Sentí el calor subir a mis mejillas en cuestión de segundos. ¡Qué vergüenza! Mi corazón latía tan rápido que temí que alguien pudiera oírlo. ¿De verdad me acaba de decir hermosa?
“¿Me encontró por ‘personas que tal vez conozcas’? ¿Cómo pudo haber hecho eso? Es un poco raro… Pero… me dijo hermosa.”
Sentí una mezcla de felicidad y nerviosismo, como si el mundo a mi alrededor se hubiera detenido por un momento. No podía dejar de sonreír, aunque un millón de preguntas se golpeaban en mi mente. “¿Será esto el comienzo de algo? ¿Realmente sentía lo mismo que yo?”
Leí el mensaje otra vez y sonreí. ¿Le respondo ahora o espero un poco? No quiero parecer desesperada… pero tampoco quiero que piense que no me interesa. ¡Dios! ¿Por qué un simple mensaje me pone así?
“Muchas gracias, qué dulce y gentil de tu parte enviarme ese hermoso mensaje. Me alegra que te haya gustado mi presentación. Y si estaría bien, si te parecería bien, podemos hablar el lunes antes de la clase de español.”
Mi corazón latía tan rápido como si estuviera escribiendo esas palabras directamente frente a él. ¿Sería este el comienzo de algo realmente especial?
Esa misma noche no pude dormir. Daba miles de vueltas en la cama, deseando que fuera lunes para hablar con él. Estaba más nerviosa que el primer día de clases. Ya no podía esperar más. Finalmente pude dormir, pero al día siguiente, no podía aguantar las ganas de que fuera lunes para verlo y hablar con él. Esos dos días fueron los más largos de mi vida.
Editado: 03.03.2025