Después de entrar al baño y antes de que pudiera lavar su cara con agua fría como había planeado, Lewin parpadeó. Trescientos milisegundos después, cuando volvió a abrir los ojos, estaba en un avión.
Nunca había estado tan confundido en toda su existencia, ni siquiera cuando creyó que había transmigrado a otro mundo, ni cuando 2-2 apareció y le explicó su situación.
«¿Qué acaba de pasar?»
Silencio.
«¿2-2?»
No era la primera vez que el sistema dejaba de contestar de manera inexplicable, en esos momentos, si pedía alguna información o acción específica, 2-2 todavía hacía las cosas con eficacia, sin embargo, no recibía respuesta a su conversación. Cuando le preguntó al respecto no obtuvo una explicación específica, solo la vaga excusa de que se estaba encargando de otras cosas, pero que no se preocupara porque había dejado atrás el software operacional que era capaz de cumplir con casi todos los requisitos que planteara.
Considerando que podría tratarse de nuevo de esa situación, cambió sus palabras por una orden.
«Transmite las grabaciones de dónde he estado en las últimas horas.»
Una pantalla de luz que solo él era capaz de percibir apareció. Debido a que no había cámaras en el baño, solo vio cómo entró al baño, las acciones de Penny y Artur después de la llegada de Adeline, un asistente sacando una carpeta del lugar, su propia salida, la llegada de Joseph y el enfrentamiento con su abuela.
Después de eso, un hombre lo encontró en el vestíbulo del hotel y ambos se subieron en un vehículo, la grabación fue extraída por fragmentos de las cámaras de seguridad vial hasta que llegó al aeropuerto. El hombre intercambió varios diálogos con el personal y Lewin terminó aquí, en un avión de regreso a Ciudad Ágatha.
Los latidos de su corazón se aceleraron y detuvieron de manera irregular mientras las hipótesis daban paso a la comprensión.
«Transmite... ¿Qué ha hecho Joseph al mismo tiempo?»
A través de las imágenes llegó a una conclusión casi precisa, lo que le hizo preocuparse por lo que podría estar pensando su amante; además, por los rasgos de este mundo que descubrió en el pasado, el espíritu de Joseph podría incluso colapsar si se sometía a una gran angustia. Quería llamarle enseguida, pero debido a que estaba en un avión era inconveniente, así que se obligó a calmarse con este asunto.
Sabía que el amor que se tenían podía ayudarlos a superar cualquier problema que se pudiera presentar en estos mundos.
No obstante, un pensamiento todavía cruzó por su mente, sin dejarle abandonar la tensión por completo: ¿dónde estará 2-2?
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En el espacio independiente donde Lewin se había alojado antes de su primera misión, la oscuridad había desaparecido para dar paso a los destellos de las estrellas que morían a la distancia y el fulgor opaco de los los planetas que colapsaron, a su vez, la estructura de esta vieja sede primaria del CAE se volvía incandescente, augurando su próxima desaparición.
Cuando 2-2 al fin pudo llegar al lugar, la respiración de pXB-13013 era tosca, revelando lo difícil que era seguir en ese espacio. El conejo saltó con urgencia en dirección a la chica, cuyo cuerpo etéreo se estaba desvaneciendo, a punto de fundirse con el espacio. Si su conciencia se desprendiera del alma, entonces 13013 se perdería para siempre.
—Pensé que ya no ibas a venir —dijo la joven entre jadeos, pretendiendo bromear. Sus manos cubrían con fuerza su estómago, intentando aferrarse a algo de su poder para al menos mantener su vida.
—Si me llamaste, por supuesto que vendré —respondió 2-2 con obviedad y falsa despreocupación—. ¿Qué fue lo que pasó? No, espera a que te saque de aquí para contarme.
Dicho esto, el conejo movió sus patas en rápida sucesión debajo de él, como si cavara, solo se detuvo hasta que apareció un túnel de apariencia profunda, tan oscuro como un agujero negro. La joven no dudó y saltó en él, seguida de 2-2.
Un segundo después, el espacio se cerró; un fragmento del cosmos había dejado de existir.
Ambos aterrizaron en un desierto árido, el calor golpeando sus cuerpos acostumbrados a la temperatura idónea de las sedes. Temiendo que si seguían saltando en el espacio 13013 pudiera dañarse más, el conejo revisó su cuerpo, pero no encontró ningún problema. ¿Por qué su energía no dejaba de desbordarse?
Notando la preocupación de 2-2, la chica sacudió su mano para que se detuviera, luego hubo un destello de luz y el éter, que era vagamente visible antes, desapareció por completo.
—Hace tanto que no usaba un cuerpo físico —exclamó la joven con nostalgia y luego elogió a 2-2—. Eres asombroso, nos sacaste de ahí con tanta facilidad.
—Habría sido más fácil si tuviera mi cuerpo original —dijo el conejo mientras arrugaba la nariz—. Dime lo que pasó.
—Tenías razón —comenzó la chica recuperando el ánimo enseguida—. Alguien enmarcó a G'Hässan en ese entonces, encontré un rastro y... —13013 se detuvo de manera abrupta—. ¿A dónde me trajiste? ¿Cómo es que hay tanta energía etérea aquí? —exclamó con sorpresa, inhalando con fuerza de manera inconsciente.