
°°°
Doña Clara me esperaba en la cocina con una sonrisa más dulce que de costumbre. Tenía puestos unos aros antiguos, de esos que parecen guardar historias, y el delantal lleno de harina.
—Esta noche se cena —me dijo, y no fue una sugerencia.
Ayudé en lo que pude. Cortamos pan, servimos vino tibio con canela, calentamos sopa y pusimos la mesa con un mantel bordado.
Elías llegó más tarde, con una vela encendida y un libro bajo el brazo.
—Por si después querés traducir algo —dijo, dejando el libro a un costado. Pero su voz era tranquila. No había urgencia. No todavía.
Nos sentamos a la mesa.
Y por primera vez en mucho tiempo… cenamos.
°°°
Hablamos de cosas simples: las tradiciones del pueblo, las flores que florecen en invierno, los postres de la infancia.
Doña Clara contó una historia sobre una cabra que se metió una vez en la capilla del pueblo y arruinó una misa entera.
Elías se rió con una risa suave y contagiosa.
Yo también.
Por un rato,me permiti estar ahí.
Sin símbolos.
Sin veces.
Sin sueños que me rompieran desde adentro.
>..Por un momento...pensé que la noche podía ser solo eso; Tibia,real,sin sombras.
°°°
Después de la cena,Clara se retiró con una sonrisa cómplice. Nos dejo solos frente al Fuego.
Elías tomó un sorbo de vino y me miró, sin invadir.
—¿Tenés miedo de lo que podés descubrir?
Tardé en responder.
—No. Tengo miedo...de que no sea yo la que lo está recordando. Que este reviviendo algo que no viví. Algo que me eligió sin preguntarme.
El bajo la mirada.
—Aveces el pasado no elige volver. A veces es...lo que queda cuando todo lo demás se olvida.
Quise preguntarle que sabía exactamente.
Pero no lo hice.
Nos quedamos en silencio un rato más.
Y luego me fui a dormir.
°°°
Subí a mi cuarto con paso lento, como si algo en mí supiera que la noche aún no terminaba.
El diario estaba sobre la mesa, abierto.
Una página nueva.
°°°
• Fragmento Traducido •
>.."Hay momentos en los que el alma no se puede callar más. Si lees esto, es porque el fuego no se apagó. Sos vos. En otra forma. En otro tiempo. Pero aun estoy viva si vos me recordás".
°°°
No me dió miedo.
Me senté frente al diario.
Y entonces la vi.
Ya no era un sueño.
Era una visión.
Elyra.
De frente.
Con los mismos ojos que a veces veo en el espejo, cuando no reconozco mi reflejo.
Su cabello suelto.
Su vestido claro.
Su piel...como el viento antes de una tormenta.
Me miró sin pestañear.
—No busques solo el collar—Dijo—. Búscate a vos. Lo demás... va arder solo.
Y desapareció.
°°°
Me quedé sentada frente al diario.
El viento afuera se levanto.
Silbó entre las grietas de la casa como si también quisiera hablarme.
Yo no dije nada.
No dormí.
Solo me quedé ahí,con el fuego bajo en la estufa,y el alma...un poco más despierta que antes.
•| Frase Final •|
>"...No sabía si la estaba viendo...o si me estaba convirtiendo en ella...."<
•| Nota de autora •|
Este capítulo fue como encender una vela en medio de tanta niebla.
Lyra, Elías y Clara compartieron una mesa, un momento sencillo… y eso, a veces, pesa más que cualquier revelación. Porque las almas también necesitan descansar entre tanta verdad.
Pero las llamas nunca se quedan quietas. Lo que Lyra ve y siente ya no son solo recuerdos: son puertas que empiezan a abrirse, visiones que la llevan cada vez más cerca de Elyra… y de sí misma.
Gracias por acompañar cada silencio, cada símbolo y cada página.
La historia apenas comienza a arder, y no hay viento que pueda apagar lo que ya despertó.
—Con fuego,memoria y compañía, La Autora. 💜