Entre 2 Destinos

5. El rechazo

Durante varios días, Alex se sintió sumamente desmotivado. El pensamiento de haber sido completamente rechazado por Valentina lo consumía, y la tristeza se apoderaba de él. Decidió alejarse de todo, dejando de asistir a clases por una semana entera.

Sus días se volvieron monótonos y solitarios. Se levantaba por la mañana sin ganas de hacer nada, pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación, perdido en pensamientos y preguntas sin respuesta. La ausencia de Valentina en su vida lo afectaba profundamente, y la incertidumbre de lo que había sucedido entre ella y Gabriel lo atormentaba.

Para intentar distraerse, Alex buscaba refugio en sus pasatiempos habituales. Pasaba horas tocando la guitarra, componiendo música que reflejaba su estado de ánimo. Escribía en su diario, plasmando sus emociones y pensamientos confusos en papel. Salía a correr largas distancias para liberar la tensión acumulada.

A medida que pasaban los días, Alex comenzó a darse cuenta de que debía seguir adelante, sin importar el resultado de su situación con Valentina. Se convenció a sí mismo de que no podía quedarse sumido en la tristeza y la incertidumbre para siempre. Decidió retomar sus actividades normales y enfrentar la realidad, sin importar cuán dolorosa pudiera ser.

Finalmente, llegó el día en que Alex decidió volver al campus. Caminó por los pasillos con la esperanza de encontrarse con Valentina, con la esperanza de que tal vez pudieran aclarar las cosas y retomar su amistad. Sin embargo, lo que presenció al llegar fue un golpe directo a su corazón.

Allí estaban, Valentina y Gabriel, caminando juntos con las manos agarradas. Alex se quedó inmóvil, con los ojos clavados en ellos, incapaz de procesar lo que veía. Una oleada de tristeza y decepción lo inundó por completo.

Los pensamientos se agolparon en la mente de Alex. ¿Cómo pudo haberse equivocado tanto? Se sintió traicionado y engañado, como si todo lo que había compartido con Valentina hubiera sido una mentira.

El dolor se intensificó en su interior, pero esta vez era diferente. Era una mezcla de tristeza y rabia. Alex se sintió humillado y manipulado. Cerró los puños con fuerza y luchó por contener las lágrimas que amenazaban con brotar.

Sin decir una palabra, Alex se dio media vuelta y se alejó, abandonando el campus una vez más.

Mientras tanto, Valentina y Gabriel caminaban juntos por el campus con sus manos entrelazadas, inconscientes de la mirada de Alex que los observaba desde lejos. El sol brillaba en el cielo, pero en el corazón de Valentina había una nube de tristeza que no se disipaba.

Gabriel rompió el silencio, mencionando la ausencia de Alex en las clases.

—No parece que vaya a volver, Valentina. Tal vez decidió alejarse por completo después de todo lo que ha pasado.

Valentina suspiró, apretando ligeramente la mano de Gabriel.

—Me entristece no poder volver a verlo. Aunque sea solo como amigos. No quiero perderlo por completo.

Gabriel la miró con una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes, Valentina. Yo estaré aquí para ti. Nunca te dejaré sola y triste. Si eso te reconforta de alguna manera, puedo acompañarte a tus clases mientras lo necesites.

Valentina frunció el ceño, sintiéndose incómoda.

—No quiero que pienses que quiero algo contigo, Gabriel. Recuerda que mi interés está en Alex, no en ti.

Gabriel la miró directamente a los ojos y respondió con determinación.

—Lo entiendo, Valentina. Pero eso no significa que no pueda estar aquí para ti como amigo. No dejaré que una chica como tú esté triste y sola.

Valentina se sintió atrapada entre sus palabras y gestos. A regañadientes, aceptó su oferta, sabiendo que era la única manera de tener algún tipo de apoyo en ese momento.

—Está bien, Gabriel. Acompáñame a clases. Pero recuerda, solo como amigos.

Gabriel asintió, pero Valentina podía percibir una chispa de satisfacción en su mirada. Tomándola de la mano, comenzaron a caminar hacia el edificio donde tenía su próxima clase.

Mientras tanto, Alex los observaba en silencio desde la distancia. Su corazón se apretaba con cada paso que daban juntos, sintiéndose traicionado y excluido de la vida de Valentina.

Gabriel, con su agudo instinto, notó la mirada de Alex. Sin que Valentina se diera cuenta, lo siguió con la mirada hasta encontrar los ojos de su rival clavados en ellos. Gabriel no pudo evitar esbozar una sonrisa arrogante y agarró con más fuerzas las manos de Valentina.

Valentina, ajena a la presencia de Alex, continuó caminando, pero sintió el cambio en la mano de Gabriel. Lo miró y se dio cuenta que él miraba hacia atrás. Y al ella seguir la dirección de los ojos de Gabriel, encontró a Alex caminando de espaldas y alejándose.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Valentina al ver a Alex allí, con un caminar tenso y triste. Su corazón se hundió aún más. Sabía que había perdido su amistad y posiblemente algo más.

La muchacha no lo pensó dos veces y se intentó soltar de Gabriel para correr tras Alex. Pero Gabriel notó la reacción de Valentina y actuó con rapidez. Apretando su mano más fuerte.

—¿Qué haces? Me lastimas —Gritó Valentina mientras se intentaba soltar.

—No puedes ir tras él ahora, Valentina. Si vas ahora no podrás arreglarte con él —mencionó el muchacho con voz firme.

—¡Mentiroso! Lo que quieres es que nunca nos arreglemos para tenerme a tu lado, ¿verdad?

—Valentina, yo... —Gabriel intentó formular una respuesta, pero al hacerlo soltó la mano de Valentina sin darse cuenta. Debido a eso ella comenzó a correr a toda marcha tras Alex.

—¡Valentina, no vayas! —gritó Gabriel en su último intento de detenerla. Chasqueó la lengua debido a que no le gustaba lo que estaba por acontecer y también comenzó a correr tras ella.

Valentina corrió como si de un maratón se tratara. Ella siempre había tenido el hábito de correr los fines de semana y eso le ayudó a no dejarse alcanzar de Gabriel.




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