Entonces te olvidé

6.6 Enfermo

Lewin no pudo distinguir el momento en que se quedó dormido, pero supo que estaba soñando cuando revivió la escena a la que le dio muchas vueltas las últimas semanas antes de su muerte.

En su vida original, Lewin descubrió su sexualidad cuando tenía dieciséis años por la misma razón que la mayoría de las personas: se enamoró de otro chico. Esto pudo no haber sido tan malo si esa persona no se tratara de su mejor amigo.

Sabía que sus pensamientos se estaban tornando cada vez más peligrosos conforme terminaba su último año de preparatoria y su amigo, Pawel Gorski, salía con tantas chicas como días tiene la semana; para entonces había logrado ocultar su enamoramiento por casi dos años y se había convencido de dejarlo ir en la fiesta de graduación. Su plan era confesarse y superar a Pawel después de que lo rechazara. Lewin siempre creyó que solo tras recibir un golpe duro podría obligarse a olvidar a su primer amor.

Por supuesto, los planes nunca salen como estaban pensados.

Lewin aprovechó el momento después de que fueron a dejar a la cita de Pawel a su casa para decir lo que había escondido en su corazón, no obstante, el rechazo nunca llegó. Pawel solo lo observó con esos ojos ligeramente borrosos por el alcohol y su sonrojo borracho pareció cambiar de rosa a pálido para luego enrojecer hasta las orejas.

No sabía qué estaba pasando por la mente de su amigo, pero Lewin no pudo evitar tener una leve esperanza.

La aceptación tampoco llegó. Solo un beso con un sabor amargo que hizo a Lewin fruncir el ceño de manera inconsciente, él no había bebido porque no le gustaba el sabor de la cerveza, pero pronto su expresión cambió porque el éxtasis fue mayor a su disgusto. ¡La persona que le gustó por tanto tiempo había tomado la iniciativa de besarlo!

Aunque fue feliz demasiado pronto.

Después de un minuto, Pawel pareció recuperar el sentido y el encuentro terminó con la única oración de pedir a Lewin que lo llevara a su casa.

Ni en las vacaciones ni durante su primer año de universidad; Lewin no volvió a saber de él. Fue bloqueado de todas las redes sociales de Pawel y la mamá de su amigo, que antes lo trataba con amabilidad, ahora solo evadía las preguntas cuando lo iba a buscar a su casa.

Supuso que esta era la forma de Pawel de rechazarlo. Lo único que lamentaba era haber perdido su primer beso con alguien que, supuso, solo intentaba consolarlo por lástima. Hubiera preferido que su primera experiencia fuera por amor.

Para su segundo año de universidad, prácticamente se olvidó de ese "incidente" y se había concentrado por completo en sus estudios. 

El tiempo pasó y un encuentro fortuito en las canchas de su universidad trajo de vuelta la amistad que creyó perder tras su confesión.

Al principio, Lewin estaba dispuesto a volver a ser amigo de Pawel, pero conforme pasaron los meses este se empezó a comportar de forma ambigua. De nuevo, fue Lewin quien tuvo que poner en juego su amistad para volver a sacar el incómodo tema a la luz.

—¿Te gusto? —le había preguntado en un tono serio. No había ilusión o nerviosismo en su mirada, solo una profunda necesidad de querer saber.

—Yo... ¿Qué cosas dices?

Lewin discernió en su expresión que intentaba cambiar el tema y aligerar el ambiente con una risa aparentemente casual, pero desde que lo conoció seis años atrás hasta ese momento, la forma en que Pawel presionaba sus nudillos de los dedos índices con sus pulgares cuando se sentía culpable era la misma. No supo si se sentía más sorprendido o molesto, pero lo cierto es que Lewin no estaba feliz.

Estaba sorprendido de que su amigo, quien siempre había salido con chicas, de repente sintiera algo por él; molesto porque se había esforzado en dejar atrás los sentimientos que tenía por él y ahora Pawel viniera a desestabilizar su corazón.

Pawel también debió notar sus pensamientos internos, por lo que se apresuró a cambiar de tema. Sin embargo, después de ese día, ya que sus intenciones habían sido expuestas, empezó a cortejar de manera directa a Lewin.

Sin poder evitarlo, los sentimientos resurgieron. Fue más de un año de relación.

Lewin ya se había graduado y a Pawel todavía le quedaba un semestre en la Facultad de Derecho para titularse. Habían hecho planes para el futuro en Londres, la ciudad que ambos siempre consideraron la más romántica de todas; en su fantasía idílica, caminarían con los dedos entrelazados debajo de un paraguas mientras la lluvia le daba vida a las vibrantes calles europeas.

Así que Lewin iría primero a Londres a estudiar una maestría mientras establecía un lugar más o menos estable donde vivir, Pawel lo alcanzaría más tarde y se encargaría de los gastos hasta que Lewin terminara sus estudios y luego podrían invertir sus roles. O simplemente regresar a su país de origen si esos planes fracasaban y esforzarse por una vida mejor; lo que fuera, pero juntos.

Sin embargo, Lewin descubrió de la peor manera que él era el único que se tomaba esos planes en serio.

Tres semanas antes de volar a Londres, recibió un mensaje del celular de Pawel: "Plaza Lux, viernes 5:30 p.m.". Ese día era jueves y estaba en su trabajo temporal, así que Lewin no devolvió el mensaje en el momento y luego lo olvidó.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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