Entonces te olvidé

8.5 La Gran Academia

Cuando Lewin le contó a Shesh sobre todo lo que había recordado, intentó no dejar atrás ninguna información importante, sin embargo, todavía guardó para sí mismo algunas conversaciones que tuvo con G'Hässan, porque eran demasiado privadas para compartirlas. Una de ellas fue justamente la sucedida una noche antes de que se lo llevaran para ser condenado al vacío.

En ese momento, pese a lo que habían acordado de manera tácita desde que empezaron su ambigua relación que ninguno de los dos se había atrevido a nombrar, hablaron sobre trabajo. Fue G'Hässan quien lo mencionó primero.

—¿Cuánto te falta para ascender al décimo rango?

El rango diez para los trotamundos es uno de los momentos más esperados cuando son reclutados por el CAE porque, de alguna manera, es lo más cercano a la libertad que un viajero puede aspirar a tener. No hay misiones ni superiores, no hay siglos y siglos de trabajo ni la monótona rutina que fluye en las sedes, como si estuvieras viviendo en un video que se repite sin fin en lugar de en un espacio donde se reúnen algunos de los seres más poderosos o asombrosos del universo. Porque ser los protectores del universo solo suena bien cuando eres un recluta fácil de asombrar, pero cuando entiendes que eso de cuidar el cosmos es una tarea más ardua que genial, lo único que esperas es llegar al décimo rango para escapar de todo.

Más que vacaciones, es una especie de elección vocacional. Por un lado están los que tienen un fuerte sentido de responsabilidad y deciden volver al CAE después de pasar de viajeros a maestros; luego están los eternos viajeros, los que optan por ignorar los peligros del inconmensurable universo y quizá entrar a un mundo, quizá dormir unos milenios, quizá olvidarse que existen o quizá disfrutar de los centros de entretenimiento del CAE como turistas. Hay quienes dicen que los que toman la segunda opción son o idiotas o ingratos; tal vez G'Hässan y yo éramos ambas cosas.

—Creo que... no me falta mucho —le dije a pesar de que la verdadera respuesta era más cruel: ascendería justo después de que él fuera condenado.

—A mí me falta una misión más —me confesó él—. En realidad, deberían ser otras tres, pero hay una que nadie quiere tomar en la Agencia de Corrección de Errores, creo que iré.

—Si nadie lo quiere entonces no vale la pena, tal vez es demasiado peligroso o no hay pistas de qué dirección tomar o...

—No te preocupes, tengo una idea de lo que sucede. Cuando estaba en la Sucursal de Búsquedas de Información, noté una irregularidad en ese mundo. Lo informé en ese entonces, creí que ya lo habrían resuelto, pero los superiores no le dieron importancia.

Guardé silencio porque no sabía qué decir. Porque no me atrevía a señalar que no importaba si iba o no, porque al día siguiente dejaría de existir. En ese momento agradecí que tuviéramos la costumbre de acostarnos en la oscuridad, porque esta cubría mi vergüenza y escondía las lágrimas que se empezaban a acumular en mis ojos.

—¿Has escuchado sobre la disociación de almas? —preguntó después de un momento de silencio. De verdad parecía querer hablar del tema.

—No —respondí en un susurro que sabía que G'Hässan no tendría problemas en escuchar.

—La misión a la que enviaré la solicitud para ir es en un planeta llamado Aremibou. Es una tierra inferior del sector noreste... —Se detuvo un momento para lo que yo supuse era ordenar sus palabras—. Creo que están manipulando almas humanas en ese lugar. Verifiqué la historia y el desarrollo etéreo del lugar no coincidía con las lecturas de energía que había, así que investigué en una dirección diferente a la que me correspondía, fue entonces cuando noté que...

—G'Hässan —interrumpí—. No quiero escucharlo. No quiero que hablemos de eso, mejor hagamos otra cosa, ¿sí? Todavía es temprano.

Estaba siendo un idiota de nuevo. Tal vez, si en ese momento lo hubiera dejado continuar, me habría enterado de algo realmente importante. ¿Y si era eso que descubrió la razón por la que los superiores del CAE estaban tan desesperados por deshacerse de su existencia? G'Hässan debió de descubrir algo que no querían que supieran personas fuera de su círculo; eso podría ser incluso el hilo negro que condujera a algo mucho más grande. Pero ya no importa, porque esa información desapareció junto con él.

☆★☆

La Gran Academia estaba ubicada en una enorme isla flotante, la única manera de llegar era a través de un portal fuertemente custodiado por el que además solo podían pasar aquellos con fichas de estudiantes o personal del lugar. Si querías acceder por aire, una barrera invisible detendría todo avance, además de emitir una fuerte descarga capaz de pulverizar a alguien sin defensas; incluso los directivos o invitados importantes debían realizar muchos trámites si querían ingresar en algún vehículo o portal personal distinto a los ya establecidos.

Se suponía que sus medidas de seguridad eran extraordinarias, pero eso no significa que fuera un lugar seguro. Evitan que las personas no deseadas entren, mas no que los que están autorizados dañen a otros. No obstante, es de esperar que haya un par de heridos de gravedad el primer día de clases, ¿cierto? Después de todo, es una escuela de batalla en su semana de inducción, donde quieren barrer a los que consideran inútiles.

Bien, solo tienes que sobrevivir estos cinco días, se recordó Lewin pese al escalofrío que le recorrió cuando la tercera persona en menos de cinco minutos fue arrastrada fuera del salón de pruebas número uno. Había otras cinco frente a él. Si alguien sale de pie, debo preguntar qué está pasando ahí adentro.



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En el texto hay: bl, transmigracion, multiples mundos

Editado: 15.04.2024

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