Entre Caballeros (precuela)

Capítulo 15

Los reportes de cómo la Peón del Imperio Blanco había protegido al hijo del embajador corrieron rápido por los escaques afianzando los lazos que tenían los aliados a ese Imperio.

Alexandria no les hizo el menor caso. Después de su salida del país de los Mayalles y su visita a Bynner, se tomó la tarea de averiguar sobre la corona de la leyenda que escuchó en el festival.

Lo primero que hizo fue dirigirse al Mercado Blanco, un lugar que conectaba a seres de distintos mundos y en el cual ella no había estado durante mucho tiempo. Si existía algún lugar en donde pudiera encontrar información, sería ahí. Conocía desde hacía un tiempo a un chiquillo llamado Crishcas, éste se la pasaba vagando de un lado a otro y conocía casi todos los rincones del lugar. Le pidió que mantuviera sus oídos alerta y sus ojos atentos, Alexandria le prometió souvenirs de otros mundos si él lograba descubrir algo relacionado a la joya.

-No se sabe si fue un Caballero Negro o Blanco quien robó la joya, - le informaba Crishcas, días después de que se pusiera la tarea de investigar.

-Supuse que sería uno Negro, - fue la respuesta pensativa de Alexandria. Ambos caminaban por una de las calles menos transitadas, - porque de ser así los pedazos estarían escondidos en los mundos muertos, pero pensándolo bien, esto sucedió hace tanto tiempo, que probablemente todos los escaques tengan la misma posibilidad de contener uno de esos trozos. Será difícil.

Ambos se detuvieron y Crishcas esparció por el suelo las cosas relacionadas a la corona que había podido encontrar.

Alexandria las examinó una por una. Una imitación de la corona hecha de latas, dibujos de las tres joyas coloridas que supuestamente la adornaban, una lista con los nombres de los posibles Caballeros que la habían hurtado y un papel viejo que parecía contener una lista de compras borrosa.

-Es todo lo que pude encontrar, - Crishcas se puso de rodillas y movía las baratijas para mostrarlas. - Chatarra y harapos inútiles. Ese viejo me estafó, - añadió viendo a Alexandria tomar el listado de compras. - Le di buenos trozos de carne de Tigrerino, a cambio de que me diera lo que tuviera sobre la joya. ¡Y me da un listado tonto! - exclamó furioso.

-De hecho, creo que este es el que más pistas contiene.

Crishcas parpadeó sorprendido y examinó el papel de cerca, junto a ella.

Crishcas parpadeó sorprendido  y examinó el papel de cerca, junto a ella

-¡Es solo comida! - aseguró él.

-No, mira las figurillas, - Alexandria señaló tres círculos que estaban junto a cada número.

-¿Los higos y los garbanzos?

Ella lo miró, -¿Quién pone dibujos en un listado de compras? ¿Y por qué tienen el mismo tamaño? Mira, - acercó la imitación de la corona, la cual tenía tres óvalos de los mismos colores que el listado en su otra mano. - Creo que son las joyas de la corona. El Caballero la partió en tres pedazos, es natural pensar que separó las joyas.

-¿Y la lista? - preguntó Crishcas casi pegando su nariz al papel.

-Creo que es la localización. La inicial de la letra es la inicial del escaque. 7 Higos podría significar la casilla siete de la sección H, sección Heifa. 5 Garbanzos puede ser el escaque cinco de la sección G, Geillia.

Crishcas ladeó la cabeza sin dejar de ver el texto.-¿Y el de en medio?

-Está borroso, no logro descifrar lo que dice. La joya debe ser roja pero no entiendo las letras. No importa, - se puso de pie, con la lista en mano y dejando lo demás en el suelo. - Ya sé por dónde comenzar.

-¿Para qué quieres la corona de todas manera? ¿Quieres ser Reina?

-No seas ridículo, - Alexandria le dio la espalda.

-¡Hey, hey! ¿Y mi premio?

Ella se inclinó hasta estar a su altura, - Cuando seas grande serás un Guerrero, ¿qué te parece?

-¡Ni de bromas! - exclamó el chiquillo y salió corriendo para el otro lado riendo y saltando como escapando lo más rápido de un castigo.

Con esa pista, Alexandria ya podía iniciar con su búsqueda, así que esperó la hora para partir, sintiéndose un poco nerviosa. Era un mundo al que ella nunca había ido y a pesar de ser un escaque blanco, no sabía nada sobre él más que el nombre: el mundo de los Crillies.

Se sentó sobre un pequeño bloque de cemento y mientras esperaba, repasó mentalmente lo sucedido en la tierra de los Mayalles, recordando la actitud del Caballero hacia ella. No se habían dicho mucho pero era innegable que se habían protegido mutuamente de la amenaza de las pirañas, teniendo ambos varias oportunidades para hacerse daño.

¿En dónde estaría él en aquel momento? se preguntó experimentando algo que no había sentido antes. Ella tenía ya un propósito, pero no estaba segura de cuál sería el de él al seguirla. Supuso que el Imperio Negro aún la quería muerta, pero sintiendo el consuelo de las ánimas que llevaba dentro, la ansiedad no pudo invadirla. Se tocó el pecho como si ahí pudiera sentir las ánimas moverse, y proporcionándole su poder. Y había algo más, no le tenía miedo a ese hombre. Todavía podía sentir el tirón que él le había dado para mantenerla cerca y protegerla de las pirañas. La cabeza de ella sobre el pecho de él. Su brazo rodeándola para que ningún animal se acercara.

Alexandria sintió su corazón latir un poco más rápido y tuvo la sensación de que sus mejillas se calentaban.

 




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