Capitulo tres.
La puerta de la casa se abrió de golpe sorprendiendo a Bruno al ver a su mejor amiga tan temprano en la casa, sin perder tiempo se paró del sofá y se acercó a ella intentado aclarar todo. - linda, ¿Qué haces acá?,¿no tenías clases hasta las cuatro? - pregunto mientras intentaba seguir el apresurado paso de la adolescente hacia su habitación.
Y no fue hasta llegar a la habitación de la chica que logro alcanzarla deteniendo sus pasos y logrando verla por fin.
Sus bellos ojos eran ahora un doloroso mar de lágrimas de cristal.
Pequeños vidrios ostros que la lastimaban al caer sin control alguno. Bruno al verse lleno de un torbellino de emocione al verla así no supo que hacer aparte de abrazarla.
¿Por qué estaba así?
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El silencio de la tarde se vio interrumpido por el ruido del timbre, Bruno, que aún seguía esperando que Amity saliera de su habitación se puso de pie estrado su cuerpo mientras se dirigía a la puerta, ¿Quién sería?
Al abrir la puerta, o sorpresa, estaba vacío… Confundido paseo su mirada por la calle uno minutos hasta dar con la entrada de su propia casa… Una carta.
Al no entender muy bien la situación rasco confundido su nuca mientras tomaba la carta y volvía a entrar a la casa.
Impasible ante la misteriosa carta, desplomo su cuerpo en el sofá de la sala y procedió a revisar e papel de dudosa procedencia.
“Amity.
Espero que ahora te aburras de una puta vez y dejes de andar jediéndonos la existencia.
No te acerques ni a Josh ni a Ain.
¿Qué?
¿Creías que una maldita huérfana como tu merecía todo eso?
Eres INVISIBLE, no intentes acerté la importante, solo quedas como una maldita prostituta.
Recuérdalo bien, si lo de hoy no te gusto… Te ira peor si no haces caso a nuestras advertencias “
Sus manos empezaron a temblar por el enojo mientras el papel poco a poco se iba arrugando debido a la presión que Bruno ejercía en él.
¿Quién mierda le había mandado eso a Amity?... Porque, si llegaba a descubrirlo, esa persona no volvería a ver el maldito sol.
Él lo había dicho antes, y lo repetiría cuantas veces fuese necesario… El era capaz de derramar sangre por protegerla.
Si meterse en problemas era necesario para tenerla a salvo y feliz, seria la persona mas conflictiva u haya pisado el planeta entonces.
La desesperación consumía lentamente a Bruno, así como un montón de gusanos en una fruta descompuesta, una sensación amarga consumía el interior del joven ante la incógnita.
¿Quién había mandado esa carta y que tan capaz seria de hacerle algo a Amity?
Suspiro ansioso mientras optaba por subir a su habitación y descansar un poco… Colapsaría si seguía ahí sentado sobre pensando toda la situación.
Al pensar en Amity, Brun espero tantas cosas menos lo que ahora le había tocado vivir.
Pensó que iría a la secundaria y aguantaría a algún pendejo que se vuelva su pareja.
Pero esto, todo este conflicto.
Violencia.
Dolor.
Amenaza.
Eso JAMAS se lo vio venir, y no quería que pasara… Al pensar en ello temía tener que volver a pasar por todo otra vez.
Recodaba a Amity cuando la conoció… Sola, indefensa.
Rota, completamente rota.
Pensar en ello era como entregar su corazón a una trituradora.
No hacía más que desear el tener el poder de cambiarlo todo.
Quizá si el fuera de su edad todo sería diferente… El estaría para ella.
Evitaría que la hagan sufrir.
El silencio consumía esa nublada tarde, Amity seguía encerrada en su habitación y Bruno no hacia mas que encerrarse cada vez mas en sus pensamientos.
Se arrepentía de tantas cosas y también había tantas cosas que quería cambiar.
Quizá si hubiera llegado antes de la vida de Amity ella estaría bien ahora.
O quizá nunca debió interferir.
¿Las cosas serian diferentes si tuviera la misma edad de ella?
¿Serian mejores o peores?
Le desesperaba la idea de no saber que hace con su vida, no saber cómo manejar esta situación que ahora lo consumía y no lo dejaba respirar en paz.
Tenia miedo ante la idea de que Amity estuviera sola en su habitación, peo a la vez tenía interferir otra vez y empeorar las cosas.v