A la mañana siguiente los chicos fueron al centro a pagar unas facturas y regresaron cerca del medio día con una par de pizzas y soda, pues era el almuerzo de los sábados. Jack salió con el resto de gaseosas cuando vio a Cosette del otro lado de la cerca bañando a Willson.
—¿Es ella? — Preguntó quitándose las gafas de sol.
—Ah sí — respondió su amigo sin mirarla.
—¿Cómo es que...? Bueno. Me alegro que no te guste... Por que... Es solo que... — Hablaba sin dejar de cambiar su postura a cada momento y con los ojos puestos es ella.
—Cierra la boca Jack. Te estas llenando de saliva.— Jack de inmediato pasó su mano por el mentón y miró de nuevo al frente. Por suerte no estaba babeando literalmente.
Cosette estaba concentrada en cantar lo que sonaba a través de sus pequeños audífonos. Así que Jack aprovechó para contemplarla detenidamente. Piernas largas que, con aquellos pantalones cortos las volvían infinitas. Cintura estrecha y su cabello castaño claro recogido en un moño alto. ¿Ojos? No los veía desde ahí pero estaba seguro que le gustarían. Era cierto lo que Andrew había dicho. No la conocía y ya le gustaba. ¿Cómo era posible?
Cuando llegó el momento de las presentaciones Jack estaba tan nervioso que sentía más calor del que debería sentirse a principios de verano.
—Cosette, él es Jack. Jack ella es Cosette y él es Willson.
—Hola — saludó ella con una sonrisa—. Estoy toda mojada, lo siento. Pero entren, estás en tu casa — dijo con amabilidad.
"¡Dios! ¡Que labios! Que ojos. Que voz". Pensó deslumbrado ante ese rostro de ángel.
Estaba por hablar pero Willson comenzó a ladrar. Claramente él había descubierto sus intenciones para con su dueña así que se impuso de inmediato.
Jack se asustó con aquello. La manera en que lo miraba y sus toscos intentos por alcanzarlo le hicieron retroceder nervioso.
Cosette trató de callarlo pero no le fué posible. Así que le hizo señas a Andrew para que entrarán a la casa. Este tomó a su amigo del brazo para arrastrarlo pues se había quedado petrificado ante la inminente amenaza.
—Ese perro va a matarme amigo — dijo con el corazón agitado viendo a Willson por la ventana —. Él lo sabe. Sabe que me gusta. Va a matarme.
—Ya. Ya. Ves muchas películas. Willson no es agresivo solo es celoso.
—Eso es peor — dijo sentándose en el sofá frente a la televisión —. No lo lograré — decía con resignación.
Andrew sonrió. A veces su amigo era demasiado dramático.
—¿Arreglaste lo de Tracy?— Inquirió buscando algo que ver entre los DVD.
—Sí. Terminado. Amputado. Arrancado de raíz.
Mientras veían la película, Jack intentaba hacer conversación pero Cosette parecía un tanto distante a pesar de estar sentada a su lado pues Andrew le cedió su lugar.
Una llamada entró al teléfono de ella. Se incorporó como un resorte y subió las escaleras a toda prisa con el teléfono pegado a la oreja.
—Chicos... Yo... Tengo que irme — anunció al volver.
—¿Pasó algo? — Pregunto Andrew.
—Es mi hermano. Quiere que le lleve algo de ropa y no creo que pueda ir al parque. Así que...
—No te preocupes. Me llevaré a Rocky — dijo caminando al patio trasero.
Jack se quedó ahí sin saber muy bien que decir. Ninguno de los dos se atrevía a mirar al otro a los ojos. Hasta que por fin a Jack se le ocurrió algo.
—¿Pensabas llevar a Willson al parque?
—Sí.
—Podemos llevarlo nosotros. Si quieres. Yo podría... Llevarlo.
—¿De veras? — Preguntó con el rostro iluminado alzando la vista.
—Sí. Claro. No será ningún problema — añadió con más confianza al verla sonreír.
—¿Sí? — Inquirió apenada—. ¿No te da miedo? No es un perro agresivo, es muy cariñoso en realidad sólo es un poco celoso y a veces un poco terco.
—¿Miedo? No. No. Para nada. Es lógico que sea celoso. Es decir, tú eres su dueña y... No. Ningún problema.
Ella sonrió y dió un paso hacia él. El aroma a su perfume frutal con toques dulces le llegó. Jack intentó grabar aquel aroma en su memoria.
—Sería de mucha ayuda. Muchas gracias Jack. Te daré su correa y un par de cosas — dijo caminando hacia la cocina.
Andrew sonrió y le dió una palmada en la espalda a su amigo al verle entusiasmado por haber hecho sonreír a Cosette.