Entonces te olvidé

4.3 Hay algo extraño con estos zombis

El virus zombi no era en realidad un virus. 

El principio del apocalipsis en este mundo no estaba basado en un accidente científico o biológico dentro de la tierra, sino en un fenómeno exógeno. La luz roja era una ola de radiación cuyas ondas contenían partículas desconocidas por la humanidad, esto tuvo tres efectos visibles inmediatos: la conversión de humanos en no-muertos, la adquisición de habilidades para los más afortunados y el cambio climatológico de forma radical.

La ley que regía los tres conceptos era incomprensible para las personas que aún estaban desconcertadas, después de todo, no había pasado ni una hora desde que el apocalipsis comenzó. Sin embargo, Lewin ya le había solicitado a 2-2 que le transmitiera los datos útiles referentes a esto, por eso, a pesar de que su cuerpo se llenó de sudor frío y le temblaban las manos por los nervios mientras huía de los zombis, no estaba tan asustado como aquellos que no sabían qué rayos sucedía.

Sí, ya esperaba el apocalipsis, pero no creyó que imaginar el fin del mundo y vivirlo serían cosas tan diferentes. Por lo regular, Lewin era bastante incrédulo cuando experimentaba cosas nuevas o extraordinarias, no se emocionaba con facilidad ni confiaba totalmente, no obstante, Cai LiWen era todo lo contrario: impresionable y dispuesto a creer cualquier cosa. Entonces, cuando entró a su departamento después de evitar a todos los zombis en el camino, empezó a tener sentimientos muy contradictorios.

Una parte decía: “debí de advertir a todos que esto pasaría, así al menos estarían preparados”; y la otra era más indiferente: “este asunto no me concierne, no es mi responsabilidad, pues soy un extranjero en este mundo y yo no lo causé”. Sabía que el lado negativo era inherente a sí mismo, así que se sentía un poco culpable, ¿era una persona cruel por no sentir ninguna obligación hacia el bien común?

De repente recordó el momento en que conoció a su amante por primera vez, cuando llegó al mundo y cayó en sus brazos, lo primero que pensó fue que había encontrado lo que buscaba, que estaba en el lugar correcto. Al principio, cuando su corazón latía con fuerza o su mente insistía en girar en torno a Chen LinBao, se lo atribuyó a las emociones residuales de Wang SiuYun. Ignoró la sensación de éxtasis cuando tomaba su mano, la decepción cuando dijo que no estaba interesado, el profundo terror cuando creyó que el nahur lo iba a matar, o la extrema felicidad cuando confesó sus sentimientos. Se puso una máscara de insensibilidad y forzó sus pensamientos en la dirección contraria a sus sentimientos.

Durante mucho tiempo trató de evitar el hecho de que, desde el primer momento en que lo tuvo cerca, su amor ya era irremediable. No se daba cuenta de que no quería aceptarlo porque tenía miedo de lo que eso, junto con la culpa, significaban, ¿cuál era su pasado? Al final de la primera misión decidió no preocuparse, y después de la segunda se dispuso a confiar, pero todavía tenía esa pizca de incertidumbre en el fondo de su alma: cuando él recupere sus recuerdos, ¿me odiará? ¿Yo me odiaré cuando obtenga mi memoria?

De alguna forma, tenía la sensación de que no era una buena persona, por eso la disposición moralista de Cai LiWen le incomodaba tanto. Por primera vez sintió que asumir la identidad de alguien más le estaba costando trabajo.

Toc, toc, toc.

Lewin se puso rígido cuando escuchó que tocaban la puerta en la que todavía estaba recargado. Al asomarse, familiares cabellos coloridos en amarillo naranja y rojo lo saludaron por la mirilla. Era Bai Yu.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó al joven después de abrir la puerta.

—Lo sabías —afirmó el otro.

Por la expresión que tenía en su rostro y su tono de voz, Lewin notó que el otro parecía estar molesto. También comprendió enseguida a qué se refería.

—Sí —aceptó. Le pareció inútil hacerse el tonto con este tema.

Bai Yu pareció haber esperado su respuesta honesta, por lo que respondió lo que Lewin había preguntado al abrir la puerta.

—Mi padre está en ciudad B y mi mamá… Ella se convirtió —con una mirada un poco desconfiada, le preguntó a Lewin—. ¿Estos son “zombis”? ¿Por qué son tan extraños?

—¿Extraños? ¿Qué fue lo que viste? —evitó hablar sobre la madre del otro porque sabía que su relación familiar era muy complicada.

—Uno de ellos se comió a otros… de esas cosas.

Lewin se sorprendió, pero no por el hecho en sí, sino porque no esperaba que empezaran a subir de nivel tan pronto. Porque según lo que 2-2 le había explicado, no solo algunos de los humanos ahora tenían habilidades, los zombis también, cosa entendible ya que en realidad ambos eran mutaciones diferentes del mismo origen.

—Si es así, entonces hay que darnos prisa, algunos de los… esos —a ambos les resultaba incómodo decir la palabra en voz alta— deberían de haber comenzado a desarrollar un núcleo de energía con el que en el futuro se volverán más fuertes —explicó a grandes rasgos mientras guardaba cosas en una mochila—. Si hay uno comiendo a los suyos y digiere su núcleo, aun si no ha aparecido por completo, entonces subirá de nivel más rápido que los humanos y no podremos defendernos cuando llegue el momento.

Bai Yu lo escuchó con atención y lo miró con más desconfianza, a veces podía ver un atisbo del Cai LiWen que conocía, pero siempre perdía esa sensación de familiaridad… De repente sospechó que frente a él podría estar el culpable del fin del mundo, sin embargo, era reacio a concluir tal cosa, ¿y si Cai LiWen todavía estaba allí? Lo conocía muy bien, jamás dejaría que nada malo sucediera, aunque siempre aparentara ser indiferente hacia el mundo, si tuviera que elegir entre su vida y la de los demás… Ah, qué hiciste Xiao Wen.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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