—Buenos días hija.
—Hola mama — sostuve mi teléfono con mi oreja y hombro para así poder colocarme mis zapatos mientras hablaba con ella.
—¿Cómo van los estudios? — deje ir un suspiro.
Porque siempre tengo la esperanza de que alguna vez pregunte como estoy.
—Van bien.
—Que bien hija, llamaba para decirte que este domingo tu padre y yo tenemos unas juntas muy importantes y no creo que podamos ir a visitarte.
No me sorprende.
—No importa — suspire rendida, esto ya era rutina.
—Me alegra que entiendas, te queremos cuídate.
Sin más que decir tomo el celular en mi mano y colgué. Mire mi reflejo en el largo espejo sobre la pared, llevo puesto mis vaqueros, una camiseta negra y tenis blancos. No puedo evitar ver más adentro donde esta una chica que solo quiere volver a la cama ver una película y llorar un poco.
Cerré los ojos y tome un largo suspiro tragando las lágrimas que querían salir, sonreí a tal reflejo y tome mis cosas para así irme a la primera clase del día.
(...)
Ruido es lo que se apodera de este lugar solo blah, blah, blah. El maestro lleva quince minutos retrasado dejando en libertad a todos y lo único que hacen es hablar volviendo un desastre de combinaciones de voces.
Sobe mi frente con la yema de mis dedos, puedo sentir una migraña acercarse.
—¿Segura que te sientes bien? — pregunta Savannah quien está sentada a mi lado.
—Solo es migraña — cerré mis ojos tratando de ignorar el ruido alrededor.
—Ten tal vez es deshidratación — al abrirlos Savannah me ofrece un bote de agua que con gusto tome.
—Gracias — ella me sonrió en respuesta.
Mire detrás de ella y a no más de una silla atrás se encuentra el chico llamado Dylan y que observa a mi amiga. Volví a ver a Savannah quien revisa muy tranquila sus apuntes sin saber que un par de ojos azulados la observa por detrás, mordí mi labio inferior sonriendo para mí misma.
Ella volteo a verme y al ver mi divertida expresión la suya se volvió seria.
—¿Qué te pasa? — no conteste me es muy divertido saber algo que ella no. No tenía planeada decirle, pero al volver la mirada al chico me delate por si sola. Savannah siguió mi mirada y una risita se me escapo al verme como su rostro cambia dramáticamente, cuando ambos encontraron miradas, Dylan le sonrió y ella de inmediato volvió a su puesto anterior mirando al escritorio atontada.
—Se me hace que alguien no te quita los ojos — me dio una mirada asesina que para mí solo resulto gracioso.
—Nikki — escucho que alguien me llama, al voltear veo a Amy en la puerta con sus perritas falderas detrás.
—Reunión urgente — señalo que la siguiera.
—Bueno — acomode mi mochila sobre mi hombre —Este día puede ir de mal en peor.
—Buena suerte soldado — dijo con su mano derecha extendió cerca de su frente sonriéndome divertida.
La deleite con mi dedo de corazón solo logrando que sonriera más. Salí detrás de Amy quien me llevó hasta al gimnasio donde Jess se encontraba sentada en una mesa que se encontraba en medio del salón; ella observa a sus zapatos, lleva puesto una minifalda y camisa color vino el mismo color de sus tenis.
—¿Jess? — pregunte colocando mi mochila aun lado en el suelo como es de costumbre.
—¿Hay gracias a Dios que no soy la única secuestrada aquí? — dice levantándose acercándose a nosotras.
—No exageres- demandó Amy mirándola mal — las traje aquí porque vamos a organizar la fiesta para mañana.
Quera decir organizamos porque ella no quera arruinar su manicure.
Las dos chicas que casi nunca hablan detrás de Amy levantan dos cajas llenas de decoraciones y comida chatarra por lo cual nosotras las imitamos.
—Sera una fiesta en la piscina así que preparen sus bikinis.
Caminamos a las puertas de la esquina que van directo a las piscinas. Al entrar en una esquina hay un chico acomodando una escalera.
—Podrías mejor traerla para acá — le ordena Amy.
Él se voltea y por poco dejo caer la caja en mis manos.
Es el.
Tyler le obedece y cargó la escalera donde Amy le indico.
—¿Aquí está bien señorita?
—Perfecto — no pude evitar escuchar su tono seductor.
—¿Necesita algo más?
—No eso es todo — él le sonríe y está a punto de irse, pero Amy vuelve a hablar.
—Pero... ¿No te interesaría venir a una fiesta mañana? — el la mira confuso.
—Es mañana después del partido.
Su mirada viajó de Amy hacia mí y me observó por un segundo poniéndome nerviosa.
—¿Ustedes estarán ahí? — pregunta volviendo su mirada hacia Amy.
—Por supuesto todos los del equipo y las porristas.
—Intentaré estar ahí — ella le sonrió como boba enredándose el cabello en el dedo los más coqueta posible.
Rodee los ojos y me aleje dejándolos solos.
Editado: 09.07.2020