Entre amor, ilusion y mentiras

Diana del Villar

Mi amistad con Viviana es cada vez más fuerte, nos compenetrábamos como si fuéramos hermanas, conversar con ella me hace olvidar un poco la soledad y el dolor que siento cada vez que pienso en Víctor, ir al Médico juntas fue un gran apoyo emocional que necesitábamos, ella al principio dudaba en tener a su hijo por miedo, por no ser del hombre que pudiera sentir amor y porque su matrimonio era impuesto por sus padres, tenía temor del futuro de su pequeño.

¡Es comprensible!

Después de la consulta, me invita a comer pastel y helado, se me hacía agua la boca con solo pensar en algo dulce, pero me desagradaba que eligiera un lugar bastante llamativo, nada para mis gustos, yo como toda masoquista pensé en el lugar perfecto, la cafetería donde compartí mis mejores y hermosos momentos con Víctor, el hombre que me ilusiono como ningún otro y que jamás podré olvidar.

Llegamos al lugar y pedimos lo que se nos antojaba, la veía algo nerviosa, le reste importancia y revise un momento mis redes sociales en mi celular para ver si había algo interesante allí mientras esperamos nuestro pedido, de un momento a otro sentí ese aroma peculiar que me recordaba a sus besos y caricias, al levantar la mirada lo veo besar la mejilla de mi amiga y saludarla con cariño, pregunta sobre el bebé y acaricia su vientre, ella le aparta la mano avergonzada a lo que él se ríe divertido, mi corazón duele procesando la situación.

-¿Qué haces en este lugar?—su voz hace que todo en mi interior se remueva.

-Con una amiga…

Nuestras miradas se conectaron haciendo desaparecer todo alrededor como siempre que estábamos juntos, pero esta vez había mucho dolor, decepción, tristeza y enojo.

-Hola—me saluda regresándome a la realidad, intenta darme la mano pero lo ignoro levantándome de la silla.

-Discúlpenme, iré un momento al baño—no espero respuesta y salgo apresurada al baño, al estar dentro me sostengo fuerte del lavamanos aturdida por un mareo y las emociones, me siento destrozada, las lágrimas no tardan en salir haciéndome sentir débil, cuando me pasa un poco lavo mi rostro con rudeza y respiro profundo, debo salir, no voy a ocultarme, no soy yo quien lo traiciono.

Salgo cabizbaja sin mirar por donde voy y para mi mala suerte tropiezo con alguien.

-Disculpe—digo ignorando de quien se trata y siento que me toma del brazo, una reconocida electricidad recorre en su tacto, levanto la mirada y lo veo allí, frente a mí con ojeras y ojos humedecidos—suéltame—le pido porque no quiero seguir viéndolo así, quiero lanzarme a sus brazos y no dejarlo ir nunca más, sin importarme nada, pero me llega a la mente que esta con mi amiga, una buena persona.

-¿Podemos hablar?—siento suplica en su voz y lo dudo un rato.

-5 minutos—respondo renuente.

-¿Qué?—pregunta asombrado por mi actitud.

-4 minutos—parpadea varias veces, abre y cierra la boca sin saber que decir y luego suspira agotado.

-Diana, yo… te debo una disculpa y más que eso una explicación…

-3 minutos—le reto dejándolo anonadado por mi frialdad.

-Mi amor, eres lo único real y verdadero en mi vida, ella y yo nos casamos por órdenes…

-De sus padres, lo sé, ella me conto su versión, pero la tuya no, ¿Por qué no me contaste? ¿No confiabas en mí? ¿Te demostré en algún momento ser una villana sin corazón?—pregunto con los ojos empañados demostrándole mi dolor.

-Claro que confío en ti, te amo más que a mi vida, por eso no quería involucrarte en algo que te causaría algún daño.

-¿Me proteges?—me rio irónica tragando mis lágrimas.

-Al menos lo intente…

-¿Y quién me protege de ti y tus engaños?—le interrumpo con enojo, así son las hormonas, te hacen ser bipolar.

-Perdóname—se arrodilla sin importarle su costoso traje y me abraza de la cintura, lo siento sollozar—perdóname mi amor, soy un idiota que te ama y a pesar de que sabía que estaba haciendo mal en tenerte, fui tan egoísta y no quise ni pude alejarme de ti, me enamore perdidamente y me muero sin ti, eres mi todo mi bella dama—se me parte el alma y estoy a punto de ceder cuando recuerdo un detalle.

-Ella está embarazada de ti—su cuerpo se tensa—sé que fue un desliz, pero eso no oculta que eres culpable, estuviste con ambas.

-Fue el día que peleamos fuertemente por lo de la mesera coqueta, recuerdas que me echaste de tu departamento y de tu vida, ese día estaba desolado y rabioso, me puse a beber como loco y ella se acercó para brindarme un hombro y se nos fue de la mano, te extrañaba tanto, lo lamento tanto, estoy tan arrepentido, pensaba en ti cada segundo y en medio de mi borrachera no se ni lo que hice—lo escucho llorar fuerte, su voz quebrada y ronca, es algo extraño verlo así, nunca vi a un hombre llorar de tal manera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.