Entre amor, ilusion y mentiras

Diana del Villar

Lo conocí en un amanecer hermoso, era uno de los mejores que había presenciado, estaba tan vulnerable aquel día por recordar la trágica vida amorosa que tuve hace 3 años que en esta fecha aún me sigue afectando, el lente de mi cámara capturo sus movimientos autómatas, soy una fotógrafa profesional y esto es lo único que me ayuda a mejorar mis ánimos.

En fin, en un momento nuestras miradas se cruzaron y quedamos fijos mirándonos, su azul contra mis cafés, mi suerte no era tan buena ese día, porque sin querer choque con alguien mandándome directo al suelo.

Me moría de la vergüenza, aunque no me espere la caballerosidad de aquel hombre ¿¡Que hombre!? ¡Un Dios griego en realidad!

Intercambiamos algunas palabras, me invito un cappuccino y yo le invite un pan de coco, disfrutamos de una agradable conversación sobre nuestras profesiones, se sentía como si nos conociéramos de toda la vida.

Con el pasar del tiempo nos unimos cada vez más, algunas veces salíamos de viaje por un par de días para compartir los momentos en que solíamos estar solos, un mes después me pidió ser su novia, aunque no de una manera particularmente romántica, pero para mí fue bastante especial, acepte sin duda alguna con gran felicidad, sentía en mi corazón que era el hombre adecuado y al que había estado esperando, hasta el día de hoy, en que descubrí, que mi vida siempre va a ser un total engaño, después de 2 años de relación y con una noticia que cambiaría nuestras vidas, me doy cuenta que todo era parte de una ilusión.

Flashback

Últimamente me había estado sintiendo mal y decidí ir al médico, entonces descubrí algo maravilloso y estaba ansiosa por darle la noticia al amor de mi vida, nunca antes había sentido tanta felicidad, seguro él estaría igual una vez se entere, por ser nuestro segundo año juntos, él me había invitado a una cena, sería el día perfecto para darle la noticia.

Llegué puntual, ya él me esperaba como siempre, elegante y guapo, me tomo de la cintura, me acerco a su cuerpo y me beso con tanta dulzura que me hacía derretir en sus brazos, era algo inevitable en ambos, queríamos estar juntos amándonos e intercambiando mimos, besarnos y hacer el amor hasta el cansancio.

-Estas radiante—me da una vuelta para detallarme.

-Tú te vez sexy—se ríe negando con su cabeza, su cabello rubio bien peinado se mueve un poco, besa mi mejilla entrelazando nuestras manos.

-Aquí la sexy ere tu—suspira acariciando mi mejilla y me lleva dentro del restaurant, ya adentro me sorprendo por lo elegante que es, nos llevan a una mesa para dos, me retira la silla cual caballero, luego de pedir la comida, conversamos de nuestro día, del trabajo, coqueteamos un poco y reímos sin parar.

-Debo decirte algo Víctor—se concentra en mí dejando la comida a un lado y toma mi mano llevándola a sus carnosos labios dejando un beso.

-Te escucho mi amor—sonrío como posesa, me encanta su forma de tratarme a pesar de lo testaruda que soy, además de celosa posesiva, un caos desde que lo conocí, pero es que su belleza llama la atención de cualquier mujer y tengo miedo de perderlo.

-Veras cielo, no sé cómo lo vayas a tomar, sabes que me he estado sintiendo mal ¿Cierto?—asiente y me mira con preocupación.

-¿Aun te sientes mal? ¿Quieres que te lleve al Doctor?

-No, no es eso, ya fui y me dijeron porque me estaba sintiendo así.

-¿En serio? ¿De qué se trata? ¿Es algo grave?—lo iba a interrumpir para calmarlo pero un carraspeo llama nuestra atención.

-Víctor Tixier—un hombre mayor junto a una señora, muy elegantes por cierto y con gran seriedad, lo saludan.

-Señor y Señora Morgan, ¿Cómo están?—los saluda amablemente, aunque puedo ver la rigidez en su cuerpo, extiende su mano en modo de saludo después de levantarse del asiento.

-Muy bien, que gusto verlo, ¿Cómo se encuentra su señora esposa?—le pregunta el señor dándome una mirada extraña, forcé una sonrisa aunque mi corazón se había roto con tal noticia.

-Me he encontrado con ella hoy en casa de su madre, dijo que se sentía un poco mal, pero nada de qué preocuparse—menciona la señora con cara de disgusto hacia mí.

-Ya está mejor señora Morgan, agradezco su preocupación, la he llevado al médico y solo es de revisar algunos análisis que se le hicieron—les explica amablemente, pero aun tenso.

-Espero no sea nada grave, nos vemos entonces—se despiden cortésmente, se sienta y suspira derrotado.

-Lo siento—menciona con voz apagada pero sin mirarme.

-¿Así que casado?—pregunto con bastante enojo.

-Puedo explicarlo—trata de tomar mi mano y no se lo permito.

-¿Cuánto tiempo?

-2 años—jadeo impresionada, un mareo me hace revolver el estómago—pero ella…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.