Entonces te olvidé

Especial 4

10101

Los seres divinos  son existencias de poder inconmensurable en algunas ocasiones, o simples insectos en otras. Eso fue lo primero que G'Hässan aprendió después de morir y ser reclutado en una extraña organización llamada Centro de Asuntos Etéreos; CAE, por sus siglas.

Aunque en realidad la enseñanza más importante es sobre los seres etéreos, cuyos extremos se encuentran entre los que nacieron del caos primordial y los prescindibles mortales que alcanzan cierto nivel de poder. G'Hässan, por supuesto, pertenece al segundo tipo: los trotamundos.

Todos los trotamundos fueron alguna vez mortales, pero no todos los mortales pueden llegar a volverse trotamundos. Este es uno de los más sencillos "misterios" que esconde el universo y que el CAE tiene el deber de proteger.

G'Hässan, llamado recluta rango X tipo A, identificación 10101 desde que murió, o aXA-10101 para abreviar, descubrió que el mundo donde luchó y derramó tanta sangre para sobrevivir era solo uno de los tantos insignificantes a los ojos de los trotamundos. Sin embargo, fue cuestión de tiempo para que el inicial sentido de indignación desapareciera, sustituido por el ridículo.

Sí, hay tantos mundos, infinitas vidas y muertes, ¿por qué los trotamundos, seres etéreos que se encargan del orden universal, se sentirían conmovidos por un solo e intrascendente mortal? Son seres cósmicos que como guardianes pueden llegar a deambular por el inmenso cosmos; a su lado, un niño que vio a todo su pueblo morir quemado no es nada. Es probable que vean ese tipo de situaciones todos los días. 

10101 fue un recluta que hacía lo que se tenía que hacer, como tenía que ser y cuando tenía que hacerse. Metódico y disciplinado, sin  ningún otro pensamiento en su mente. Así que pronto un trotamundo de grado Maestro con rango 6 lo aceptó como su protegido y 10101 pudo  convertirse en viajero.

Su trabajo en la sede secundaria era aburrido. No era de extrañar que todos los trotamundos de rango 15 fueran tan diligentes a la hora de reunir los requisitos para ascender al siguiente rango; a las tediosas tareas de los trabajadores, también había que sumarle el hecho de que el rango 14 era el que muchos más esperaban. El anhelo de todo mortal que soñó con viajar por el universo, de visitar mundos extraños y ver razas distintas: ser un misionero.

Por supuesto, el Departamento de operaciones tiene más que las misiones de prestigio, también hay otras no tan interesantes como las búsquedas, que están bajo la jurisdicción de la Tesorería. Sin embargo, 10101 tuvo la buena suerte de ser asignado a una de las misiones más emocionantes que hay en el Despacho de Misiones.

Asistir un cataclismo.

Muchos tienen que esperar gonios antes de poder involucrarse en algo relacionado con un cataclismo, pero él fue enviado directamente a infiltrarse en un mundo con altas probabilidades de culminar en destrucción.

No sabía si sentirse halagado porque creyeran que sus habilidades estaban hasta ese nivel o sospechar que alguien le estaba poniendo las cosas difíciles deliberadamente. Fuera como fuese, llegó a Terra 57. Su misión consistía en corroborar o refutar la sospecha de que había un boreo (1) interfiriendo en el proceso.

En ese momento, 10101 no imaginaba que estaba a punto de conocer a la persona que cambiaría por completo el sentido de su existencia. 

La primera vez, la verdadera primera vez que se conocieron, solo pensó que la forma en que contemplaba en silencio todo a su alrededor le recordaba a su namik (2). Pensando en ese pasado tan lejano que era casi olvidado, 10101 sintió la necesidad de acercarse a la otra persona.

—Hola, me llamo G'Hässan. 

Usó su nombre de mortal después de tantos gonios, tantos que casi creía que siempre se llamó 10101.

Mas el otro no respondió. Estaba sentado ahí, mirando la pirámide destruida a la que solo le quedaba la base. Una prueba se estaba llevando a cabo ahí. G'Hässan supuso que el otro había sido descalificado y no estaba dispuesto a solo mirar.

—No te preocupes por la prueba, mientras uno lo logre, a nosotros no nos irá tan mal.

Esta vez al menos lo miró un momento.

Debe ser alguien serio, pensó, así que se quedó para hacerle compañía, hablando de manera esporádica sobre temas banales que se le ocurrieran. El joven lo escuchó en silencio todo el tiempo, aunque había momentos en los que sentía que le respondía de otras formas que no eran palabras, como la ligera inflexión en sus pupilas cuando instaba a que continuara sus palabras, el temblor casi imperceptible de sus cejas si no concordaba con lo que le decía, e incluso la arruga fugaz en su nariz al, según su percepción, contener una sonrisa.

G'Hässan prestó tanta atención a esos detalles que todavía después de despedirse del joven su mente se empeñaba en recrear la imagen de su rostro e imaginar cómo sería si expresara todas sus emociones sin contenerse. Abriendo los ojos para hacer notar la atención que le prestaba, levantando las cejas como cuestionamiento, hasta podría jurar que arrugaba la nariz y entrecerraba los ojos cuando reía.

Sin saber cómo se sentía estar enamorado, G'Hässan pasó de largo ese encuentro. Incluso muchos gonios después, cuando lo volvió a encontrar en el CAE como el viajero de rango 13 que lo apoyaría desde la Oficina de Asistencia Técnica, el desarrollo de ese sentimiento fue gradual y, de hecho, tardó mucho en darse cuenta que lo que estaba experimentando se trataba de amor. No obstante, todo fue tan lento que cualquier otro se daría la vuelta pensando que nada estaba pasando entre los dos.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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