Entre Ángeles Y Demonios

CADA MIL AÑOS

CAPITULO III

Cada mil años

 

-De todas las veces que has venido, creo que esta es la única en la que llegas a tiempo.

-Sé que te encanta mirarte al espejo, por eso siempre procuro darte tiempo suficiente, para que puedas hacerlo con calma.

     Ambos estaban sentados uno frente al otro. Como era costumbre, la fecha había llegado y la cita que solían tener se concretaba una vez más. 

-¿Qué diría tu Dios si supiera que nos reunimos de cuando en cuando?

-No seas absurdo Luzbel, sabes de sobra que si estamos aquí,  es porque mi señor lo permite. 

-Hablas como si él lo viera todo.

-Lo ve. 

-¡No es cierto! Miguel - gritó aquel ser de apariencia magnífica, luego hizo una pausa y retomó un tono de voz normal - si así fuera, no habría permitido que organice mi revolución. 

-Odias al hombre pero tu discurso es el mismo, la lógica de pensamiento en la que culpas al Padre por "permitir" las abominaciones que ustedes mismos y con consciencia hacen. Es algo hipócrita y descarado, ¿no crees?

      Entre tanto, desde un rincón frente a la barra, Rajiv era testigo de aquel encuentro milenario. Allí tenía frente a él, al ángel caído y al arcángel Miguel. Para él era imposible entender el lenguaje que empleaban, pero se le hizo que aquella conversación discurría de manera amigable, lo cual no tenía sentido; sin importar la religión,  todo el mundo sabía de sobra la feroz enemistad entre el arcángel Miguel y el caído. 

-¿Es acaso cierto lo que veo? ¿El cielo y el infierno se han juntado en… no sé dónde estoy? ¿Acaso estoy muerto?

      El hombre de la barra se echó a reír,  eso sí,  procurando hacerlo tan discretamente como fuera posible. Finalmente le dijo a Rajiv - No estás muerto, la savia de la vida restauró las energía de tu cuerpo.

-¿La savia de la vida?

-¡Sí! La acabas de tomar. Para empezar, estas en el salón profético de los espejos… un poco adornado al estilo de lo que ustedes llaman cantina, pero era el único lugar en que reuniones como esta se podrían llevar a cabo. Lo cual es algo que ocurre cada mil años.

-El salón de los espejos…

-"El salón profético de los espejos". Es un lugar neutral entre lo divino y lo profano. Esta justo en el plano terrenal pero fuera del alcance de los hombres. Todas las personas que ves aquí,  somos ángeles de batalla, al mando de nuestro príncipe Miguel,  estamos aquí para acompañarlo y cuidarlo, porque nunca nos hemos confiado del que no debe ser nombrado.

-¿Dice usted que es un ángel? ¿Y cómo es que llegué aquí?

-Mi nombre es Etanuel, estuve en la guerra celestial que acabó con la rebelión de los expulsados. Tú llegada hasta aquí es un misterio incluso para mí; quiero decir, tocaron a la puerta y al abrirla te encontramos inconsciente, no sé cómo fuiste capaz de hallar la entrada.  Por un momento creímos que era una trampa del bando maligno, después de todo, este lugar está en tu plano,  pero igual es invisible a los ojos humanos. Ni sabiendo de la existencia podrías hallar la entrada en toda tu vida. Pero finalmente te cargamos y te pusimos en el banco hasta que despertaste… supongo que estuviste orando al borde de la muerte y mi señor escuchó tus plegarias y decidió que vivas un tiempo más. 

-Todo esto es una broma ¿Verdad? ¿Y a propósito, ellos por qué se reúnen?

-Porque alguna vez fueron grandes amigos. Al que no debe ser nombrado le gusta venir, porque solo en este lugar puede lucir su antigua apariencia. Al salir, su belleza se esfumará y volverá a reflejar aquello en lo que se ha convertido.

-Y yo que pensaba que "el bicho malo" podía cambiar de apariencia a su gusto. 

-Sí que puede, pero por más que se presente como un cordero ante los demás,  él mismo no puede sino verse tal como la abominación que es… excepto aquí y en presencia del príncipe Miguel. Sólo en estas ocasiones, puede verse a sí mismo cómo fue antes de su transformación. 

-¿Y de qué hablan?

-No sabemos,  usan la más antigua de las lenguas angelicales.  Sólo los más cercanos a Dios, o que alguna vez lo fueron, la pueden hablar. A veces imagino a Miguel tratando de convencer a su antiguo amigo de que se arrepienta y busque a nuestro señor, pero veo comodidad y agrado en el rostro de ambos, así que entiendo de que no es de eso que hablan. Quizás solo recuerden viejos tiempos cuando servían al único Señor y puede que no sea más que eso. De lo que si estoy seguro, es que al Padre nunca le ha molestado que se reúnan. 

-¿Y cómo lo sabe usted?

-Porque nunca nos ha castigado. Y recuerda esto muy bien hombre de Siria: "Para nuestro creador no hay nada oculto, ni en el cielo, ni en el infierno. No hay nada que haya pasado, o que vaya a pasar que él no lo sepa"

-¿Y por qué no evita que suceda lo malo?

-¿Qué clase de Dios crees que mi Señor es? Ah. Dios todopoderoso expresó en su palabra que el ángel y el hombre tendrán libertad de consciencia.  Y la palabra de mi Señor es eterna… trasciende los tiempos. Trasciende toda verdad. Mis alas se quemarán con el sol, tus huesos se harán polvo muchísimo antes, pero su palabra jamás pasará. 




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