Entre amor, ilusion y mentiras

Víctor Tixier

Siento que respiro solo por existir, porque todo lo que anhelo se ha ido, ya han pasado más de 2 meses sin saber de ella, no me he atrevido a buscarla ya que tengo miedo de que mis padres se enteren y logren dañarla, estoy de la oficina a la casa como un autómata, las pocas veces que salgo es a eventos donde solo hablo de negocios e ignoro lo demás, hasta he rechazado la compañía de Viviana, tengo entendido que sale con alguien importante, pero hasta hoy soy consciente de que se trata de Nicolás Tatsis, griego millonario de 35 años el cual está interesado en comprar mi empresa y he rechazado todas sus ofertas por obvias razones, ya no me pertenece.

Estoy en el despacho de mi casa bebiendo una copa de licor sin dejar de mirar la foto donde aparecemos Diana y yo juntos, nos veíamos felices, su hermosa sonrisa resaltaba su belleza, la extraño tanto, me siento morir sin ella, limpio una lagrima al escuchar que tocan la puerta, aclaro mi garganta antes de hablar.

-Adelante—pronuncio y se abre la puerta dejándome ver a Nicolás.

-¿No interrumpo nada?—niego y él camina hasta sentarse en una de las sillas frente a mí, coloca una carpeta en mi escritorio y la empuja hacia mí.

-¿Qué es?—pregunto desconfiado por su forma de mirarme, veo claro que no le agrado y me imagino que es por estar casado con Viviana.

-Son los papeles de divorcio entre Viviana y , quiero que los firme—sonrío desganado ante su orden.

-No creo que estés enterado de nuestra situación…

-Claro que estoy al tanto—me interrumpe de mala gana—solo están casados por un acuerdo entre sus padres.

-Como si eso fuera lo único—murmuro en gruñidos—si fuera así ya me habría divorciado hace tiempo.

-Entonces cuéntame, es posible que pueda ayudar en algo.

-Nos casamos por la ambición de nuestros padres al querer fusionar las empresas, no estaba de acuerdo porque es algo que levante con mi propio esfuerzo—suspiro con tristeza al recordar a mis abuelos, su forma de criarme y enseñarme a valorar lo poco que tenía como si fuera el mejor tesoro y con ello salir adelante, pero lo mejor que he tenido lo he perdido.

-¿Y que con eso?—pregunta con brusquedad al verme pensativo.

-Al negarme en varias ocasiones, hubo accidentes y daños en mi empresa, casi fui a parar en la cárcel por algo que no hice, todo fue planificado y si me divorcio no me corresponde ni la mitad y todo pasa a ser de los padres de Viviana y los míos, aunque no me importe, lo único que no quiero es que la perjudiquen, son capaces de muchas cosas, me lo han demostrado cada vez que los desafío.

-Yo puedo protegerla, te puedes quedar con esta casa, ella no le va a faltar nada mientras yo viva—niego y suspiro derrotado, no quisiera hablar de más.

-Esta casa le pertenece a Viviana, está a nombre de ella desde que nos casamos, si no la quiere será de nuestro hijo—lanza otra carpeta haciéndome fruncir el ceño y mirarlo confundido.

-También firma estos, allí especifica que renuncias a la paternidad de tu hijo, quiero darle mi apellido.

-¿¡Que!? Claro que no, es lo único que puedo tener, la mujer que amo me abandono huyendo lejos, yo no tengo nada porque luchar más que por mi hijo—espeto levantándome alterado y molesto.

-No es lo que yo he investigado.

-¿De qué hablas?

-Haremos un trato, firma los papeles y te ayudare a buscarla, además esa mujer está embarazada y es tuyo, Viviana me lo confirmo, ella eran amigas—mis piernas pierden fuerza y me siento nuevamente—tengo muy buenos contactos y podría ayudarte a encontrarla, solo firma.

Lo miro esperanzado y contrariado, ¿Renunciar a mi hijo para buscarla y estar con mi otro hijo? Recuerdo que ella no quiere verme, que mis padres harían cualquier cosa por alejarme de ella y volverme a manejar a su antojo, no quiero que le pase nada malo.

-Aunque la encuentre, ella no quiere verme.

-Si te ama, solo debes acercarte a ella, insistirle, si es preciso suplicarle de rodillas que te perdone y solo lo lograras divorciado.

-Igual mis padres…

-¡Joder! olvídate ya de excusas, te estoy ofreciendo mi ayuda, ahora firma los papeles y de lo demás me encargo yo, recupera a tu mujer y forma con ella lo que tanto deseas, te estoy dando una oportunidad, mantendré en secreto el divorcio hasta que sea preciso.

Respiro profundo y firmo los papeles de divorcio, aunque dudo un poco al ceder mi paternidad.

-Te prometo que estarás cerca y al pendiente del bebé, pero solo como padrino—asiento y firmo los papeles sintiéndome en parte herido.




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