Capítulo 11

Hace mucho tiempo aprendí que ningún momento debe pasar sin que lo apreciemos con todo nuestro ser. Existen y seguirán existiendo personas que como yo, que se encontraron en algún punto de sus vidas castigándose por palabras no dichas o decisiones no tomadas y añorando algo que pasó, pero no volverá o peor: que nunca sucedió. Me niego a volver a pasar por eso. 
Ahí está ella, tan perfecta como la he imaginado desde que la vi por primera vez tras una pantalla. Aún no puede detallarme, eso es un hecho. Está relativamente lejos, pero en cambio yo admiro su belleza sin necesidad de precisión, desde donde estoy. Ahora más que nunca deseo pasar, pero creo que tengo un pequeño problema.

¿Cuál era mi nombre?

—¡Thiago!

Cierto.

Parpadeo hasta volver a la realidad y con lo primero que me encuentro es la cara de Rodrigo, el presentador, tan sonriente como el gato de "Alicia en el país de las maravillas".

—Te haré unas cuantas preguntas antes de que el público vote para que te conozcan un poco mejor. Cuéntanos, ¿cuántos años tienes y qué te impulsó a inscribirte en el concurso? —Sin borrar la sonrisa de su rostro, apunta con su micrófono hacia mí.

«La amenaza de una castaña, una llamada de mi madre y la psicología inversa aplicada por un unineuronal que apostó veinte dólares», quiero responder. Sin embargo, contesto:

—Tengo diecinueve años. La verdad es que me animaron a participar mi mamá y mis amigos, ellos siempre me han tenido mucha fe. Lo que agradezco de todo corazón. —Al instante se escucha un alargado “Aww” por parte del público, o mejor dicho, de las chicas. Entonces Rodrigo vuelve a hablar.

—¡Estoy seguro que esa respuesta ha enternecido al público, Thiago! Ahora dinos... ¿Qué sientes al estar aquí el día de hoy?

«Se siente como si estuviera en uno de esos engañosos sueños en los que vas al baño a mear pero en realidad lo haces en tu cama, pero en lugar de ella: la tarima. Y en frente de todos».

—Me siento bendecido y muy agradecido por la oportunidad. Estoy de los nervios. No esperaba llegar hasta aquí y ahora que lo estoy parece irreal. —Doy mi mejor sonrisa a una chica que está viéndome como si yo fuera un plato de comida y ella una niña hambrienta.

Si las miradas comieran...

—¡Así es, muchacho! Ya estar aquí es un privilegio, yo no soy tú y siento tus nervios. Pareces un chihuahua. —Todo el público se ríe y me esfuerzo para no resoplar. Vamos, ese chiste no fue gracioso—. Muy bien. Ahora, “Buscando una estrella” tiene una cuenta oficial de Twitter a la que nuestros espectadores están mandando muchas preguntas. Leeré algunas que van dirigidas para ti, ¿estás listo?

—Completamente. —No.

—¡Perfecto! —Casi me caigo cuando Rodrigo me da un manotazo en la espalda. Dios, el tipo pudo haberme sacado un pulmón fácilmente—. @zaritasweet pregunta: “¿Te gustan más los perros o los gatos?”

—Siempre me han gustado ambos por igual. —Sonrío—. Son tan adorables y lindos que no me resisto a ninguno. De hecho...

—Siguiente pregunta —interrumpe Rodrigo y abro mi boca indignado. ¡¿Y el respeto?!—. De @brendaxth: “¿Quién te inspira?”

—Definitivamente mi madre. Es una luchadora y la amo —respondo y lanzo un beso a una de las cámaras de los que están grabando. Sé que ella me está viendo.

—¡Qué hermosa respuesta! —Hace como si se sacara una lágrima, que por supuesto no existe. Dramático—. @Jhonsalop pregunta: “¿Dónde te pintas el cabello?” —Entrecierro mis ojos y trato de crear una barrera que impida a los demás notar que para mí, esta ha sido la pregunta más absurda de todas.

—Amigo, no me pinto el cabello. —El presentador hace un puchero exagerado.

—Lo siento Jhon, pero si quieres con gusto te recomiendo a mi estilista —dice Rodrigo guiñando a la cámara—. Esta es de @valeria —alarga la última letra—, con siete letras “a” y dice: “¿Tienes novia? y si no tienes, ¿serías mi novio?”

Eso no me lo esperaba. Siento el calor subir a mis mejillas y río un poco. Entonces unas chicas comienzan a gritar como locas y otras sueltan un largo “Aww” más fuerte que el anterior.

Ay Dios, ayuda.

—No tengo novia y... Creo que... Eso...

—¡Creo que han logrado poner a Thiago más nervioso de lo que ya estaba! Pero tranquilo, hombre, ya pasó. —Siento como Rodrigo me da unas para nada suaves palmaditas en el hombro y yo alcanzo a reír como un idiota—. Bien, llegó la hora de la verdad. Ahora, público, la decisión está en sus manos. Tienen veinte segundos para darle o no el visto bueno a Thiago Chase, para que pueda intentar impresionar a nuestros jueces. Preparados... —Voy a vomitar—. Listos... —La gente toma sus teléfonos en sus manos y de pronto ya no soy el centro de atención—. ¡Ahora!

La pantalla muestra una cuenta regresiva y mi corazón se salta un latido. Todo está en silencio. Nadie habla, me toca esperar a que el conteo se acabe. Parece una eternidad el tiempo que pasa y no sólo los ocho segundos que restan, hasta que finalmente, en un parpadeo, el martirio acaba y suena un incesante sonido de trompetas. Me quedo estupefacto y jadeo.

—¡Has logrado un setenta y nueve por ciento, Thiago! —El público grita y yo apenas puedo respirar. ¿Es esto un sueño?— ¡Felicidades muchacho, anda a conocer a los jueces! —Si no fuera por otra de las palmadas-saca-pulmones de Rodrigo, estaría todavía ahí en medio de la tarima viendo la pantalla, echando raíces hasta convertirme en un árbol.

Corro chocando mis palmas con las de las personas que alzan las suyas cuando paso a la parte de la tarima que está justo frente a las sillas de los jueces, con la sonrisa más grande que antes he dado. ¡Aún no me lo creo!

Pero entonces, con un poco menos de adrenalina recorriendo mis venas... sí me lo creo. Me creo que he llegado hasta aquí, que logré brincar un charco y que todavía falta cruzar el río. Sin embargo, pase lo que pase, nada me quitará la sonrisa de satisfacción por haber llegado hasta donde estoy. El señor Jansen encuentra mis ojos y enarca una ceja. Desprende la frialdad y seriedad digna de alguien de su clase y con su experiencia.