La policía había localizado el sitio donde Arturo mantenía a los rehenes, habían rastreado el celular de Daniel y así dieron con el paradero, cuando estaban por entrar a la casucha donde estaban hubo una enorme explosión, Arturo había puesto explosivos alrededor con tan mala suerte que uno de los policías lo activo sin darse cuenta, el estallido derrumbo la pobre estructura afortunadamente sin muchas consecuencias para todos, los prisioneros solo habían perdido la conciencia y una que otra herida de menor importancia, todos fueron trasladados al hospital mas cercano siendo prioridad Mia por su embarazo.
Cristóbal despertó acostado en una camilla conectado a algunos aparatos, se sintió desorientado, miro alrededor y de un golpe recordó todo, busco desesperado a Mia, se paro rápidamente retirándose todas las conexiones, se levanto de la cama algo mareado pero decidido en encontrar a su amada, salió de la habitación y varias enfermeras se le acercaron pidiéndole que regresara a la habitación el no les prestaba atención, solo preguntaba por Mia, cuando las enfermeras se dieron por vencidas y dándose cuenta que bajo ninguna circunstancia lo harían volver, llamaron al medico quien les indico que lo llevaran donde la joven, al llegar a su habitación se quedo paralizado, Mia al igual que el estaba acostada en una camilla conectada a muchos aparatos, estaba consternado, su miedo no lo dejaba moverse ni un milímetro no podía pensar con claridad lo único que venia a su memoria era Mia y su hijo y el estado en el que se encontraba, sintió que alguien toco su hombro
Cristóbal regreso a su habitación de mala gana, tenía que ganar fuerzas para proteger a su mujer y a su hijo, no iba a permitir que nadie mas les hiciera daño iba a empeñar su vida en eso, en tenerlos protegidos y hacerlos inmensamente feliz. La recuperación fue lenta, la policía los entrevisto a todos, capturaron a Arturo y a Camila, verificaron que no había nadie mas implicado en el secuestro.
Regresaron a la casa pero Mia se mostraba retraída y distante, el no la quiso forzar le dio su espacio para que asimilara todo.
Por su parte Mia pensó que Cristóbal por fin se había dado cuenta de la locura que implicaba estar a su lado, aunque ella no había sido culpable de las cosas que habían sucedido era consciente que un hombre como el no podía estar atado a una persona como ella una simple repostera sin apellido ni fortuna, lo único que tenían en cuenta era el hijo que ella llevaba en el vientre y esa no era razón suficiente para estar al lado de una persona. Recordó las palabras que el había pronunciado mientras estaban secuestrados y al pasar los días solo pudo reiterar que eran solo eso “palabras” el no volvió a decirle nada mas y ella no lo culpo, cuando se lo había dicho en un momento de estrés cuando sus vidas estaban en peligro, tal vez no era consiente de lo que estaba diciendo y ella no era nadie para recordárselo.
Los días que siguieron fueron como un nubarrón sobre su cabeza, en casa de los Mendoza la trataban con condescendencia tratando de complacerla en todo, pero ella se sentía mal fuera de lugar por lo que decidió marcharse a su pueblo. No dijo nada, no por que pensara que se lo iban a impedir, si no por que sabia que no lo podría hacer sin derrumbarse a llorar, en el fondo de su corazón anhelaba que Cristóbal le dijera que todo lo que le había dicho en la casucha donde los tenían secuestrados era cierto, que deseaba tener una familia con ella, que lucharía por hacerla feliz a ella y a su hijo. Se seco unas lagrimas rebeldes que habían derramado sus ojos, saco su maleta y se dispuso a empacar.
Cristóbal estaba desesperado, había dejado pasar varios días y Mia no mostraba señales de haberse recuperado, su primo Daniel le pedía que tuviera paciencia que por su estado las hormonas no colaboraban mucho y que le respetara su espacio, pero esto no era suficiente para el, quería expresarle todo lo que sentía, todo lo que tenía soñado para ambos, para los tres, las cosas que tenía planeadas para su hijo, y lo mucho que la quería. Decidió que ya le había dado mucho tiempo, se fue directo a su habitación y se quedo parado en la puerta ¿Por donde iba a empezar? ¿Qué debía decirle primero? ¿Y si ella no sentía lo mismo? Sacudió su cabeza, no podía estar dudando a estas alturas del partido, su vida estaba atada a Mia, y no en un sentido de sacrificio y dolor, estaba atada en el mas bello de los sentidos, en el amor y en la alegría de traer una nueva vida al mundo.
Abrió la puerta y se sorprendió al ver a Mia empacando sus cosas