1. 1 Segundo primer encuentro
Este es un mundo con una jerarquía muy marcada y, en opinión de Lewin, el alto desarrollo tecnológico dejó detrás el desarrollo social. Su sistema tiene castas que funcionan con base en los géneros de las personas, los cuales son tres: alfas, betas y omegas; a su vez, los géneros se dividen en dos sexos: masculino y femenino. Es decir, su estructura es una pirámide de tres niveles representados cada uno por una casta.
La base está compuesta por los betas, la casta inferior, conocidos como clase trabajadora. Son comparables a los humanos comunes en el planeta tierra, su interacción con los otros niveles es muy baja y su representación de la población es la más grande, con un 70%.
Luego están los omegas, con una tasa de fertilidad del 100% en el lado fecundado. Se les considera una parte valiosa de la sociedad, ya que se lucha con una alta mortalidad desde que se fueron a la guerra con una especie alienígena conocida como zergs; su representación de la población total es la más baja, con un 10% y también se les llama el eslabón débil.
Por último, la punta de la pirámide está conformada por los alfas, cuya tasa de fertilidad del lado fecundador llega también al 100%, pero la razón por la que dominan la estructura social es por ser considerados las casta más fuerte; son el 20% de la población restante.
Una cosa a destacar son las preferencias de apareamiento, donde los alfas buscaban a los omegas debido a que, estadísticamente, el producto de la reproducción sexual entre ambos tiene un 60% de probabilidad de ser un alfa, un 30% de ser omega y un 10% de ser beta. La división de castas dejaba en claro por qué ocurría esta tendencia de emparejamiento.
La diferencia entre las castas podría determinarse por la apariencia, en la mayoría de los casos. Los omegas tienen cuerpos delicados, los betas una constitución común y los alfas son imponentes. Estos estereotipos, tan marcados en la teoría, se cumplían casi al pie de la letra en la vida real; excepto por ciertos casos específicos, como el contratista que en esta ocasión prestó su cuerpo a Lewin.
Hansen, como se llamaba el propietario original del cuerpo, nació de una pareja de betas y fue criado como tal por sus padres. Cuando su mamá dio a luz, era un bebé regordete muy saludable, nada como la apariencia robusta de los alfas o delicada de los omegas. Sus papás no estaban decepcionados, la mayoría de la población era beta y mientras trabajaran adecuadamente tendrían una buena vida, sin preocupaciones o dramas familiares de las castas superiores.
Así que Hansen aprendió en una escuela pública junto a otros betas y su educación estándar le permitió tener una personalidad equilibrada y muy simple. Hasta los doce años, ninguno de sus rasgos internos o externos indicaba que fuera algo más que un beta.
Toda la población tenía que ir al Centro de Salud a hacerse la prueba del sexo cuando cumplían los doce años. Ahí le dijeron a sus padres algo que los impactó: su hijo era un omega. Debido a un desorden hormonal que, por cierto, no era dañino para la salud, sus aptitudes y constitución físicas no eran delicadas hasta esta edad; sin embargo, después de los doce ocurría la segunda etapa del desarrollo sexual y esto podría cambiar.
Como Hansen no quería que sus padres gastaran en esas escuelas de élite separatistas especiales para omegas, les rogó que lo dejaran en la institución pública de los betas, solo no tenía que olvidar tomar los supresores hormonales después de que le llegara su primer estro, mismos que el gobierno entregaba como subsidios a todos aquellos registrados como omegas en el Centro de Salud. Ellos accedieron. Su mamá era ingeniera en comunicaciones y su papá enfermero en un hospital para betas, sus trabajos no les dejaban un excedente demasiado grande para usarlo en esas instituciones, también pensaban que era un desperdicio mandar a su hijo allí. Cocinar, pintar, tejer, tocar música y otras cosas que enseñaban, ¿por qué querrían gastar tanto dinero en cosas que podía aprender en cualquier otro lugar a un precio mucho más bajo? Además, su propio hijo tenía diferentes intereses, lo querían demasiado para torturarlo con esas actividades.
Entonces, Hansen continuó siendo educado como beta, incluso a los quince años, todavía no tenía su primer estro; si no fuera por los cambios en su apariencia, habrían pensando que lo identificaron de forma errónea como omega. Aunque su cuerpo no se volvió débil, sus rasgos faciales se volvieron cada vez más bonitos, su piel tierna y suave, e incluso después del entrenamiento físico de su clase de deporte, no se bronceaba como la de sus compañeros.
Debido a que el planeta donde vivían estaba compuesta por puros betas, nadie notaba que el aroma agradable en su cuerpo cuando sudaba no era perfume, sino hormonas omega. Vivió de esta forma, la familia de tres incluso creyó que, mientras se quedara siempre con betas, su hijo podría tener la vida que él decidiera, sin someterse a otros de forma emocional o sexual, que era lo que más les preocupaba.
Eso fue hasta que cumplió dieciséis años y tuvo su primer estro. Sus compañeros sentados cerca se sentían inquietos, pero no perdían la racionalidad ni tenían reacciones extremas como lo habría tenido un alfa; la profesora, que entendía este tipo de incomodidad, supo por primera vez que tenía un alumno omega y reconoció de inmediato que estaba en periodo de estro. Lo llevó a su oficina para llamar a sus padres, porque, aunque podía dejar que tomara los supresores que Hansen siempre cargaba como prevención, estos tenían efectos secundarios variables según el omega que los tomara; era mejor que estuviera en casa.