Entonces te olvidé

2.2 Antes de partir

Carson siempre estaba de mal humor y había pocas personas que soportaran su actitud, por lo que no tenía muchos amigos.

Uno de los que entraba en esa minoría era su amigo de la infancia, Winston, el representante de tercer semestre de la oficina de asuntos estudiantiles en "Reevaluación de grupo asignado". Ese día, Carson había ido a buscarlo por voluntad propia y sin ninguna razón en especial, lo que era muy extraño.

—¿Cómo es que recordaste mi existencia? —bromeó Winston, aunque su sorpresa al ser honrado con la presencia del rey, como todos llamaban a su amigo, no era mentira.

—Solo pasaba por aquí y decidí saludar —respondió en un tono casual, con la misma indiferencia aparente agregó—. Oh, ¿no ha venido un chico por aquí?

—¿Otra vez estás enviando a los estudiantes a otras oficinas para no hacer tu trabajo? —Winston sospechaba que fue su amigo quien mandó a cambiar la placa de la oficina de "otros asuntos", agregando el "indecibles", pero no tenía pruebas.

—Yo nunca acepté ser asesor estudiantil —Carson sacudió la mano, excusando su irresponsabilidad—. Cualquier asunto puede ser resuelto por las demás oficinas, ¿para qué agregar una de "otros asuntos"?

Winston cambió el tema, no iba a discutir de nuevo sobre ello.

—¿Por qué querías saber si vino un chico? Nadie a...

Toc, toc, toc. Alguien tocó la puerta. 

Carson, supo de quién se trataba, se levantó y buscó alrededor de la oficina un lugar donde esconderse; luego se dio cuenta de que lo que estaba haciendo era una reacción exagerada y sólo se quedó de pie junto a la puerta. Winston ya había abierto y Lewin estaba entrando, no miró hacia la izquierda y se perdió la presencia de una tercera persona.

—¿En qué puedo ayudarte? —preguntó Winston con un tono y sonrisa amable.

Lewin sonrió de forma inconsciente ante una actitud tan servicial, eso sí era a lo que estaba acostumbrado.

—Esta mañana me di cuenta que mi poder espiritual parece haber cambiado, mañana saldremos al examen y no estoy seguro si lo mejor sería reubicarme en el sector adecuado... Como es un examen práctico, ¿no debería ser muy diferente?

Winston pensó por un momento, recordando el protocolo de lo que se haría en estas situaciones y asintió.

—Tengo que medir tu poder espiritual, si solo cambia en un grado, no habrá problema en que lo hagas como se estableció originalmente; si es un crecimiento mayor, te daré el formato de reasignación.

—Muchas gracias.

—Es mi trabajo —Winston se puso de pie y observó a su amigo que seguía de pie en el mismo lugar, como una estatua—. Iré a buscar la esfera de medición, enseguida regreso.

Lewin notó que parecía estar hablando con alguien más y miró detrás. Se sorprendió de ver al sujeto maleducado de la mañana. 

Winston ya había salido y las dos se miraron en silencio, o mejor dicho, uno miró la cara del otro mientras el otro observaba algún punto en el vacío. Lewin, que había pensado después en lo que hizo, se sentía avergonzado por haber pisado con tanta fuerza a un desconocido.

—Siento lo de hace un rato —se disculpó.

Carson seguía quieto, como si estuviera pegado a la pared. 

Lewin se sintió desconcertado, pero volvió a hablar.

—No pareces alguien a quien le doliera mucho esa pequeña pisada, aunque sé que fue mi error, así que por eso me estoy disculpando.

El otro sujeto no respondió. ¿No era muy grosero de su parte ignorar a la gente de forma tan descarada? La molestia de Lewin estaba resurgiendo.

En ese momento, la puerta se abrió. Winston regresó, salvando en el proceso al pie de Carson de una segunda agresión.

—Siéntate con la esfera entre las rodillas y las diez yemas de los dedos tocando la esfera, cuando escuches un pitido me la regresas, ¿de acuerdo? —explicó Winston mientras entregaba una bola negra brillante.

Lewin la sujetó mientras afirmaba que entendía e hizo el proceso solicitado.

Un minuto más tarde la esfera terminó la lectura y Winston pidió la credencial de Lewin para insertar el número de cuenta en el sistema de estudiantes y comprobar en su registro de datos si sería necesario el formato para cambiar su grupo de examen.

Resulta que pasó de B+ a S+. 

Winston, que creció en una familia poderosa llena de dobles intenciones y motivos ocultos, supo mantener su expresión tranquila ante este nivel y cambio de fuerza espiritual tan poco común; solo un brillo de sorpresa cruzó sus ojos cuando leyó "Género: omega" en la pantalla.

—De acuerdo —dijo finalmente—. Aquí está el formato, lo rellenas con todos tus datos y le envías una copia a tu profesor actual, una al profesor de la Clase 1 y otra al consejero estudiantil de nuestra generación.

Lewin asintió y agradeció a Winston, no se demoró más ahí, saliendo de la oficina. Cuando cerró la puerta, Winston suspiró, ahora entendía por qué su amigo estaba actuando tan extraño.

No muchos sabían acerca de la fobia de Carson o por qué la tenía, Winston mismo solo conocía su existencia pero no su origen. La razón por la que nunca hablaban de ello y la familia Kellam estaba tan preocupada por mantenerlo en secreto, es por la extrañeza del padecimiento: un alfa le tenía fobia a los omegas, o dicho de manera más concreta, si Carson percibía el olor de las feromonas omega, entonces se congelaría, poniéndose tan pálido hasta desmayarse o vomitando hasta los intestinos.



#7570 en Fantasía
#10550 en Otros
#1258 en Aventura

En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.