El sol ya estaba comenzando a ponerse, pintando el cielo de colores cálidos mientras Valentina y Marcos seguían caminando sin prisa. La conversación había tomado un giro más ligero después de compartir sus miedos, y aunque ya no hablaban de cosas profundas, el silencio entre ellos no era incómodo. Era un silencio cómodo, como si estuvieran disfrutando del momento solo por estar juntos.
De repente, Valentina soltó una risa sin razón, algo que la sorprendió a ella misma.
—¿Qué te pasa? —preguntó Marcos, mirándola curioso.
—Es que... acabo de pensar en lo tontos que somos —dijo entre risas—. O sea, hablamos de nuestras peores pesadillas y luego nos quedamos caminando como si nada, ¿no? Es raro, pero... está bien, me gusta.
Marcos no pudo evitar sonreír también, sintiendo que esa espontaneidad hacía todo mucho más real.
—Ya ves, todo es más fácil cuando estás con alguien que no te juzga. —Él la miró con una sonrisa tímida. Luego, agregó—: A veces, los silencios dicen más que las palabras, ¿no?
Valentina asintió mientras miraba al frente. Le gustaba esa idea. Había algo en esos pequeños silencios compartidos que sentía más profundo que cualquier charla. Pero no podía evitar añadir:
—Eso suena muy filosófico de tu parte. ¿Siempre eres así de profundo?
Marcos soltó una risa.
—No, para nada. Pero si te soy sincero, hoy me siento más... como yo. Más relajado. —Hizo una pausa, buscando algo en qué pensar—. Es raro, porque casi nunca me siento así con alguien.
Valentina sonrió, sintiendo que las palabras de Marcos resonaban en ella. A veces, la gente no necesitaba decir mucho para sentir que estaban en el mismo lugar.
De pronto, algo los hizo reír a ambos al mismo tiempo. No sabían qué era exactamente, pero solo el hecho de estar ahí, en ese momento, sin necesidad de explicarlo, los hacía sentir más conectados.
Marcos miró el reloj en su muñeca, consciente de que la noche se estaba acercando.
—Oye, no quiero que esto termine tan rápido —dijo mientras la miraba con una expresión genuina—. ¿Te gustaría ir a otro lado? Aún tenemos mucho tiempo.
Valentina lo pensó por un segundo, sonriendo.
—Claro, ¿por qué no? Vamos.
Editado: 03.03.2025