8.1 Mundo artificial (1)
El Centro de Asunto Etéreos, como la organización más grande e importante del universo, no está libre de peligro, ni de seres que rebasan su autoridad o poder. De hecho, hablando en términos cósmicos, los trotamundos se encuentran al fondo de la cadena trófica, y no solo como comparación: hay seres que, literalmente, se alimentan de ellos. Estos seres pertenecen a la raza divina, que es la más amplia y está dividida en dos polos, por un lado los Etéreos y por el otro los Boreos. Los primeros conforman a su vez un subgrupo especial, el de los llamados seres etéreos, interceptado en gran medida por la raza de los mortales. Los segundos son las existencias monstruosas que harían temblar de terror a cualquier trotamundo cuando apenas es un recluta; son tan peligrosos que incluso a los guardianes los hace entrar en guardia de manera inmediata.
Son, sin lugar a dudas, los enemigos naturales del cosmos. La contradicción necesaria de todo lo que existe.
Por eso, para evitar ser depredados por los Boreos, los trotamundos del universo fundaron la organización derivada y superior del CAE: el Centro de Asuntos Divinos. El CADi es la razón por la que los trotamundos están relativamente seguros en el cosmos. Por supuesto, a excepción de accidentes, traidores y espías que, por alguna extraña razón, apoyan la misión de los Boreos.
Este perpetuo conflicto de Boreos contra Etéreos es conocido como la Gran Guerra Eterna, y para pelear una guerra se necesitan armas. Así, el Departamento de Logística abrió en el Centro de Investigación y Análisis una sucursal de Desarrollo de Recursos Etéreos. Dicho en otras palabras: el CAE comenzó a desarrollar armas mucho más poderosas de las que se podrían encontrar en cualquier mundo.
Uno de los materiales con el que los investigadores experimentan a menudo es extraído de los indómitos, seres boreos inferiores que están al nivel de los trotamundos, una pequeña dosis de ello sería suficiente para envenenar a un nivel mortal a los trotamundos clasificados como viajeros. Y era justo ese el ingrediente principal del lote de granadas repelentes de etéreos conocidas como Rep-e Bo.
Armas de trotamundos hechas para dañar seres etéreos. Parece irónico, cruel y contradictorio, pero lo cierto es que son necesarias. Cuando un Etéreo de segunda generación se revela, cuando los Dioses te traicionan y tus compañeros Trotamundos no son confiables; es entonces cuando estas armas diseñadas para dañar a los de tu propia especie son necesarias. Lanzar una granada Rep-e Bo puede salvarte de la muerte o de algo incluso peor.
Sin embargo, Lewin usó una contra dos personas que no entran dentro de la gama de objetivos para los que fueron creadas. Tendría muchos problemas por eso, lo sabía, ¿y qué? Más cargos de los que ya tenía imputados eran como echar una simple botella de agua en un inmenso mar, por eso él estaba tranquilo, pero 2-2 no lo estaba. El sistema sentía como todo el pelo de su cuerpo de conejo se erizaba por el miedo de ese último momento en el mundo anterior. Ni siquiera se había tomado el tiempo para observar a su alrededor el mundo al que había entrado junto a su maestro, solo después de una alerta inminente recuperó sus sentidos.
『¡Piii-! ¡Alerta de signos vitales inestables! ¡Sistema, verifique la condición de su maestro! ¡Piii-!』
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La prueba había sido completada, pero ninguno entendía cómo o por qué. Lo extraño era que, además del anuncio de finalización, no hubo nada. Ni estadísticas de colaboración o recompensas. Las pantallas de luz que hasta ese momento los habían guiado por el caótico apocalipsis se quedaron en silencio, como si hubieran dejado de funcionar.
—¿Qué está pasando? —preguntó asustado uno de los niños.
Elian, a quien todos miraron por reflejo, no supo responder, así que dirigió su atención a Derek.
—Un momento —dijo este adivinando su intención.
Todos contuvieron su respiración para no desconcentrar al hombre que puso en marcha su habilidad, no obstante, había un sentimiento en el aire, que todos notaban y ninguno mencionó. Algo muy malo estaba a punto de suceder.
De repente, la nariz de Derek comenzó a sangrar por lo que consideraron fue un esfuerzo excesivo al usar su poder, sin embargo, esto no lo detuvo, al contrario, se sumergió aún más en su estado de concentración. La palidez en su piel aumentaba conforme lo hacía la sangre en su regazo; ahora el líquido rojo se escapaba de los siete orificios de su cabeza. Ninguno se atrevió a interrumpirlo porque sacarlo de su meditación podría dañarlo más que dejarlo seguir.
Pasó un minuto que se sintió como una hora. Al fin Derek abrió los ojos y les dedicó una mirada confusa, más que eso, lucía aterrorizado.
—Este mundo…
Antes de que pudiera terminar lo que sería una sentencia condenatoria, los sistemas de todo el mundo volvieron a emitir un aviso.
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Mundo en peligro inminente.
Probabilidades de destrucción:
98%
Posibilidades de reversión:
improbables.
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—... va a desaparecer.