Entre cintas y balones.

Capítulo 32: ¿Dulce o truco?

Todos estaban entusiasmados por la fiesta de disfraces que organizaría la escuela para Halloween. Los de tercer año aseguraban que sería una buena fiesta pues la junta estudiantil se encargaría de prepararla en lugar de los maestros.
Habrían premios para los mejores disfraces en parejas, también podían participar de forma individual si eras tristemente soltero y no tenías pareja para el baile. Se sugirió que dejaran incluir en el concurso algunas mascotas como aves, ratas o perros. Pero luego que alguien terminara llevando su lagarto para presumir su entrenamiento y que este se comiera las mascotas de otros chicos, un hámster diminuto y un ratón, denegaron la solicitud. 


Andrew quería disfrazarse de Samuray ya que decía tener a la novia perfecta para acompañante. Pero Katsumi no quería eso. Decía que solo se vestía así en año nuevo o cuando asistía al templo con sus abuelos. Pensaron entonces en vestirse de algún par de personajes de sus videojuegos favoritos o de película. Así que pasaban todas las tardes trabajando en sus disfraces. 


—¿Saldrán a pedir dulce este año? — Preguntó Hunter una noche mientras Alexia le ayudaba a Andrew y Katsumi a probarse unas partes del traje. 
—Es para el concurso de la escuela cielo — respondió su esposa. 
—El premio a la mejor pareja es de $500.00.
—¿En serio? 
—Sí. Y ya tenemos planes para ese dinero — añadió la novia de Andrew.


Hunter sonrió viéndolos desde la mesa. 


—Ali. Te conseguiré un uniforme pequeño y ganaremos ese premio — dijo riendo. 
—Mejor tú eres el ladrón y yo la mujer policía — dijo ella riendo con su marido. 


Cosette tenía planeado originalmente ser Alicia en el país las maravillas y disfrazar a Willson de el conejo. Pero ya que no admitirían a las mascotas tendría que pensar en algo pues Jack no estaba seguro de poder ir con ella a la fiesta. Tenía mucho que estudiar para unos exámenes próximos para las entrevistas de algunas universidades que lo querían en su equipo de fútbol americano.


Así que sería el sombrerero versión femenina. Alexia dijo que le ayudaría con su disfraz y Katsumi se encargaría del cabello y el maquillaje pues decía tener una buena dotación de maquillajes de marcas asiáticas en casa. 


En esos días Andrew notó un poco distante a Cosette. Incluso con Katsumi. Pero suponía que solo era esa melancolía que sufren las chicas cuando no ven a sus novios por unos días. 


Una tarde en que estaba haciendo tareas solo pues su novia tenía que salir. Vio a través de su ventana a Jack en su motocicleta para dejarla en la acera y entrar en casa de su novia con Willson saltando a su alrededor. Sabia que vendrían a cenar. 
Al poco rato escuchó la puerta principal de la casa de al lado cerrarse. Un minuto después tenía a Jack ahí en su habitación. Llegó con semblante serio y se tiró a la cama. 


—¿Qué pasó? — Preguntó girando en su silla. 


Jack tardó un momento en responder hasta que se sentó en la cama. 


—¿Siempre tienes abierta la ventana? — Preguntó de pronto.
—¿Qué?
—La ventana. ¿Siempre está abierta?
—No. Bueno sí. Solo cierro la cortina en la mañana claro… ¿Por qué? — respondió mirando instintivamente la ventana.

 

Cosette estaba del otro lado dando vueltas en su cuarto. 


—Por nada — dijo alcanzando la pelota. 
—Sabes — comenzó a decir Andrew con una sonrisa—. Hace unos días. No te enfades sí.
—No — dijo su amigo poniéndole atención.
—No. No creas que pasa todos los días. Es gracioso en realidad. Ser vecino de una chica y tener la típica ventana frente a su habitación. 
—¿Qué? ¿Viste desnudo a Franklin? — Preguntó en son de broma pasándole el balón. 
—Algo así — respondió Andrew mirando la pelota. Jack era su mejor amigo. La confianza entre ellos era algo que siempre deseaba tener—. Supongo que ella iba a salir contigo, no lo sé. Estaba vistiéndose frente a la ventana. 
—¿Ah sí?
—Sí. ¿Puedes creerlo? — siguió hablando sin mirarlo al pasarle el balón de nuevo—. Creo que aún no estaban saliendo. No lo sé. Fue hace unas semanas.
—Seguro que no te lo esperabas.
—No. No me lo esperaba claro. Es decir, la veo todos los días y de repente verla así... Tú debes saber más de eso. Yo solo diré: Encajes blancos — admitió con una sonrisa y un leve rubor en el rostro. No solían compartir esos detalles sobre sus novias pero por alguna razón Andrew necesitaba soltar aquel secreto.
—Debió ser interesante — dijo atrapando la pelota y devolviéndola con fuerza.
—Sí. Créeme que no lo quise, pero me costó un par de noches no volver a soñar con ella y… Ya sabes. Eso. 




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