Entre cámaras

Capítulo dos: Novia

Tomé el ascensor y me adentré a este escuchando esa típica música. Iba a cerrarlo cuando una mano se interpuso, provocando que este de nuevo se abriera.

Romain estaba ahí, con sus hoyuelos en las mejillas sonriéndome y mientras se adentraba al ascensor.

Me lo quedé mirando por un buen rato hasta que mi celular empezó a vibrar. Suspiré con pesadez, el aparato indicaba que me estaba llamando mi representante y si lo hacía era por un motivo: no me iba a llevar a mi casa como lo había prometido.

- ¿Aló? – pregunté teniendo la esperanza de que esté completamente errania.

- Levina...

- Marcus...

- Se me ha surgido una urgencia y he tenido que irme después de la firma de contrato, así que...

- No podrás llevarme – deduje.

- Sí, lo siento. – Lo escuché arrepentido. – Te habría llevado al hospital, pero me tuve que ir del lugar porque tuve una emergencia. ¿Te acuerdas de Lana?

Asentí como si me viera, Lana era la perrita de Marcus. Si mal no me equivoco su mascota la tiene desde que se mudó a su departamento y se fue de la casa de los padres.

<< La acaban de atropellar mientras que la cuidadora, Lucy, estaba comprando una botella de agua. Sé que suena absurdo esto, pero estoy muy cabreado y preocupado. Acabo de llamar a Lucy y me comentó que mi perrita tiene las costillas rotas... yo... no sé qué hacer.

- Tranquilo, seguro Lana sobrevivirá. Ten fe.

- Sí, gracias – suspiró y volvió a hablar

<< Me tengo que ir. Adiós y lo siento.

- No te preocupes Marcus. Seguro Lana va a estar bien.

- Seguro.

Corté y las puertas del ascensor se abrieron, caminé por los pasillos dirigiéndome a la salida. Por las ventanas pude visualizar los carros que estaban estacionados fuera del edificio y eso provocó que volviese a extrañar a mi antiguo auto y a mi amiga.

Sacudí mi cabeza, tenía que sacar esos pensamientos de mi mente. Le brindé una sonrisa a Romain que siempre se encontró al costado mío y avancé más rápido para tomar un taxi y poder encontrarme con Marie.

Alcé mis brazos varias veces y en ningún de mis intentos llegué a hacer que pare uno. ¿Tan difícil era?

- ¿No tienes auto? – escuché una voz a mis espaldas y volteé encontrándome con mi compañero de trabajo.

- Tenía y lo perdí, larga historia – me encogí de hombros, no era un tema adecuado para hablar con él. Apenas lo conocía.

- Okey, si deseas te llevo. ¿A dónde te diriges?

- Al hospital... - Mencionar ese lugar provocó que Romain alzara la ceja derecha – Otra larga historia.

- Seguro algún día me lo contarás.

- Algún día... o nunca.

- Déjame pensar que algún día me lo contarás, si al fin y al cabo tenemos un año y medio para conocernos- lo miré confundida, traté de alzar la ceja pero no pude, eso provocó que una melodiosa risa saliera de su garganta.

- ¿Perdón, qué te hace pensar que pasaré todo ese tiempo contigo?

- Trabajamos juntos, además por si no sabías el proyecto dura aproximadamente ese tiempo.

- ¿No es tanto?

- Es el tiempo adecuado para que nos hagamos amigos, por lo tanto no. Quizás nos enamoraremos.

- Tienes novia. – Corté, ese importante dato sabía porque después de que había terminado la firma de contrato agarré mi celular y busqué su nombre por todas las redes sociales. Sé que eso suena un poco acosador pero ya qué. Con tal solo mirar algunas fotos concluí que Romain Devent era un rico bocadillo que solo se podía mirar mas no comer.

- Quizás en ese tiempo hayamos terminado.

- Eso sonó cruel, pero tengo novio –mentira- y estamos comprometidos –mentira.

- Lo siento, pensé que eras soltera.

- No te preocupes, yo también pensé que era soleta.

- Muy graciosa, eh - dijo mientras sonreía de manera coqueta, creo que eso lo hace sin darse cuenta.

- Quizás me case con mi mejor amiga cuando despierta. – dije en broma.

- ¿Despierte?

- Larga historia... - me acerqué a él y palmeé su torso, nuestras miradas se cruzaron- ¿Nos vamos? O te quedarás hablando conmigo por un buen rato, te cuento que tengo cosas que hacer.

Muy bien Levina, arruinas la conversación.

<< ¿Cuál es tu carro?

- El Ferrari negro

Me alejé de él y me aproximé al auto, este era grande, muy grande y si no fuera por mi gran estatura hubiese llegado. Romain desactivó las alarmas y me miró.

- ¿A qué hospital exactamente quieres ir?

- Al Hospital del Sur.- Me encogí de hombros, sabía que llegar ahí no nos demoraría tanto tiempo ya que quedaba cerca.

Abrí la puerta del copiloto y alcé mis piernas de manera no tan descarada ya que llevaba falda y no quería dejar ver piel de más.

- Te ayudo- Romain se acercó a mí y me agarró de la cintura para elevarme y hacerme entrar.




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