Entre Caballeros (precuela)

Capítulo 11

Como eran las únicas Piezas Mayores restantes, tanto Ariadna como Grinberg estaban ocupados y no se podían encargar de entrenar a Alexandria. Se había decidido de que la prioridad en esos momentos era encontrar a los Reyes y el resto de Piezas Mayores. Tan solo después, buscarían a los nuevos Peones.

Pero a pesar de la poca atención que los otros dos le prestaban, Alexandria estaba lejos de mantenerse inactiva.

Cuando Grinberg hubo regresado de atacar al Imperio Negro, herido le dedicó una mirada y le preguntó, - ¿Sabes qué hacer ahora? Bien, - repuso cuando ella asintió una vez. - No pierdas tiempo y muévete entonces.

Desde aquella vez, Alexandria decidió entrenarse a sí sola.

Claudio había evitado que los Peones viajaran mucho a los escaques negros, pero si quería aumentar su poder y conocimiento, era esos lugares precisamente a los que ella debía adentrarse. Cuando compartió su idea con el General Waito (antiguo Rey del Imperio Blanco), una vez que lo visitaba, éste acarició su barbilla mientras lo pensaba y masculló:

-Los escaques negros son muy peligrosos para que un Peón vaya solo, ¿Por qué no intentas comenzar con un mundo más pacífico? ¡Hay tanto que aprender de los escaques Blancos! ¿Qué tal el de los Mayalles? Es muy hermoso y activo durante esta época.

Sin estar muy convencida, Alexandria accedió y horas después se encontraba en el mundo de los Mayalles sintiéndose como un espantapájaros en medio de una fiesta de gala, pues era la época de mayores festivales. Las calles estaban llenas de rótulos con colores vivos, la gente se paseaba de un lado a otro hablando a alta voz y comía todo tipo de coloridas comidas que hacían un contraste opresivo con la actitud fúnebre de la Peón.

La rotación de las pieles de los Mayalles hacía que le viniera a la mente la palidez de sus amigos muertos. A pesar de que había decidido ponerse ropa verde en lugar de su uniforme, su interior no encajaba con aquel lugar.

-¿Qué hago aquí? - le preguntó a la noche llena de estrellas y humo de colores.

Estaba a punto de retirarse cuando fue apartada bruscamente del paso.

-¡Muévete! - exclamó alguien quitándola del camino.

Alexandria se tambaleó a un lado. Vio que la gente a su alrededor despejaba la calle para dar paso a un desfile. Los Mayalles eran, en su mayoría, individuos altos por lo que cuando fue arrastrada hacia atrás, estaba segura de que no podría ver lo que sucedía. Pensando eso estaba cuando se desplegaron ante sus ojos las marionetas más enormes que hubiera visto en su vida. Éstas tenían casi el tamaño de los edificios que rodeaban la plaza central. A lo alto de aquellos edificios, pudo notar a varios Mayalles preparándose y moviendo con cuerdas a las marionetas gigantes.

-¡¿Tengo su atención?! - preguntaba el presentador a través del micrófono, mientras caminaba entre las enormes figuras. La multitud vitoreó. - ¡¡¿Tengo su atención?!! - una vez más recibió respuesta. - ¡Bien! - Las marionetas comenzaron a moverse conforme a la historia del presentador. Era un musical y con su potente voz, el presentador cantaba:

¡Esta es la historia de los más grandes líderes!

Nada más grandioso ha existido, ¿no lo crees?

pues escúchame y pon toda tu atención

32 eran los dirigentes y de lo más firme su relación.

 

Poco a poco, uno a uno, fueron pereciendo

pero su legado sigue aquí, ¿no lo estás viendo?

¡Pues claro que no!¡La joya fue hurtada!

Un Caballero, el culpable de robar corona tan preciada.

 

¿Dónde está ahora el legado? Nadie lo sabe

Escondido estará hasta que el tiempo acabe

El Caballero partió la joya en tres pedazos

y por todo los escaques esparció los retazos.

 

Al primero solo os puede llevar la hélice,

no antes de que el difunto aterrice,

el segundo lo escucharás sin poder verlo

sacrifica tus cuerpo si quieres tenerlo,

no te acerques al tercero o morirás,

aunque es cierto lo que digo, no lo comprobarás.

 

Los 32 líderes siguieron buscando

16 de ellos continúan fracasando

quien tenga la corona será por sus iguales visto

como el líder más auténtico, más valiente, más listo.

Las marionetas estaban bien hechas y por su tamaño parecían estar danzando en lugar de solo moverse, por lo que hicieron una gran demostración visual de la historia. La audiencia también bailaba al ritmo que cantaba el presentador.

Alexandria sabía que los 32 líderes habían existido hacía muchísimo tiempo, cuando los 32 escaques estaban llenos de vida, pero no se tenía mucha información sobre ellos y jamás había escuchado aquella historia.

Cuando la presentación terminó y la audiencia se dispersó, ella aún seguía contemplando las gigantescas marionetas, sobre todo la figura de un Caballero que sostenía a lo alto la hermosa corona robada.

-¿Te gustó el espectáculo? - le preguntó el Mayalle que había hecho de presentador y cantado todo el relato. Era un joven alto, moreno y con el pelo negro. - Te vi mirándome.




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