4.
Jimena y Cristóbal llegaron a la universidad algo sorprendidos por que Daniel no se había ido con ellos, siempre acostumbraban llegar juntos, pero esta vez se despidió de ellos y no les dijo a donde iban, especulaban del sitio donde estaría, Jimena decía que el Cementerio, pero Cristóbal insistía que no, que Martha Cecilia era asunto olvidado, e incluso regañaba a su hermana por cuidar tanto a su primo, le pedía que lo dejara tranquilo, por que Daniel ya era todo un hombre y sabia cuidarse muy bien; el sospechaba del sitio en el que podría encontrarse su primo en esos momentos, pero no quería decirle a Jimena, no hasta que estuviera seguro.
Daniel miraba a Marcela con un poco de inseguridad, su primer impulso para irla a buscar se había desvanecido y en esos momentos se preguntaba que hacía ahí, Marcela por su lado estaba muy sorprendida, su ángel estaba enfrente de ella, ahora que lo miraba bien se le parecía a alguien pero no recordaba a quien, pero seguro que no era tan hermoso, su cabello totalmente negro, y sus ojos la hipnotizaban, internamente estaba rezando para no tartamudear delante de el. El ángel hablo
- Marcela?
- ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Cómo supo mi dirección?
- Lo dice la agenda – le dijo mostrándole le agenda y con una sonrisa capaz de derretir el hielo
- Mi agenda – le respondió Marcela emocionada, Daniel le entrega la agenda y brevemente sus manos se tocan, ambos sintieron una electricidad – lo siento – le dijo Marcela un poco apenada – Como es que usted tiene mi agenda?
- Se le cayo el día que nos chocamos en el cementerio – le dijo Daniel metiendo las manos en los bolsillos, no sabía que hacer
- ¿Y hasta hoy me la viene a devolver?
- Traté de hacerlo ese día en el cementerio, pero como usted salió tan enojada, no la pude encontrar
- Y así como vino hoy a la librería ¿Por qué no había venido antes?
- Oiga señorita, tengo muchas cosas que hacer a parte de estar recogiendo agenditas y devolviéndolas, agradezca que saque un rato y se la traje, tarde pero se la traje – le reprocho Daniel algo enojado e intento irse
- Espere, espere – Lo detiene Marcela, Daniel la mira Tiene razón, lo siento, es que he estado un poco angustiada por que no sabía donde la había perdido
- Eso no es excusa para que me trate así – intento irse nuevamente, Marcela lo detiene una vez mas
- Si, si, lo sé. Nuevamente tiene razón, por favor no se vaya, le agradezco que haya sacado un ratito de su tiempo para devolverme la agenda, no sabe lo valiosa que es para mi, si tiene tiempo lo invito a tomar un café.
- Gracias, pero no tengo intenciones de quedarme a “tomar el te” con una persona tan grosera como usted. Daniel salió de la librería dando un portazo.
Marcela se quedó mirando la puerta sorprendida, que fue eso? Quien fue el grosero? Ella o el, si se paso un poco al reclamarle por no llevarle su agenda a tiempo, pero no era para tanto, definitivamente el grosero era el. Siguió haciendo su trabajo con un mal humor que sabía le duraría todo el día.
Daniel se quedo parado al lado de su auto, que había sido eso? Quien fue el grosero? El o ella, si se paso un poco al contestarle así, pero era una desconsiderada al no pensar en el tiempo de los demás, definitivamente la grosera era ella. Se subió a su auto y se dispuso ir a la universidad con un mal humor que sabía le duraría todo el día.
Jimena estaba en la cafetería de la universidad, tenía un parcial y al parecer su mente el día de hoy no quería colaborar, no podía retener nada, cerro el libro y suspiro cansada, alzo la vista y vio que Camila se acercaba a ella con esa sonrisa que le parecía una patada en el estomago, lo que me faltaba, se dijo para si misma
- Hola cuñadita – le dijo con esa voz chillona que le martillaba los oídos, le dio un beso en la mejilla y tomo asiento al frente de ella, Jimena le dijo un simple “hola”
- ¿Y Daniel? le pregunto Camila
- No lo se, no soy su niñera – se levanto de su asiento
- Jimena espera – Camila la tomo de la mano y volvió a sentarse Se que no te caigo bien, y la verdad no se por que, yo no te he hecho nada; solo quiero que sepas que amo a Daniel y quiero ayudarlo a olvidar a Martha Cecilia
- ¿No te da vergüenza? Tu eras la mejor amiga de Martha Cecilia – Le espeto Jimena
- Eso no impide que yo lo ame – le replico Camila llorando
- Por supuesto que no, pero deberías alejarte de el solo por decencia, ¿No te importa lo que diga la gente?
- No, no me importa, solo me importa lo que me dice mi corazón, y lo que me dice ahora es que amo a Daniel y que debo ayudarlo
- Deberías darle lecciones de ética a tu corazón – Jimena recoge su mochila y se va dejando a Camila con lagrimas en los ojos, le dio un poco de pena verla así pero no soportaba la hipocresía de esa mujer, como osaba llamarse amiga de Martha Cecilia.
Marcela paso todo el día trabajando en la librería, no tuvo ánimos de ir a la universidad, no entendía por que la había afectado tanto su encuentro con el ángel, el ángel, igual no entendía por que le seguía diciendo así, si de querubin no tenia nada, miro su agenda y la tomo, se puso a ojearla a ver si tenía algo raro, seguro el demonio, ahora le diría así, le había hecho algo, pero no, estaba intacta, no había nada raro no le faltaba nada ni tenía nada adicional, Angela la sorprendió con un grito
- La encontraste! le grito señalando la agenda