Entre cintas y balones.

Capítulo 21: Kate la virgen.

Dedicado a J.C. 

Estoy segura que pensarás en alguien ;).

Con aroma a limón. 

 

 

Kate ingresó cuando las clases ya habían iniciado así que la comunidad estudiantil se encargó de llenar los espacios vacíos. Se decían muchas cosas sobre ella, como que venía de Australia pues tenía un acento peculiar.

 

Pero el rumor más relevante. Uno que ella misma se encargó de difundir en los baños de las chicas, era del que todos hablaban. Sin importar si eras chica o chico. 

 

En una semana aquel rumor dejó de serlo como tal y se convirtió en una verdad fidedigna. La misma portadora de la noticia lo gritaba a los cuatro vientos. 

 

Nadie le creía por su puesto, pues su forma de vestir y actuar te decía que tenía más experiencia de la que ella deseaba aparentar. 

 

—Entonces ¿Es cierto que eres virgen?
—Claro que sí. Y espero el día en que deje de serlo. Pero claro, no cualquiera tendrá ese privilegio.

 

Al escuchar aquello, el resto de la chicas se miraban entre sí. Algunas con cara de escépticismo, otras de admiración al tener en frente una chica de su edad que seguía siendo virgen. Y unas pocas, como Cosette y Katsumi, no le ponían atención. 

 

Sin embargo los chicos de la escuela tenían un gran interés en comprobar si lo que se decía era cierto o no. De manera que no pocos la invitaban a salir, a sus casas para “estudiar” o buscaban cualquier excusa para hacerlo con ella. 

 

Pero Kate no era la chica virgen tímida. Era todo lo contrario. Salía con uno y con otro sin dar mucho de su parte. Era común verla en los pasillos de la escuela besando a algún chico o detrás de las escaleras de la cancha de fútbol. 

 

Pero una mañana, la dichosa Kate hizo algo inesperado. 


—Déjame ver si te entendí. ¿Te gusta Andrew y quieres que te ayude a salir con él?
—Sí. Y no olvides...
—Quieres perder tu supuesta virginidad con él — dijo Cosette sacando los libros de su casillero sin darle importancia a Kate.
—Exacto.
—Andrew tiene novia. Lo sabes ¿Cierto? — Katsumi interfirió por ella.

 

Seguía gustándole Andrew pero, al mismo tiempo parecía ser un tanto posesiva al no dejar que nadie que no fuera Julieth se le acercara. Era un amor platónico muy extraño.


—Eso no es impedimento. Entonces ¿Cuento con ustedes o no?
—No —respondieron ambas sin dudar. 

 

Aun así para Kate aquel “No” solo fue el impulso para insistir en su plan. 

 

La siguiente semana vieron a Kate acercarse a Andrew durante los almuerzos. Él no le ponía mucha atención y menos aún teniendo a Julieth a su lado. 


Pero ella siempre encontraba la forma de toparse con él en el pasillo o en el parqueo. Incluso se rumoreaba que le pagó a uno de los chicos que formaba grupo en un proyecto escolar con Andrew para que le cediera su lugar. Con eso encima Andrew no tuvo escapatoria. 

 

Pero Kate era una chica lista. En lugar de volverse una molestia que siempre lo perseguía se convirtió en una compañía agradable. Incluso Cosette la vio llegar a casa de Andrew después de la escuela un par de veces para que le ayudara a “estudiar y hacer tareas de matemáticas” ya que a él se le daban estupendamente. 

 

Cosette no se sentía muy a gusto con la presencia de Kate cerca de su amigo pero, era decisión de él ponerle atención o no. 

 

Una tarde un mensaje de un número desconocido ingresó en el teléfono de Cosette. 

 

Hola Cosette. Soy Kate.
Escribía para preguntarte
¿Andrew te ha dicho algo sobre mí?

Algo como ¿Qué?

Si le gusto. 
Mira. No me lo vas a creer pero… 
Estoy enamorada.
Enamorada. Enamoradísima de Andrew.
Y bueno, tú eres su amiga. Y… 

No. Ya te dije que no.
Me alegro por ti pero no podrá ser.
Lo siento.
Por cierto ¿Cómo tienes mi número?

Lo sé. Lo sé. 
Sé lo que te dije en un principio pero.
Ahora lo quiero. Lo quiero de verdad.
Y no sabes cómo me rompe el corazón verlo con su novia. 
Ella ni siquiera lo quiere. 
Y él ya no la quiere. 
Se le ve en los ojos.
Y sólo habla de ti.
¿Lo sabías?
Ah y he sacado tu número de su teléfono en un momento que me lo dejó. 
No le digas por favor. 
Por favor. Por favor.
Te lo ruego. 
No le digas. Solo lo he hecho por qué no tengo a quién acudir. 
Tu eres su mejor amiga. 
Lo conoces. 
Ayúdame. 

Mira él y yo somos amigo sí pero, estoy segura que cualquier problema que tenga con Julieth lo resuelven. 
Así que te aconsejo que te des enamores.
Y descuida, no le diré.

 

 

Sin embargo Cosette no dejo de pensar: ¿Le ha dejado el teléfono a Kate? Ni siquiera ella, que era su mejor amiga, había tenido ese teléfono en sus manos. “Quizás hay verdadera confianza entre ellos” pensó.

 

 

Vamos amiga, ayúdame. 
Lo amo. Lo amo. 
Lo amo como nunca he querido a alguien.
Y ¿Cómo no enamorarse de esos ojos, de su voz, de su cuerpo?
Dios. Y tú lo tienes ahí a un lado.
¿No crees que tenga una posibilidad con él?

No lo sé Kate. 
Si tanto te gusta ve y dile. 
Lo conozco y sé que te escuchará sin juzgar. 
Pero él decidirá que ocurrirá.
No lo presiones.

¿Tú crees?
¡Gracias!
¡Te adoro!
Sabía que no me fallarías.
Mira, te cuento esto por qué sinceramente no sé con quien hablarlo. 
Y tu me inspiras confianza. 




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