Empujó a Tyler lejos de mí lo antes posible. Agache mi rostro ocultando mis mejillas ruborizadas y al relajarme subo la mirada para encontrar a quien nos interrumpió.
El tío de Tyler nos mira no sorprendido pero desafiante. Veo que guarda su celular y nos mira con autoridad.
—Veo que interrumpí algo — los ojos de este hombre que sospecho tienen descendencia mexicana lo que explicaría la piel bronceada de él y de Tyler, el me mira de manera intimidante y su mirada me transmite algo que siento que me quiere decir un estorbo.
—Tío Mario — Tyler rasca su mentón irritado y confuso por ver a su tío aquí —Dime ¿Por qué esta maravillosa sorpresa?
Aprieto mis labios evitando reír de su sarcasmo.
—Me están informando que tus notas están bajando y eso no me esta agradando para nada — sus ojos se mantienen firmes sobre su sobrino —Me fui obligado a venir a resolver esto en persona.
—Prometo arreglar esto tío Mario.
—Solo espero esta joven no sea parte del problema- me señala.
¿Y este quien se cree que es para culparme?
—¿Saben qué? — me levanto —Creo que esta conversación es personal y no debería estar aquí.
Mario me mira en aprobación a lo que dije y en cambio Tyler mira a su tío furioso.
Queriendo salir rápidamente de ahí apresuro mis pies, aunque escucho la voz de Tyler llamándome la ignoró y dejó que el aire frío se lleve mis problemas... sí tan solo eso fuera posible.
La nariz todavía me palpita, pero el dolor es mucho menos. La verdad no sé a dónde camino, mientras me pierdo en mis pensamientos mis pies deciden a donde ir.
Una pregunta viene a mi mente.
¿Por qué Tyler necesitaría un arma?
¿Defensa personal?
¿O es algo más?
Esto solo lo vuelve más misterioso y me pregunto porque no se mas de él.
¿Cómo he podido besar a alguien que apenas conozco?
Al poner atención a mi camino veo que estoy frente las escaleras que dirigen a la azotea, uno de mis lugares favoritos.
Sonrió para mí misma mientras subo las escaleras y al llegar la azotea se aparece una paz interior en mí. Para muchas personas como yo, la azotea es como un escape que me ayuda a liberar mi mente de la realidad por un momento.
El cielo
El aire
Y la paz que este lugar suele otorgar.
Recargo mis brazos en el borde y cierro los ojos mientras respiro profundamente.
TYLER
No me fue tan difícil encontrarla. Después de prometer a mi tío que me concentraría más en la misión corrí en busca de ella.
Esta chica me está volviendo loco, nunca suelo desconcentrarme, pero ella tiene algo.
Cuando subo a la azotea y la veo tan relajada recostada en la orilla con los ojos cerrados y no puede evitar admirarla.
Me le acerco a pasos lentos y me coloco a su lado disfrutando del paisaje nocturno.
—¿Quién eres? — la oigo preguntar y la verdad no me lo esperaba.
—Por qué me pregunta eso?
Ella al ver mi rostro confuso dijo.
—Vi el arma Tyler.
Maldije mentalmente.
Reviso la pistola sujeta a mi cintura en mi espalda baja oculta por mi chaqueta.
Debió verla en la pelea con Adam.
—No es lo que piensas.
—Entonces dime la verdad, no sé si confiar en ti ¿Para qué es?
—Defensa personal — no es del todo mentira, pero veo que en su mirada que mi respuesta no la convence.
—¿Por qué tu tío viene de forma personal a visitarte tan seguido?
—Es muy controlador.
Eso parece convencerla y no es mentira el es un hombre que necesita que todo esté al pie de la letra.
—Sigo sin entender el arma, no es que me des miedo, no es la primera vez que veo un arma — veo que al parecer tiene una pequeña discusión en si cabeza —Es un instituto privado, no necesitas de un arma.
Recalculo lo que puedo decir antes de decir una palabra.
—En mi familia...me enseñaron que sólo puedes confiar en ti mismo y tus instintos — ella voltea a verme directo a los ojos como buscando si lo que digo es verdad -Sera un instituto privado, pero según mi experiencia todo puede pasar y cuando menos te lo esperas.
Ella me mira con intriga.
—Sabes, odio las mentiras — trago grueso —Las mentiras me han lastimado mucho a lo largo de mi vida...No me mientes ¿Verdad?
Negó inmediatamente.
Ocultar es diferente a mentir.
—Me gustas Tyler.
La miró sorprendido, esas palabras alterar mi sistema cardiaco.
—Prométeme que nunca me fallaras.
Sus hermosos ojos se comenzaron a cristalizar y no pude evitar mirarla con ternura.
—Lo prometo — no lo soportó más y la beso.
Me lo prometí más a mí mismo más que a ella.
Se que hay una solución.
No dejare que se sumerja en la oscuridad de mi vida.
Editado: 09.07.2020