Entonces te olvidé

Prólogo

«Estoy en el infierno.»

Ese fue el primer pensamiento de Lewin al abrir los ojos. Sabía que murió durante ese accidente aéreo.

El paisaje ruinoso a su alrededor, casas de madera y paja ardiendo, el llanto indistinguible de los gritos dolorosos que se consumen junto al fuego, ¿qué más podría ser además del averno?

—Escóndete —le susurró una mujer de rostro oscuro, parecía que lo abrazaba, pero en realidad intentaba ocultar su presencia—. Eres el único que importa, ¡corre y sálvate!

No entendía lo que estaba pasando, si ese era el lugar donde sería castigado después de morir, ¿no debería haber un guía, un barquero o un verdugo?

De cualquier forma, el momento para sacar conjeturas no era ese, así que avanzó por puro instinto detrás de las rocas, dejaba atrás un árbol tras otro mientras corría. La sensación de pérdida apretando su corazón.

Cuando la falta de aliento le impidió seguir adelante, se recostó entre unos arbustos exuberantes para cubrir su pequeño cuerpo. La mujer le había dicho que se escondiera, así que lo hizo. No se atrevía a ir en contra de una petición que parecía llevar consigo la esperanza de más de una vida.

El cielo pronto se oscureció. Al resguardo de la noche, Lewin se puso a pensar.

Ya tenía veinticuatro años, era su primera vez a bordo de un avión cuando estaba de camino a Londres para estudiar un posgrado; llevaba mucho tiempo ahorrando y preparando esa oportunidad. Sin embargo, antes de abordar, el clima no era muy bueno; dijeron que el vuelo no se vería afectado por vientos o lluvia… Está claro que eso no aplicaba a la tormenta eléctrica que apareció casi como por arte de magia.

Pronto el avión colapsó. No supo si fue por electrocución, ahogamiento o miedo; solo está seguro de que murió.

Y después de lo que pareció un instante, estaba rodeado de fuego. Aunque durante su vida era agnóstico por decisión, fue católico por herencia, así que el inevitable primer pensamiento fue que estaba en el infierno.

Sólo que, cuando lo pensó bien, concordaba más con lo que había leído alguna vez en libros de ficción. Para empezar, sus piernas y brazos no lucían como los de alguien mayor a doce años; ¿por qué el inframundo gastaría tanto esfuerzo en no sólo encogerlo sino en cambiar sus rasgos? Porque lo comprobó, el cuerpo de este niño no tenía ni un pedazo de piel sin pintar, además del tono oscurecido por el sol, que era más intenso que el que Lewin tenía. Durante su vida fue un nerd antisocial recluido en su cuarto, no había oportunidad de que se bronceara hasta este punto.

Se convenció de que, incluso si esto no era una transmigración, seguir la corriente no debería estar mal. El problema era, ¿cuál es la corriente que tenía que seguir?

Como un friki veterano, creyó que sería bueno si hubiera despertado en una cama suave como la seda, los rayos del sol entrando por la ventana y la voz de un sistema explicando con cortesía todo lo que debería de saber. «Incluso le pondría un lindo apodo, como Conan, Watson, Zeus, Pistacho o Liebre de Marzo». Cuando terminó ese pensamiento, un sonido de campana invadió su mente.

【Palabra clave ingresada. Hola de nuevo, maestro.】

Le sorprendió mucho la voz, aunque no tenía el rastro entrecortado de los procesadores de voz que había escuchado antes, sus palabras no tenían fluctuaciones, eran demasiado monótonas para ser dichas por un humano, además de que arrastraban un tono metálico. Reforzando su conjetura acerca de que había experimentado una transmigración y esperando ahora la noticia de que poseía una gran trampa para ascender a la cima del mundo, preguntó también en su cabeza:

«¿Es esto un sistema? ¿Cuál de todas fue la palabra clave?»

【... Hola de nuevo. Maestro. (•‿•). Debemos abandonar este recuerdo preservado lo antes posible, él se enojará si nos encuentra aquí.】

El sistema se negó a revelar su vergonzoso apodo y decidió aprovechar la falta de recuerdos de su maestro.

«Espera, ¿no transmigré? ¿Estamos en un recuerdo?»

La atención de Lewin fue fácil de desviar.

【Le explicaré cuando estemos en el espacio seguro, por favor, confirme la transmisión de su conciencia.】

No comprendía del todo lo que estaba diciendo, pero optó de nuevo por dejarse llevar. Cuando una luz parecida a una pantalla apareció ante sus ojos, presionó el botón de aceptar sin dudarlo.

La oscuridad lo golpeó de repente, por un momento incluso creyó que estaba ciego, ya que no existía ni un rayo de luz a su alrededor. Todo era negro.

«¿Este es el espacio seguro?» preguntó con un poco de decepción, ¿qué pasó con el mar de estrellas o el espacio parecido a una habitación que podía modificar con su mente?

【Por el momento sí, le pido disculpas al maestro, solo podemos escondernos aquí.】

Lewin notó que, por lo que había revelado el sistema hasta ahora, su existencia no era tan simple como lo aparentaban sus recuerdos. Tal vez esa vida en la que solo estudiaba y leía novelas era otro recuerdo preservado muy realista, al igual que en el que era un niño hace un momento… Si fuera así, entonces ¿quién era Lewin en realidad? ¿Su vida tenía algún sentido desconocido? Por el momento, creyó que aclarar ciertos puntos sospechosos era lo más importante.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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