Entonces te olvidé

2.12 Compromiso

Lo primero que Carson vio al abrir los ojos fue a su madre.

Estaba impaciente por decirle que detuvieran a Hansen, que no se fuera, que lo esperara, que ya estaba despierto. Sin embargo, los músculos de su boca (y todo su cuerpo) estaban atrofiados y no podía articular ninguna palabra.

Escuchó a su padres y a los médicos intercambiar oraciones por un buen rato, no prestó atención a lo que decían. Al igual que en el mundo que el zerg había creado con base en su inconsciente, no pudo escuchar nada de lo que le decían desde el mundo exterior. Fue solo cuando Hansen vino a despedirse que pudo escapar de la fantasía, así mismo, lo necesitaba ver para cerciorarse de que esta vez no estaba atrapado en una ilusión.

—No sé cuándo podré volver a visitarte... ¿Sabes qué sería bueno? Volver y poder ver tus hermosos ojos azules de nuevo. Sorpréndeme, ¿de acuerdo?

Eso fue lo ultimo que escuchó, entonces su conciencia se liberó.

—Hansen...

Todos a su alrededor guardaron silencio. Ese sonido ronco y oxidado, ¿qué fue lo que dijo Carson?

—Hansen —repitió.

—¡Ah! ¡Hansen! —exclamó Myriad. Miró a su hijo con una mirada tranquilizadora—. Descuida, él está bien, despertó mucho antes que tú.

¿Mucho antes? Carson sospechó de esa frase, sonaba mal.

—Creo que quiere verlo —supuso Igno.

Myriad miró a los médicos, ellos intercambiaron miradas y varios asintieron.

—Por el momento analizaremos los datos en el laboratorio, pueden verlo sus amigos ahora.

Entonces, cuando Carson observó a Hansen entrar por la puerta, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Tan grande.

El Hansen con cara de ángel ahora se veía más fuerte y maduro. ¿Cuánto tiempo había pasado? Viendo lo guapo que estaba ahora, ¿aún tenía oportunidad de estar con él? ¿Tendría a alguien más buscando conquistarlo? No podía perder tiempo, tenía que confesar rápido.

Al ver las lágrimas de Carson, Lewin también lloró. No le importó que Myriad viera con fervor en sus ojos ni que el señor Kellam soltara una exclamación de sorpresa. Corrió a la cama y abrazó su cuerpo.

—No llores —le dijo Carson mientras él mismo lloraba más.

—Te extrañé tanto...

Las otras dos personas en la habitación no entendieron a qué se refería Lewin, apenas se conocían cuando ocurrió el accidente, ¿no? ¿Por qué hablaban como dos personas que vivieron juntos toda la vida y al fin pudieron reencontrarse después de una inesperada separación? Pero bastaba con que los involucrados supieran en el fondo de sus almas a qué se referían.

—Lo siento, hice que te preocuparas —dijo Carson.

Lewin se limpió las lágrimas y ocupó su manga para limpiar las del otro.

—Un lo siento no es suficiente —bromeó.

La expresión de Carson se puso seria de repente.

—Tienes razón —tomó su mano con toda la fuerza que pudo reunir y dijo en tono solemne—. Te pagaré con mi cuerpo y mi vida.

Todos los presentes abrieron los ojos, atónitos.

—¿Qué estás...? —Lewin quería aclarar esa frase ambigua, lo que dijo Carson se podría malinterpretar. No debería ofrecerse como esclavo a una persona que apenas conoció por unos días...

—Cásate conmigo.

—¡Ah! —gritó la mamá de Carson.

Su cuerpo no pudo soportar tantas emociones en tan poco tiempo y se desmayó en los brazos de su esposo.

Cuando Winston, Dean y Diana llegaron, vieron a dos hombres besándose, a Myriad inconsciente en los brazos de Igno, y a este último con cara de no saber lo que estaba pasando.

☆★☆

Los zergs himenópteros son la especie que siempre da a luz a la reina, estas a veces nacen como algo parecido a las abejas y otras como hormigas. No obstante, dejando de lado el exterior, tienen un gran intelecto, aunque no superan a los lepidópteros y en fuerza tampoco vencen a un ortóptero; es su poder de controlar a todos los zergs lo que determina su posición como reina.

Esta generación pertenecía a los himenópteros con forma de abeja, debido a esto, la lucha con los zergs se había relajado un poco. No es que fueran malas reinas  o tuvieran un bajo instinto bélico, pero las de tipo hormiga eran más inteligentes y fuertes; los himenópteros tipo abeja solo tenían a su ventaja la organización.

Un mecha de color negro descendió en un planeta árido, conocido como una antigua colonia de esta especie de zergs.

El mecha era del tipo ligero, sólo alcanzaba los cinco metros de altura, las piernas de la máquina eran más estilizadas, lo que indicaba que fue construido para el rápido movimiento en tierra, en la parte del torso, donde se colocaba la cabina para el conductor, tampoco era muy voluminoso, solo cabría una persona con todo el tablero de controles ahí dentro. Lo que llamaba la atención eran los brazos modificados de la armadura mecánica, esa versión de mecha tenía armas de larga distancia de baja potencia y predominaban las de corta distancia; ahora, este había sustituido las últimas por armas de gran potencia, haciendo que el mecha se viera desproporcionado.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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