Entre amor, ilusion y mentiras

Víctor Tixier

Me ha sorprendido lo rápido que puede actuar Nicolás, sé que es un hombre con muchas influencias me lo dejo claro, pero no me imagine lo rápido que pueden hacer las cosas, no tardo ni una semana en procesar el divorcio, además planeo la boda con Viviana para el fin de semana, su excusa es que debía aprovechar que sus familiares estaban en el país, pero sabía que quería tenerla para él desde el día que la conoció, por otra parte me dio la localización de Diana, solo que tuve que esperar hasta hoy para lograr verla.

Estaba ansioso a la vez tenía miedo de su rechazo, pero al verla tan hermosa quede en shock y asombrado por su reacción, se lanzó en mis brazos y la siento temblar, sus sollozos me entristecen pero adoro sentir su calor, así que la aferro más.

-Mi bella dama, vida mía, no sabes cuánto te extrañe—beso su cabello y acaricio su espalda.

-Yo también—menciona ronca y sollozante.

-¿Qué sucede? Odio verte llorar por mi culpa—respira hondo y se separa limpiando su rostro.

-No es por ti, estoy feliz de verte—vuelve a sollozar fuerte—lo siento, no puedo controlarlo—beso sus ojos y mejillas haciéndola sonreír.

 -¿Por qué estas así?—pregunto preocupado.

-Tuve algunos problemas en el trabajo—encoje sus hombros—por cierto ¿Qué haces aquí?—cambia de tema antes de que pregunte, la dejo ser porque tengo prioridades.

-Por ti, quiero que hablemos, que me perdones y que vuelvas a amarme—sonríe de forma triste.

-Te amo, pero no podemos estar juntos, estas casado y tienes un bebé que te necesita…

Coloco un dedo en sus labios interrumpiéndola, beso su frente y la tomo de sus mejillas.

-Diana, mi amor, tenemos tanto de que hablar, ¿Qué te parece si comemos algo antes?—asiente y la tomo de la cintura para entrar al restaurante.

Después de pedir la comida, nos entablamos a conversar como se nos era costumbre, trato de acariciar su mano pero ella la aleja haciéndome sentir perdido.

-Diana—la llamo suave, ella suspira y me mira.

-Dime Víctor.

-Mi amor, te juro que te amo y que me arrepiento no haberte confiado lo que pasaba, temía que algo malo te ocurriese, es por eso que trataba de mantener nuestra relación en secreto.

-No entiendo a qué le temes, ¿Qué mal me podrían hacer tus padres?

-No sabes de lo que ellos son capaces—me mira intrigada y aprovecho para tomar sus manos dejando un beso en ellas—veras, yo me case no solo por petición de mis padres, porque desde antes de conocerte rechace y rehuí de ese matrimonio concertado, lo hice por sus amenazas, te juro que si no hubiese visto con mis propios ojos lo fácil que se le hacía acabar con todo lo que yo estaba logrando, no me hubiera importado quedar en la calle, pero…

-¿De veras son capaces de arruinarte? ¿Tus propios padres?

-Ellos son ambiciosos, solo piensan en obtener lo que quieren a cualquier costo, nunca me amaron como su hijo, solo les importa el dinero, ¿Te conté de mis abuelos?

-Cierto, ellos te criaron.

-Diana ellos me enseñaron a valorar lo poco que tuviera en la vida, en este momento tengo lo suficiente para vivir una vida tranquila, no de lujos pero si digna, quiero que estés conmigo junto a nuestro bebé.

-¿Qué? ¿De qué hablas?—sonríe nerviosa desviando la mirada, me levanto de la silla y me arrodillo cerca de ella.

-Nuestro bebé crece aquí—beso su vientre sobre la tela de su camisa—aunque no esté del todo cerca del bebé que tendrá Viviana, deseo ver crecer al nuestro.

-No entiendo.

-Viviana y yo nos divorciamos hace poco, ella conoció a alguien muy influyente que nos ayudó a manejar todo y mantenerlo en secreto, además se han casado el fin de semana pasado, ella deseaba que fueras su dama de honor, pero por petición de Nicolás tuvieron que casarse rápido—suspiro mirándola con algo de miedo a su reacción para lo próximo que voy a contarle—a cambio de encontrarte yo renuncie a la paternidad del bebé, aunque me prometieron ser el padrino.

-Víctor—me abraza fuerte y yo le correspondo—no puedo creer que hayas hecho tal locura, pero me alegra que estés aquí, todo saldrá bien, al menos estarás al pendiente ¿Cierto?

-Sin dudarlo.

Al salir la llevo a su departamento, en el camino la veo estrujarse las manos y me detengo a un lado de la carretera para saber que le ocurre.

-Yo… Víctor, hoy mi jefe quiso sobrepasarse conmigo, le deje claro que no quería nada con él, pero me cuestiono el hecho de mi rechazo empujándome contra la pared y le solté con miedo que estaba embarazada, su reacción fue de asco y me echo del trabajo, ahora estoy desempleada y en unos días sin hogar.

Siento mi cuerpo bullir de furia, quiero matar al imbécil por querer lo que es mío, además de maltratarla y despedirla sabiendo su estado.




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