Entonces te olvidé

2.9 Inseguridad (1)

Las estrellas centelleaban a los lejos, pero Carson tenía la sensación de que estaban más cerca de lo que deberían. También se sentía extraño, como si algo faltara, algo sobraba...

—¿Estás aquí?

Esa voz, era demasiado hermosa. Su cuerpo tembló. No. Era su alma la que se sacudía. Quería girar en dirección a la voz, pero estaba congelado, no podía moverse. Una estrella parpadeo, murió, se dijo casi con certeza. ¿Era una nave espacial donde estaba? ¿Cómo llegó a este lugar? Había algo intentando penetrar en sus recuerdos, pero una barrera lo impedía.

—Estás aquí.

☆★☆

El agua corría bajo sus pies, se sentía refrescante, el sol calentaba su piel y la felicidad lo inundaba. Lewin reconoció enseguida este lugar, después de que MeilLing y XiaoLing se hubieran independizado, Chen LinBao lo trajo más de la mitad del año; no solo el clima era perfecto, los paisajes aquí eran también hermosos. Sin embargo, a pesar de reconocerlo como familiar, también había una sensación de incongruencia.

¿Debería estar aquí? Parece que no, él estaba haciendo algo, era importante. ¿Qué día es hoy?

—Amor.

Otra vez, no concordaba. Era igual, pero se sentía incorrecto.

—¿Sigues ahí parado? Tus pies se van a arrugar, ven aquí —dijo Chen LinBao con una sonrisa.

Esta escena, la había vivido tantas veces. Sabía que algo faltaba, se sentía artificial. Sintió cómo lo tomaban en brazos, su cuerpo cooperaba para representar el acto, no le pertenecía. Las manos, los pies, la cara. Nada era suyo.

—¿Lo notaste? —el tono se volvió denso.

Ya no había la alegría de un par de amantes, sus pies deberían estar fríos por estar en el río, pero de alguna manera sentía como si se quemaran.

—No me voy a disculpar por mis modales —la voz ya ni siquiera era igual a la de Chen LinBao, se sentía muy profunda, vieja, oscura...

Lewin quería mirar al dueño de aquel sonido, pero incluso los sonidos e imágenes a su alrededor se extinguieron, le recordaba a la oscuridad del espacio seguro, sólo que fría y hostil. En lugar de abrazar, parecía acechar, esperando para devorar.

—Debo ser honesto, esperaba que fueras más resistente, para ser uno de ellos, eres bastante mediocre —soltó una risa ronca—. Ya veo, ellos te castigaron. ¿Podré divertirme un poco?

La carcajada gutural de la criatura estaba cargada de malicia, en un momento se coló una tos entremezclada, aunque se seguía notando lo mucho que estaba disfrutando tan sólo con la expectativa de torturar a uno de ellos.

☆★☆

—¿Cómo has estado? —ante la falta de respuesta, la persona no se molestó, continuó su charla ociosa—. Escuché que otro mundo cayó, ¿lo sabías? Ni siquiera entiendo por qué los siguen contando, esto es una mierda. De todos los sistemas, tenían que escoger la puta burocracia. Diría que me dan asco, pero estás tú aquí, ¿cómo podría quejarme?

Carson entendía todas las palabras, no obstante, se sentía muy confundido; por un lado pensaba en que debería haber tenido esta conversación antes, y al mismo tiempo, tenía una fuerte sensación de alienación.

—Por cierto, ¿viste a esa escoria?

De repente se sintió enfadado. Aunque tenía claro que había algo mal con su entorno, no sentía prisa por descubrir qué era lo que no concordaba, ¿se suponía que debería estar en otro lugar?

Casi no era consciente de su propia existencia, su identidad estaba muy difusa. Lo único que sabía con seguridad de sí mismo es que luchaba con frecuencia y que amaba demasiado a una persona, daría lo que fuera por dejar atrás lo primero para estar siempre con lo segundo.

El problema es que también desconocía todo sobre él: nombre, edad, cómo se conocieron; todo estaba en blanco. Hace un rato se despertaron juntos, por alguna razón le daba la espalda y solo pudo escucharlo despedirse antes de que lograra mover su cuerpo.

Sus pupilas se dilataron cuando vio la figura que se alejaba, quería correr detrás suyo, sólo que la duda lo detuvo. Entonces alguien se acercó detrás y empezó a hablarle.

Sin que lo notara, la disociación se fue atenuando.

Caminó por altos, anchos y largos pasillos blancos, a veces negros, luego transparentes. De una habitación a otra, flotaba sin razón y sin sentido, sin notar nada mal. Su conciencia solo se volvía clara cuando lo veía a él.

Estaba seguro de que no había una voz más hermosa en todo el universo, cada palabra suya satisfacía su alma, su corazón estaba feliz. Podía vivir así para siempre.

No había peleas, mentiras, peligros o traiciones. Estaban juntos. Eso era lo único que importaba.

—¿En qué estás pensando de nuevo? —le dijo a esa persona mientras se acercaba, abrazándolo por detrás.

—Solo trabajo —sonrió él con simpleza.

—Contigo es siempre trabajo, ¿por qué nunca dices que piensas en mí? Aunque sea mentira, sería lindo escucharlo.

La persona se volteó, en su cabeza sin rostro se podía intuir la diversión.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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